La sexta ola del coronavirus, caracterizada por el ingente número de contagios que está ocasionando la variante ómicron del virus, ha golpeado tan fuertemente a Euskadi que está haciendo tambalear a todo el sistema público vasco de salud. El sistema sanitario se aferra como un boxeador a las cuerdas de un ring, trastabillante tras los múltiples tortazos que le ha ocasionado la pandemia durante los dos últimos años, pero sin caer a la lona y aguantando el tipo como puede para sortear la actual coyuntura. Pero la cuestión va más allá del momento actual.
Una crisis sanitaria sin precedentes que ha sacado a la palestra la crisis estructural que padece Osakidetza. Falta de recursos y personal sociosanitario, colapso en la atención médica a los pacientes, saturación de la Atención Primaria, plantillas "agotadas" y "desmotivadas" ante la duradera e ingente carga de trabajo que tienen que afrontar, carencias en la planificación...Una situación que ha llevado a la sociedad, los sindicatos y la oposición parlamentaria a percatarse de las descosturas del sistema público vasco de sanidad y reclamar medidas para su reestructuración.
Los datos indican la tendencia descendente de la covid-19 en el País Vasco, pero todavía el número de los contagios entre la población es alto, la presión hospitalaria notable y, en las últimas semanas, las cifras de personas fallecidas ofrecen datos negativos no vistos desde la primera ola y corregidos al alza por el Departamento de Salud. Por todo ello, la consejera de Salud, Gotzone Sagardui, reitera hasta la saciedad que hay que mantener "la prudencia" ante la dificultad de recuperarse de este último golpe.
El objetivo de recuperar todo lo que la pandemia ha paralizado
Los expertos científicos auguran que la situación no va a aliviar la presión sanitaria en las próximas semanas, ya que el ingente número de contagios que ha experimentado Euskadi se traducirá en un aumento en el número de fallecimientos y en la atención que necesiten por parte de los ambulatorios. El objetivo deseado por todos es poder ir recuperando todo lo que con la pandemia se ha dejado de atender como el seguimiento de las personas con enfermedades crónicas que, como explicaba la portavoz de Satse, Amaia Mayor, en 'Crónica Vasca' acarreará "consecuencias en el empeoramiento de la salud" de muchos colectivos de personas.
En este sentido, la consejera de Salud ha informado que "algunos hospitales principales" de Osakidetza han recuperado "en torno al 80-100 % de actividad quirúrgica" matinal y confía en retomar las operaciones por la tarde si continúa la "buena evolución" de la pandemia. Sagardui explica que la recuperación de las operaciones ha sido posible gracias a la reincorporación de la plantilla tras las vacaciones de Navidad, así como por "las medidas organizativas" que "están permitiendo disponer de más personal para quirófanos" y por el "cambio de tendencia" de la pandemia.
Citas médicas telefónicas a 9 días vista
Conseguir una cita con el médico de cabecera continúa siendo misión imposible en Euskadi. Las presenciales son casi una utopía y las telefónicas se alargan actualmente en el tiempo hasta 9 días para poder hablar por teléfono con el médico de familia, tal y como ha comprobado 'Crónica Vasca'. Los centros de salud recibieron más de un millón de llamadas para resolver dudas acerca de los contagios y situaciones particulares, una avalancha que se sumó a las llamadas relativas a las propias citas médicas.
Dentro de este contexto de total colapso en la Atención Primaria (AP), su responsable en Osakidetza, Susana Martín, se conformaba ante el Parlamento vasco con que actualmente Osakidetza "cogen a la primera seis de cada diez llamadas". El personal administrativo, al igual que el médico, no da abasto ante la ingente carga de trabajo que padecen en los ambulatorios y reconoce la imposibilidad de recoger todas las llamadas. "Entendemos las quejas de las personas, pero es que es imposible conseguirles la cita que requieren", explicaba la portavoz del colectivo AAC Zutik en 'Crónica Vasca'.
