Con la tercera dosis abierta a todos los grupos de edad prácticamente a comienzos de año, Osakidetza ha tenido que afrontar una nueva campaña de vacunación contra la COVID-19. Una pandemia que, pese a que la emergencia sanitaria está ya desactivada, el Gobierno vasco no da por terminada. De hecho, ante el debate abierto en el Consejo Interterritorial este miércoles, Euskadi ha considerado prematuro empezar a eliminar la mascarilla de los interiores.

Sin embargo, el escenario tampoco parece que vaya a cambiar en exceso tras el paso de la variante omicron y la durísima sexta ola que asoló al País Vasco en Navidad. La vacunación de la tercera dosis parece haber dejado de ser una urgencia para una sociedad que apenas está yendo a inocularse las vacunas de refuerzo. De hecho sigue pendiente superar el 90% de vacunación en todas las franjas de edad, con los vascos de entre 20 y 40 años aún rondando el 85% de población con pauta completa.

Eso en lo que se refiere a quienes no están pidiendo cita para recibir su dosis contra el coronavirus. Sin embargo, la situación entre quienes solicitan a Osakidetza recibir el pinchazo de refuerzo tampoco están acudiendo. Según ha revelado el Departamento de Salud en una respuesta remitida al Parlamento vasco a petición de la diputada popular Laura Garrido, el 10% de los vascos no están acudiendo a las citas que habían concertado para recibir la tercera dosis. Ese 10% excluye, según explica la consejera Sagardui en ese escrito, a quienes reservan cita pero no reúnen los requisitos para recibir los pinchazos por no haber pasado el tiempo suficiente después de su infección, un problema que también reconoce Osakidetza que está sufriendo con más frecuencia tras la última onda pandémica.

Ese problema, sin embargo, apenas está teniendo consecuencias en forma de dosis desperdiciadas según el Departamento de Salud. El documento firmado por Sagardui señala que las ampliaciones en cuanto a las fechas de caducidad y la mayor flexibilidad en la conservación de las vacunas han facilitado que no se desperdicien unos viales que ahora pueden aguantar refrigeradas cuatro semanas. Aun así, Osakidetza está trabajando para ajustar los viales y las dosis al número de personas que acuden.