El estreno de 'Joy' retoma el debate sobre el papel transformador de la reproducción asistida en la sostenibilidad de la sociedad

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El estreno de 'Joy' retoma el debate sobre el papel transformador de la reproducción asistida en la sostenibilidad de la sociedad

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El estreno de Joy en Netflix, película que pone el foco en la historia del equipo de Robert Edwards y Patrick Steptoe, recuerda cómo un pequeño grupo de visionarios cambió para siempre el destino de millones de personas. Algunas entidades apuntan que con el nacimiento de Louise Brown en 1978, el primer bebé concebido mediante Fecundación In Vitro (FIV), se inició una revolución que no solo permitió hacer realidad los sueños de muchas familias, sino que también sentó las bases para el avance y la innovación en medicina reproductiva.

A más de cuatro décadas de aquel hito, hay quienes consideran que su legado no solo ha permitido mejorar las tasas de fertilidad, sino también mitigar los efectos de un "invierno demográfico" cada vez más real que amenaza a sociedades como la española. Las cifras sobre natalidad en España dibujan un panorama que algunos expertos consideran preocupante.

El doctor Juan José Espinós, presidente de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF), explica que “tenemos la peor tasa de fecundidad y natalidad de Europa, y solo nos gana Malta". La tasa de nacimientos continúa cayendo, alcanzando mínimos históricos, lo que puede poner en riesgo la sostenibilidad demográfica y económica del país.

Según datos de la Sociedad Española de Fertilidad, el 12% de los nacimientos en España en 2022 fueron fruto de técnicas de reproducción asistida, lo que subraya el papel que está teniendo la innovación en medicina reproductiva para mitigar las consecuencias de esta situación.

En 2022, España registró 39.500 nacimientos, 1.000 menos que el año anterior, según informes de la SEF y del Ministerio de Sanidad. Un descenso que refleja una tendencia marcada por el retraso en la edad media de las madres al tener su primer hijo, que se sitúa en los 32,6 años. Factores económicos, laborales y sociales explican esta demora, que ha llevado a un aumento del 38% en el número de nacimientos de mujeres mayores de 40 años en la última década, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).

La disminución de nacimientos, combinada con el envejecimiento de la población, genera una presión creciente sobre el sistema de pensiones, la sostenibilidad del mercado laboral y las prestaciones sociales. En este contexto, algunas opiniones indican que las técnicas de reproducción asistida, iniciadas por Edwards, se han convertido en un pilar fundamental no solo para las familias que desean tener hijos, sino también para el futuro demográfico del país.

Según Nicolás Naranjo, CEO de IVI RMA para Iberia y Latinoamérica, “el invierno demográfico ya no es un concepto sociológico, sino una realidad social. La medicina reproductiva se ha convertido en una herramienta vital, no solo para cumplir los sueños de quienes desean formar una familia, sino también para la estabilidad demográfica del país".

Considera que, de no ser por los avances en este campo, los datos de natalidad serían aún más alarmantes. La innovación en técnicas de preservación de la fertilidad, como la vitrificación de óvulos, ha permitido a muchas mujeres retrasar la maternidad sin renunciar a sus proyectos. Permitiendo, además, que los beneficios de la reproducción asistida tengan también un impacto económico significativo; según estimaciones del sector, cada nacimiento gracias a estas técnicas supone una contribución a largo plazo al mercado laboral y al sistema de pensiones, amortiguando las consecuencias económicas del envejecimiento poblacional.

Estas entidades apuntan que el descenso de la natalidad no es solo un problema demográfico, sino también económico, ya que en una sociedad donde cada vez hay más personas jubiladas y menos población activa, la capacidad de sostener el sistema de pensiones se ve seriamente comprometida, según alertan. A este panorama suman las dificultades para garantizar una adecuada atención sanitaria y social a una población envejecida.

Señalan que una fuerza laboral reducida limita la capacidad de innovación y crecimiento económico, dificultando la adaptación a los desafíos globales. En este contexto, insisten en que invertir en innovación en reproducción asistida se convierte en una estrategia clave no solo para revertir la caída de los nacimientos, sino también para fortalecer la economía.

“La realidad es aplastante: la natalidad cae, la sociedad evoluciona y exige adaptaciones. Creemos que los esfuerzos serán más efectivos en tres áreas: reforzar la educación sobre la pérdida de fertilidad desde la atención primaria, fomentar la preservación de óvulos y desestigmatizar la reproducción asistida, del mismo modo que se ha avanzado en salud mental”, concluye Naranjo.

Añade que España puede revertir la tendencia y afrontar con garantías los retos de una sociedad en constante evolución porque “el futuro de la sociedad está íntimamente ligado a nuestra capacidad de adaptarnos y responder con audacia a los desafíos demográficos".