La Navidad es una época mágica llena de momentos únicos. Desde comidas y cenas hasta la realización de actividades como las visita de mercadillos y de las exposiciones de belenes o cantar villancicos tradicionales con la familia. Esta última actividad es algo que se ha mantenido hasta hoy día y que no deja de ser preciosa.
Cantar villancicos supone un momento inolvidable, ya que estos guardan una magia especial que envuelve los sentidos. Desde el primer acorde, estos abren una puerta a un mundo lleno de calidez y luminosidad. Sus melodías sencillas y sus hermosas letras nos invitan a recordar la alegría en nuestra infancia, lugares concretos o momentos únicos.
El villancico en euskera desconocido en el resto España
Los villancicos nos transportan a la ternura, al amor, a la paz y a la promesa de un nuevo comienzo. Lo más importante es que estos son capaces de unir a los seres queridos haciendo que todos canten juntos y compartan sonrisas y momentos únicos.
En España, los villancicos más populares son Noche de paz; Campanas de Navidad; Navidad, Navidad o Te deseamos una feliz Navidad. Se cree que existen solo unos cuantos, pero en realidad se estima que hay muchos más. No se cantan los mismos en cada Comunidad Autónoma. En Euskadi, por ejemplo, se canta uno que no conocen en el resto del país.
Este es el de Hator hator. Dice así: hator, hator, mutil, etxera, gaztainak ximelak jatera, gabon gaua, ospatutzeko, aitaren ta amaren ondoan. Ikusiko dok aita barrezka, ama ere poz atseginez. Eragiok mutil, aurreko danbolin horri, gaztainak erre artean, gaztainak erre artean, txipli, txapla, pun! Gabon gaua pozik igaro daigun."
¿Quién, durante su infancia, nunca ha cantado este maravilloso villancico en el colegio o en las ikastolas? Los niños y profesores se visten con el traje tradicional y cantan a la vez. Es un momento único que se recuerda con mucha felicidad y una tradición que sigue en pie hoy día en los centros escolares vascos.
Este villancico típico vasco, uno de los más famosos, nació por etapas, según el diario Noticias de Gipuzkoa en su artículo "Hator, mutil, etxera", por Jose Ignacio Ansorena. "Los hermanos Antonio y Juan Cruz De la Fuente, Los Plateros de Durango, pusieron el arranque al crear, a finales del XVIII, sus Gaboneko kantak, que se hicieron muy conocidas. Estos excelentes artistas fueron, además de plateros, dantzaris, bertsolaris y Juan Cruz, txistulari".
"La cultura popular las retuvo y, cien años más tarde, el también durangués Bartolomé de Ercilla las transcribió y publicó", añade. Sin embargo, fue a principios del siglo XX cuando ya no se volvieron tan conocidas, por lo que el sacerdote Resurrección María de Azkue tomó "una versión a dos informantes de Ochandiano" y corrigió el lenguaje.
Su amigo, Jesús Guridi, publicó en 1920 la adaptación para piano y voz y, un poco más tarde, para coro. "Por medio de esta última se extendió y quedó impresa en la memoria musical de toda Euskal Herria".