Más de cinco días para gestionar las bajas
Otro de los asuntos que ha contribuido a incrementar el peso de la Atención Primaria ha sido la gestión de las bajas laborales. La portavoz del colectivo que aglutina al personal administrativo en la Atención Primaria, Ana Carracedo, explicaba en 'Crónica Vasca' que el formulario telemático no ha logrado su objetivo inicial de aliviar la "sobrecarga de trabajo" que soportan los ambulatorios ni, como alegan los empresarios, agilizar los días de trámite en su gestión.
Un problema que afecta a las empresas, ya que el 60% de las mismas afirmaron tener "problemas añadidos a la hora de tramitar las bajas de sus profesionales". Un contratiempo que hizo que Confebask reclamará la actuación del Gobienro vasco para tratar de agilizar lo máximo posible el proceso administrativo de altas. Un rompecabezas que la administración no logra solucionar y que se está dilatando en el tiempo.
Faltan de recursos y personal
Miles de personas se manifestaron este pasado domingo en las capitales vascas en defensa del sistema sanitario público y para denunciar el colapso de la Atención Primaria en Euskadi. Los sindicatos médicos exponen que la actual crisis sanitaria ha venido a "agravar, aún más", una situación "estructural muy anterior a la pandemia". Denuncian recortes, precariedad laboral y una "flagrante falta de medios, de organización y de planificación" en los últimos años que ha conllevado al actual colapso del sistema sanitario. Las centrales sindicales reclaman "urgentemente" aumentar el presupuesto de Osakidetza hasta la media de la UE (7% del PIB), así como destinar un 25% del mismo a la atención primaria y reforzar "de manera inmediata" las plantillas.
Los ecos de las movilizaciones llegaron hasta el Parlamento vasco y la responsable de Atención Primaria tuvo que reconocer la falta de 200 profesionales en los perfiles adecuados de medicina de familia y pediatría en la Atención Primaria. Concretamente, "156 vacantes de medicina de familia" y 42 del área de pediatría. Unas vacantes difíciles de conseguir ante la falta de médicos con esos perfiles que prefieren dedicarse a otras áreas hospitalarias o deciden irse a otros lugares con mejores condiciones laborales.
En este sentido, Satse reclama "procesos de estabilización" de la plantilla y "acuerdos con las universidades para aumentar las plazas de especialidades" sociosanitarias de cara a abordar "los procesos de jubilación" que se van a producir en los próximos años".
OPE de Osakidetza
Y dentro de este contexto de falta de personal, ya está abierto el proceso para inscribirse en la OPE de Osakidetza 2018-2019 que ofertará 3.535 plazas en total. Hay un primer grupo en el que se ofertan 1.611 plazas para un total de 19 categorías, como son médicos de familia y de pediatría, enfermeros -incluida la especialización en salud laboral y mental-, fisioterapeuta, matrona, diplomado en óptica y optometría, así como en logopedia, terapeuta ocupacional, trabajador social, técnico especialista en anatomía patológica, técnico especialista en audioprótesis y en dietética, en documentación sanitaria, en radiodiagnóstico, en radioterapia o administrativo.
Entre las plazas que se ofertan en este primer grupo, se encuentran las destinadas a reforzar la Atención Primaria, como son las 322 plazas de Medicina de Familia y las 62 de Pediatría. Los exámenes de la primera fase se celebrarán, previsiblemente, entre los meses de mayo y julio, y en una segunda fase, en primavera de 2022, se incluirán todas las categorías restantes.
Osakidetza dispone de 275 millones para afrontar la pandemia
Los presupuestos vascos para este ejercicio tienen para su programa covid un total de 275 millones. Las cuentas públicas dotan este programa con 349 millones de euros, menos que los más de 545 millones del anterior ejercicio, pero manteniendo intactas las dotaciones para Salud, con 185 millones y para Educación con 95 millones de euros, las dos carteras más sensibles a la necesidad de asistencia y de refuerzos de plantilla ante la pandemia. Unas cifras que, además, el acuerdo con EH Bildu ha incrementado en 90 millones en Osakidetza para reforzar la atención primaria.
En definitiva, un total de 275 millones de euros con los que aumentar en Salud determinadas acciones como refuerzos de personal en los centros sanitarios, material de protección, plan de vacunación e inversiones necesarias. Peticiones que han realizado los sindicatos médicos y de enfermería ante la falta de recursos y la necesidad de recuperar personal.
