Los jóvenes afrontan grandes dificultades para acceder al mercado laboral. Aún más difícil lo tienen aquellos que tienen una discapacidad. Así lo constata el informe 'Jóvenes con discapacidad, motor del futuro' difundido por la Fundación Adecco con la colaboración de Wärtsilä. En esta octava edición, han realizado una comparativa entre las personas menores de 30 años con certificado de discapacidad y aquellas que no la tienen para detectar dificultades en el ámbito laboral en función de una encuesta realizada a 800 jóvenes, de los cuales 120 son de Euskadi y el 50% con discapacidad.
A pesar de que el pasado año en Euskadi aumentó un 2% respecto a 2021 la contratación de personas con discapacidad hasta alcanzar las 8.296 personas, el estudio advierte de las "sombras existentes" y los "complejos desafíos" a los que todavía se enfrentan estos jóvenes. Algunas de las principales razones que frenan su acceso a un trabajo son la menor formación y experiencia o mayor desconfianza laboral. Por ejemplo, los jóvenes con discapacidad en Euskadi tardan de media 24 meses en encontrar empleo, mientras que la media para el resto de personas de su misma generación es de ocho meses. "La cronificación del desempleo entre los jóvenes con discapacidad puede menguar sus expectativas profesionales, impactando en su autoestima y llegando a ocasionar el abandono de la búsqueda de trabajo", explica el director general de la Fundación Adecco, Francisco Mesonero.
A diferencia de generaciones anteriores, entre las que imperaba una cultura muy arraigada de protección social que les abocaba al subsidio o prestación, actualmente, los jóvenes con discapacidad tienen el factor trabajo plenamente integrado en su propósito vital y, de hecho, el 76% tiene aspiraciones profesionales concretas mientras que el 24% cree que lo importante es trabajar y le da igual en qué. Este porcentaje es bastante similar al recogido para el resto de los jóvenes (80%). En la misma línea, un 82% de los jóvenes con discapacidad desea encontrar empleo en el mercado abierto, en empresas ordinarias —entornos no protegidos—, donde puedan relacionarse con profesionales con y sin discapacidad, trabajando en equipo en los mismos espacios y proyectos.
El nivel de estudios de los jóvenes con discapacidad es inferior al general. Si bien un 15,4% de la población menor de 25 años tiene estudios universitarios, esta proporción es tres veces inferior entre las personas con discapacidad (4,6%). De igual modo, las personas con estudios primarios o básicos representan un 35,2% entre los jóvenes con discapacidad y se reducen al 3,4% para el resto de la población, según fuentes oficiales. Esto pone sobre la mesa las grandes dificultades de los jóvenes con discapacidad para acceder a un mercado laboral eminentemente competitivo. "Urge apostar por itinerarios formativos inclusivos, eliminando las barreras que dificultan la participación y el aprendizaje de los jóvenes con discapacidad en ámbitos como la FP y la Universidad, y posibilitando que desarrollen al máximo su potencial y capacidades, más allá de la formación obligatoria", indica Mesonero.
Discriminación
Las dificultades para encontrar un empleo se agravan entre los jóvenes con discapacidad, ya que tienen que cargar con prejuicios y estereotipos que complican aún más el proceso de inclusión. En este sentido, nueve de cada diez jóvenes con discapacidad reconocen haber sentido, en alguna ocasión, discriminación en la búsqueda de empleo, tanto por su condición de joven como por su discapacidad.
Esta situación se agudiza entre las mujeres jóvenes con discapacidad, pues se observa una tendencia al desempleo de larga duración entre las jóvenes con discapacidad, que tardan de media 30 meses en encontrar trabajo, una cifra que se reduce a los 21 meses en el caso de los hombres. "La mujer joven con discapacidad está expuesta a una triple discriminación en el ámbito laboral debido a la persistencia de estereotipos de género, discapacidad y edad, que merman exponencialmente sus oportunidades de desarrollo profesional", señala Begoña Bravo, responsable del plan de inclusión de la Fundación Adecco.
Todo ello, repercute también en sus expectativas profesionales y un buen ejemplo de ello es el salario. La mitad de los encuestados aspira a un empleo con una remuneración inferior a 13.000 euros anuales; seguidos de un 39% que busca un trabajo con un sueldo entre 13.000 y 20.000 euros al año. Muy por detrás, un 6,7% de los jóvenes con discapacidad espera conseguir un trabajo con un salario entre 20.000 y 25.000 euros anuales, mientras que un 2,7% aspira a una remuneración entre 25.000 y 30.000 euros. Por último, solo un 1,4% de los jóvenes con discapacidad cree que puede conseguir unos ingresos superiores a 30.000 euros.