En las últimas horas, la aparición de algunos plásticos en las costas de Bizkaia ha aumentado la atención sobre la llegada a las playas de Euskadi de los pellets desprendidos del Tocano, el buque de carga que perdió 26.250 kilos de residuos de plástico en las costas portuguesas el pasado 8 de diciembre y cuyos restos, según había previsto este martes el centro científico y tecnológico Azti, no llegarían al País Vasco durante esta semana.
Así, tanto el Gobierno vasco como el Ejecutivo central han comenzado ya a tomar medidas para evitar, dentro de lo posible, que estos pellets acaben llegando en grandes cantidades a las costas de Gipuzkoa y Bizkaia. Entre ellas, el despliegue de 60 guardas de Medio Ambiente y trabajadores de Limpieza y de la entidad foral Basalan en Bizkaia para vigilar la llegada de estos plásticos y actuar para su recogida antes de que alcancen las playas. De hecho, según explicó este martes la consejera de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente, Arantxa Tapia, el objetivo del Gobierno era poder recoger la mayor cantidad de residuos posible en altamar.
Una decisión tomada por la Diputación Foral de Bizkaia, en concreto por la encargada de Medio Natural y Agricultura, Arantza Atutxa, después de que se encontraran algunos restos en las playas de La Arena, en Sopela y Gorrondatxe, los cuales han sido trasladados a Azti para su posterior análisis y para determinar si estos pertenecen al vertido del Tocano o son casos sin relación como los que habitualmente se pueden ver Euskadi. Estos se suman a los que en la tarde del martes ya se encontraron en el arenal de la plaza de Muskiz, los cuales está investigando el instituto Azti en los laboratorios de Derio, para confirmar si estas muestras son parte del vertido del Toconao.
Además de los cerca de 60 trabajadores de las diferentes instituciones vascas, el Ejecutivo autonómico y las Diputaciones de Bizkaia y Gipuzkoa también cuentan con la ayuda de decenas de voluntarios para ayudar en las labores de limpieza a los que se les ha pedido no actuar de manera individual, sino en coordinación con entidades como Sare Berdeak y Bizkaia Gara. De hecho, según ha señalado Atutxa en una rueda de prensa, “la afluencia masiva de gente” podría generar “un problema mayor” puesto que se trata de unos pellets “muy pequeñitos y es fácil pisarlos y enterrarlos en la arena”.
Apoyo del Gobierno central
También desde el Ejecutivo central han optado por tomar cartas en el asunto. Así, el delegado del Gobierno en Euskadi, Denis Itxaso, se ha reunido este miércoles de forma telemática con diversos responsables de la gestión del mar y la costa para poner en común la actual situación y la posible llegada de pellets a las costas de Euskadi.
En este encuentro, donde han participado responsables de Salvamento Marítimo, de los puertos de Bilbao y Pasajes, de las diputaciones de Bizkaia y Gipuzkoa, de Emergencias del Gobierno vasco, la Aemet y del Ministerio de Transición Ecológica, se ha analizado una guía elaborada por la Organización Marítima Internacional (IMO) dependiente de la ONU en la que se indica que con este tipo de vertidos se ha demostrado que su retirada en el mar no es la medida más efectiva. Especialmente por su reducido tamaño.
Algo que choca con las intenciones transmitidas este martes por la consejera Tapia. Además, la guía sobre la que ha trabado Itxaso indica que la limpieza de estos pellets una vez hayan alcanzado la costa, podría llevar meses e incluso años, aunque avisa de que es “prácticamente imposible” eliminarlos por completo.