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Mutriku, situado en la costa de Gipuzkoa, es un encantador pueblo pesquero que combina historia, naturaleza y tradición. Este lugar es conocido por su belleza costera, con acantilados escarpados que abrazan el mar Cantábrico y sus calles empedradas que parecen narrar siglos de vivencias.

El municipio se distingue por sus pintorescas casas de colores, su puerto lleno de vida y sus playas de arena fina, como Saturraran o Alkolea. Además de su encanto natural, Mutriku es también hogar de una riqueza arquitectónica e histórica que pocos lugares pueden igualar.

Uno de los acontecimientos más devastadores fue el gran incendio de 1543, que destruyó gran parte de la villa, pero paradójicamente, fue este hecho el que resaltó aún más uno de sus tesoros arquitectónicos más antiguos y valiosos: la Torre de Berriatua.

La Torre de Berriatua: superviviente de la historia

La Torre de Berriatua, también conocida como Sulengua, es una de las edificaciones más antiguas y emblemáticas de Mutriku y de toda Gipuzkoa. Su nombre "Sulengua", que significa "anterior al fuego" en euskera, no podría ser más adecuado.

Esta torre es una de las pocas construcciones que sobrevivieron al devastador incendio de 1543, lo que la convierte en un símbolo de resistencia y permanencia frente a la adversidad.

De origen medieval, la torre está situada en el barrio de Berriatua, y su estructura ha desafiado los siglos, permaneciendo en pie como testimonio de un pasado glorioso.

Torre de Berriatua, Mutriku / Antxon Aguirre Sorondo (eusko-ikaskuntza)

Construida en sillería de arenisca con características góticas y renacentistas, según recoge Turismo Euskadi. Además, posee ventanas geminadas y conopiales, además de arcos apuntados y cuenta con una entrada en la que se puede ver una interesante decoración geométrica. Está considerada la casa-torre medieval más alta de las conservadas en Gipuzkoa.

Sin embargo, más allá de su función defensiva, la torre también ha servido como residencia familiar durante generaciones, lo que le ha dado un carácter más humano y cercano a la vida diaria de los mutrikuarras. De hecho, según recoge Turismo Euskadi, actualmente, es una vivienda privada. 

Un testigo silencioso de la evolución de Mutriku

La longevidad de la Torre de Berriatua no es solo un reflejo de su resistencia física, sino también de su capacidad para adaptarse a los cambios que Mutriku ha experimentado a lo largo de los siglos.

En el siglo XVI, cuando gran parte del casco antiguo fue reducido a cenizas por el incendio, la torre se mantuvo en pie, lo que permitió que siguiera siendo un punto de referencia para la reconstrucción de la villa.

La supervivencia de la Torre de Berriatua fue vista como un símbolo de esperanza para los habitantes de Mutriku en un momento de gran desesperación.

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