Existen chefs muy populares en España con una, dos, tres o hasta 13 Estrellas Michelin, aunque hay uno al que se la quitaron pero que ha seguido ganándose a su público. En Euskadi o en España, da igual, Karlos Arguiñano es muy conocido y querido en el Estado. Querido por lo que hace por su audiencia, que no es poco: adaptarse a ella ofreciendo las recetas más sencillas económicas, con productos que perfectamente uno puede sacar de su nevera; por su gracia y su salero.
El vasco comenzó sus andaduras en el mundo gastronómico en los hoteles donostiarras de María Cristina y Londres para luego acabar en el programa diario El menú de cada día, de TVE en 1991, entre otros. Así ha seguido hasta ahora, frente a las cámaras, ofreciendo los mejores chistes, trucos y recetas en su programa Cocina abierta de Antena 3.
Esta vez no ha salido como lo solemos ver, tan divertido y hablándonos directamente a nosotros. En esta ocasión ha sido entrevistado en el programa de Y ahora Sonsoles, de Sonsoles Ónega, de Antena 3, donde ha explicado sus comienzos e, incluso, lo que no se ve detrás de las cámaras.
Sin estrella pero sin dejar de apostar
Arguiñano explicó lo que hace cuando algunos de los platos no salen según espera. "Yo estoy haciendo un programa de televisión y, si algún día algo me queda muy feo, lo repito", señala. Apunta que un fallo se lo permite, pero que, pese a ello, él no puede presentarlo. "Yo estoy enseñando a la gente cómo hacer las cosas, entonces como sé que ha sido un error mío digo: 'Esto cortamos de aquí, volvemos para atrás y sacamos otro medio kilo de lentejas'".
También ha destacado alguna curiosidad, como el motivo por el que perdió la Estrella Michelin que le concedieron a su restaurante, con su mismo nombre, en 1982 y que tuvo durante 16 años hasta que se la quitaron en 1998. Lo recuerda como si fuera ayer, como un momento agridulce. El vasco siempre comenta que se la quitaron cuando comenzó en la televisión.
Al ser preguntado por los motivos, en el programa de Ónega, responde que fue por envidia. "La envidia es muy mala. A todos los que tengan estrellas, que tengo muchos amigos, les felicito porque son unos campeones. España está en la cumbre de los grandes cocineros del mundo", ha señalado.
El restaurante de Karlos Arguiñano: sin estrella
Se escuchan las olas del mar desde fuera. El Hotel Restaurante Karlos Arguiñano de cuatro estrellas, pero sin su Estrella Michelin, se ubica en Zarautz (Gipuzkoa) cerca de la playa y se encuentra en el antiguo palacio Villa Aiala, del siglo XX. Abrió sus puertas en 1979, pero no ganó tanta fama hasta que Karlos y su mujer, Luisi, lo convirtieron en hotel. Ahora se centra en recibir cientos de clientes al año.
[El tradicional plato de Joseba que emocionó a Karlos Arguiñano: una herencia de padre a hijo]
Los comensales se encuentran de todo dentro, es una sorpresa: desde los hijos de Arguiñano, que reciben a los clientes, hasta una pastelería, cafetería con pintxos y una gastronomía vasca y española servida en las mesas del comedor, tradicional y sencilla, la calidad y el buen precio. Todo es posible.
Pero los más fans van, sobre todo, a comer (y a ver si pillan a Arguiñano pululando por el restaurante). Y es que el local sirve un menú degustación delicioso compuesto por una ensalada de salmón ahumado y mousse de anchoa, huevo a baja temperatura, patata trufada y setas; bacalao con salsa de ajoarriero y pastel de espinacas; costillar Euskal Txerri con su salsa y boniato; y bizcocho esponjoso, mango maracuyá y almendras garrapiñadas.
En su extensa carta, con platos a partir de 15 euros, destacan la terrina de Foie-Gras con salsa de manzana, la ensalada de txangurro con aguacate y vinagreta de algas, el rodaballo con salsa de vermouth y su brandada, el magret de pato con salsa de Hoisin y fresas, el arroz caldoso de mariscos o la merluza con salsa teriyaki de mango y verduras salteadas, entre otros.
Como no, para el toque final no pueden faltar los postres de Eva Arguiñano, como La Copa de Eva, tarta de chocolate con natillas, tarta de queso al horno, torrija de brioche casero con crema quemada, pantxineta rellena de crema, sorbete de limón al txakoli, la sopa fría de frutas con canela, el canutillo de dulce de leche y helado de vainilla y la tarta de Maracuya y chocolate blanco.