Los problemas derivados de la pandemia no son el único quebradero de cabeza para el sector hostelero a la hora de intentar levantar su precaria situación económica. El aumento del precio de la luz está provocando un incremento considerable de los costes de producción que tienen que afrontar pequeños negocios como bares, restaurantes y panaderías y que repercuten, directamente, sobre los bolsillos de los consumidores.
El café es uno de los productos que más se ha incrementado en el último año. Su precio en la hostelería ha subido en torno al 20%, de 1,30 a 1,50 euros. Fuentes de 'Cafés la Brasileña' relatan a 'Crónica Vasca' que la merma de las cosechas en Sudamérica hace que "aumente la demanda y baje la oferta" con lo que se "incrementa su precio en bolsa" y deriva que su coste se dispare. Esto, ligado a los problemas de transporte y la subida del precio de los contenedores de "3.000 a 8.000 euros" conlleva que el precio del café se haya incrementado en un 66%. "Depende del tipo y la variedad, pero el coste del kilo ha aumentado de 1,50 a 2,50 euros".
Un incremento que "va más allá de las consecuencias derivadas de la pandemia" y que requiere de "un mayor esfuerzo y pedagogía con el cliente", ya que las subidas van más allá de propio IPC. Es la consecuencia de la crisis de abastecimiento que afecta a todo el mundo y provoca grandes cuellos de botella debido a los problemas en el transporte que retrasan los cargamentos de productos básicos. A ello, se suman los apuros de la industria en Brasil y Colombia, principales productores de café a nivel mundial. Brasil padece los efectos de una de las mayores sequías en los últimos años que ha mermado al sector considerablemente, mientras que las protestas contra el Gobierno colombiano paralizaron las exportaciones, lo que ha hecho subir aún más su precio en el mercado.
Al aumento de los costes de transporte se suma, sobretodo, el precio del cereal (trigo y cebada) que conlleva el aumento en los gastos de producción de las bebidas alcohólicas como la cerveza. El grupo cervecero Heineken, propietario de Cruzcampo, Amstel, Heineken, El Águila y Guinnes, ha anunciado una subida de precios que afecta a 150.000 clientes y que puede provocar un efecto bola de nieve que haga que otras compañías actúen de forma similar. Una pequeña distribuidora vizcaína señala resignada que "las marcas suben los precios, nosotros compramos más caro y, por tanto, lo vendemos al sector también más caro".
El pan es otro de los productos que no es ajeno a la escalada de precios. Su coste final de cara al consumidor ya ha subido y, previsiblemente, aumentará más en los próximos meses. Detrás de esta subida está el aumento del precio de la luz y de las materias primas que ya ha ocasionado que las barras cuesten "10 céntimos" más que hace apenas unas semanas.
Fuentes de la Panificadora La Vitoriana explican a 'Crónica Vasca' que pagan "tres veces más" de factura en su obrador. "El precio de la luz se ha incrementado un 300%, una auténtica salvajada", a la que se añade el incremento de la materias primas. Así, exponen que el precio de "la harina ha subido un 40%" y el de la "mantequilla un 20%" por lo que "el coste final ha ascendido un 7%".
"Un suma y sigue que nos ahoga aún más"
Unas subidas que hacen temblar aún más a los pequeños comerciantes y establecimientos hosteleros. "A la crisis desatada por la pandemia se une la subida de muchos de los productos de consumo diario en el bar", apuntas voces del sector hostelero. Unos incrementos que "van más allá del IPC" y suponen "un suma y sigue que nos ahoga aún más". "Han subido muchos artículos. No sólo el café y las bebidas alcohólicas, también las verduras y el pescado y, claro, revierte en un mayor gasto para el restaurante y también en el precio que paga el cliente", relata.
Además de afectar al bolsillo del negocio y al del contribuyente, también sale damnificada la relación con los clientes. "Hay personas que creen que subimos los precios para intentar sacar tajada y recuperar un poco de todo lo perdido por la covid, cuando la realidad es que nos vemos obligados a subir los precios porque nos los cobran más caros y hay gente que lo entiende", se queja el propietario de un bar del casco viejo vitoriano.
En este caso, explica que el café lo está cobrando a 1,50 cuando antes era 1,20 euros. Ha subido el botellín de cerveza de 2 a 2,20 y la caña hasta los 2,50. "Algo tenemos que hacer. Si pagamos más por los productos hay que cobrar más al cliente. No tenemos más remedio", apunta.