Por lo tanto, el problema a la hora de solucionar las dificultades por las que pasa el sistema vasco de salud no es económico, ya que Osakidetza cuenta con más dinero que en los dos últimos ejercicios. A este contexto, hay que sumar que el Gobierno vasco sólo gastó hasta diciembre pasado el 15% de los 140 millones del fondo covid para imprevistos, así que dinero queda ahí también. Y de cara a este año, el Departamento de Salud cuenta con una partida de 4.352 millones de euros en total, de los cuales 3.601 millones serán para Osakidetza. Un presupuesto para, como expresó Sagardui, "hacer frente a la pandemia, recuperar el normal funcionamiento del sistema sanitario, modernizar las infraestructuras, apostar por la investigación y lograr una salud sin desigualdades, más cercana y al servicio de las personas”.
La oposición reclama tomar "medidas inmediatas"
La oposición parlamentaria reclama al unísono tomar "medidas inmediatas" ante la grave situación que padece el sistema sanitario publico en Euskadi. Las tres formaciones políticas, EH Bildu, PP+Cs y Elkarrekin Podemos-IU coinciden en valorar que la pandemia le ha dado la puntilla al sistema de salud, pero que los problemas vienen derivados de una "mala situación estructural" derivada de la gestión realizada en los últimos años.
La parlamentaria de EH Bildu, Rebeka Ubera, expone en 'Crónica Vasca' que el principal objetivo debe ser "arreglar las carencias estructurales" en Osakidetza y dotar de "estabilidad a la plantilla". Estima necesario ampliar la plantilla en "3.500 puestos", acabar con "la precariedad" y "garantizar unas condiciones dignas de trabajo". Además, plantea "reorganizar y ampliar" la plantilla en la Atención Primaria con el objetivo de reducir la carga asistencial y administrativa que soporta.
Ubera reclama "planificar a medio y largo plazo" para solucionar las carencias actuales y estar preparados ante la posibilidad de una nueva ola de la pandemia. En este sentido, propone crear una estructura propia, integrada en Osakidetza, que se encargue de realizar todas las gestiones relativas a la vacunación, la realización de pruebas PCRs y la gestión de las bajas para aliviar la carga de la Atención Primaria que se ha visto más saturada al tener que encargarse de esos trámites.
La secretaria general del PP en el País Vasco, Laura Garrido, también ve urgente revisar la estrategia de la AP y plantea un plan de choque inminente que haga frente a la falta de recursos de personal en la enfermería y médicos en los ambulatorios. Garrido opta por "quitar labor burocrática" al personal sanitario para que pueda centrarse en su trabajo médico. Con ello, se podrían recuperar las cirugías pospuestas, así como la atención y el seguimiento a los pacientes crónicos.
Garrido cuestiona la gestión realizada en Osakidetza al "no entender" cómo siendo una de las comunidades que más destina en gasto social por habitante, éste "no redunda en la eficacia d elos recursos públicos". Además, "ante el problema generalizado de falta de personal" sociosanitario, cree que "no es atractivo" pedir como requisito el euskera a las personas que pueden venir de fuera.
Por su parte, el parlamentario de Elkarrekin Podemos-IU, Jon Hernández, formula realizar "un esfuerzo presupuestario mayor" al realizado hasta el momento. Su formación ha presentado una proposición de ley (PL)ante el Parlamento vasco para "desequilibrar la balance a favor de la AP" y evitar que el grueso de los recursos se destinen a la "Atención hospitalaria y sus especialidades". El proyecto plantea "una mayor prevención en el ámbito sanitario, educativo y social e incrementa el número de profesionales de la salud mental".
La PL hace hincapié en que la pandemia ha agudizado los problemas de salud mental y plantea aumentar el número del personal de este área en un plazo de cuatro años, entre otros aspectos. A la hora de tomar medidas inmediatas, Hernández insta a Salud a "hablar con los sindicatos que llevan muchos años planteando mejoras y propuestas" para el sistema sanitario.