El 25% de las consultas de Atención Primaria son por trastornos mentales, una de cada cuatro. Así lo ha expuesto este jueves la Sociedad Española de Medicina de Familia (SEMG) en su XXVIII congreso que se celebra en Bilbao. El responsable del Grupo de trabajo de salud mental, Antonio Torres, ha subrayado que el suicidio es un problema grave de salud pública "que no se puede banalizar, ni desdramatizar porque cada persona con un trastorno mental serio tiene riesgo real de suicidio". Y es que los datos son estremecedores: 4.000 personas se suicidan cada año en España, pero hay muchas más enmascaradas en accidentes de tráfico inexplicables o ancianos que dejan de tomar la medicación.
Han explica que esta ideación de quitarse la vida hay que detectarla a tiempo y el primer sitio para ello es la Atención Primaria, donde una de cada cuatro consultas es por un tema de salud mental, y es especialmente llamativa el aumento de los pacientes adolescentes y jóvenes hasta 25 años. Muchos de sus consultas tienen también relación con los trastornos de la alimentación. Lo que sí ha constatado Torres es que el tiempo es vital para detectar la conducta suicida y a la población más vulnerable por lo que los 5-7 minutos de los que dispone el médico de familia en la consulta de Atención Primaria son claramente insuficientes.
Los jóvenes alzan la voz y reclaman "mejor y mayor" atención
Precisamente, este mismo jueves, han sido los jóvenes vitorianos los que han alzado la voz para demandar más atención pública a su salud mental. Aseguran que echan en falta una mejor y mayor atención de "calidad, gratuita y sin esperas tan largas entre sesión y sesión" tras reconocer un 41% de ellos que se ha sentido emocionalmente mal durante la pandemia. Esta es una de las principales conclusiones del estudio "Estado de la Salud Mental en la población joven de Vitoria-Gasteiz" impulsado por el Ayuntamiento.
Coinciden en que la pandemia y las restricciones han generado o agravado sus problemas de salud mental, y la mayoría de los consultados manifiesta haber sentido bastantes veces durante 2021 preocupación y estrés, así como "tristeza, soledad, miedo, culpa y aislamiento". Además, también lamentan haberse visto señalados por campañas y noticias en las que consideran que se ha proyectado una imagen de irresponsabilidad y de falta de empatía. El consumo de tranquilizantes, somníferos y antidepresivos también ha aumentado y preocupa que el 14% los tomara sin receta médica.
Sin una asistencia psicológica pública suficiente
Y mientras todos estos trastornos mentales crecen, la atención disponible para tratarlos sigue siendo completamente insuficiente. Y la pandemia ha agudizado esta situación. Lograr una consulta en la Red de Salud Mental de Álava supone entrar en una lista de espera de más de 38 días, más de un mes. Y en total hay más de 850 personas en esta situación. Unos datos preocupantes y que, sin embargo, distan mucho de la realidad que se vive en Bizkaia o Gipuzkoa, donde las demoras son de 1,33 días y 2,88 respectivamente. Así, la listas de espera para conseguir una cita en Álava es 30 veces superior a la del territorio vizcaíno o guipuzcoano.
En total hay más de 3.100 vascos esperando para ser atendidos en la Red de Salud Mental. Una red que no dispone de los profesionales suficientes como para atender a todos los pacientes. Actualmente Osakidetza sólo dispone de 157 psicólogos en toda su red asistencial: apenas hay siete psicólogos en el sistema público por cada 100.000 habitantes. En el conjunto de Europa hay un psicólogo por cada 5.500 habitantes y en países como Finlandia la presencia de psicólogos por habitante multiplica por diez la del País Vasco. Para cumplir con los estándares europeos, Euskadi necesitaría 395 profesionales, 238 más que los que tiene actualmente. Osakidetza ahora mismo sólo dispone del 40% de los psicólogos con respecto a lo que dicta la media europea.
Polémicas intenciones del Gobierno vasco
En paralelo a toda esta situación, llegan unas declaraciones de la consejera Gotzone Sagardui en las que habla de que la escasez de facultativos de familia, se traducirán en un "horizonte de mayor movilidad de la población para recibir atención". Esto es que "habrá que desplazarse más" para ser visto por el doctor de Primaria, algo que Sagardui considera que no debería suponer un problema en una comunidad como Euskadi. Sagardui ha explicado que Osakidetza está en estos momentos ante el "reto de trasladar a la ciudadanía que estamos ante un cambio cultural de usos y costumbres con nuestros recursos sanitarios y habrá que desplazarse con más frecuencia para determinados procesos".
Esto ha despertado la crítica frontal de toda la oposición en bloque ha censurado esta plan de Osakidetza, criticando la "falta de planificación" del Ejecutivo y acusándolo de ocultar un "desmantelamiento" del servicio público que camina hacia el "modelo Ayuso". Con toda esta polémica, la consejera se ha visto obligada a recular y ha asegurado que no se trata de un plan inmediato sino "en un plazo que pueden ser 10 años".
El Colegios de Médicos del País Vasco también se ha pronunciado y ha abogado por terminar con la precariedad y la temporalidad de los médicos en Atención Primaria en Osakidetza y "revisar la exigencia" del euskera para que puedan cubrir esas vacantes personas de otros lugares. En una nota, esa organización profesional ha respondido a la consejera de Salud, Gotzone Sagardui, que "el problema de la falta de profesionales no radica ni en la 'mala planificación docente', sino en una prolongada y sistemática falta de previsión de las y los responsables sanitarios", de la que habían advertido hace años.