Esta es la isla francesa que tiene la bandera de Euskadi: cerca de Canadá y no pertenece a la Unión Europea
- Este símbolo vasco se encuentra allí debido a la fuerte influencia cultural que dejaron los primeros colonos vascos
- La palabra que utilizan los vascos para referirse a los abuelos: suena hermosa y debería usarla el resto de España
La ikurriña, símbolo indiscutible del País Vasco, no se encuentra únicamente en las tierras vascas de España y Francia. Sorprendentemente, a miles de kilómetros de su lugar de origen, ondea en un rincón inesperado del Atlántico Norte: un archipiélago francés cercano a las costas canadienses.
Este peculiar fenómeno histórico y cultural es el resultado de la conexión entre los pescadores vascos y las tierras de ultramar, un vínculo que persiste hasta el día de hoy.
San Pedro y Miquelón: un rincón francés en Norteamérica
Nos referimos al archipiélago de San Pedro y Miquelón, un territorio francés situado a solo 25 kilómetros de la costa de Canadá. Según wikipedia, fue descubierto en 1520 por el navegante portugués Joao Álvares Fagundez, quien lo llamó "Las Once Mil Vírgenes".
Sin embargo, su nombre oficial le fue dado en 1536 por el explorador francés Jacques Cartier, quien bautizó la isla principal como Isle Sainct Pierre (Isla San Pedro), en honor al patrón de los pescadores. Más tarde, se añadió el término Miquelón, una variación del nombre vasco Mikel, reflejo de la temprana influencia vasca en la región, registrada ya en manuales de navegación del siglo XVI.
Durante los siglos XVI y XVIII, estas islas formaron parte de la colonia francesa conocida como Nueva Francia. Su ubicación estratégica y abundancia marina las convirtieron en un importante punto para la pesca y la caza de ballenas.
Desde el siglo XVI, las aguas cercanas a Terranova atrajeron a pescadores y balleneros vascos, quienes usaron las islas como base operativa. Esa tradición pesquera, profundamente arraigada, sigue siendo una característica fundamental de San Pedro y Miquelón hoy en día.
La ikurriña en San Pedro y Miquelón
Una de las curiosidades más llamativas de este archipiélago es la presencia de la ikurriña en su bandera oficial. Este símbolo vasco se encuentra allí debido a la fuerte influencia cultural que dejaron los primeros colonos vascos. Tras la llegada de balleneros provenientes del Iparralde (el País Vasco francés), muchos decidieron establecerse en estas islas para aprovechar las riquezas marinas.
A mediados del siglo XVII, San Pedro y Miquelón ya contaba con una próspera comunidad de vascos, quienes convivían con bretones y normandos. Esta mezcla consolidó la identidad francesa del archipiélago, pero mantuvo viva la huella vasca, visible hoy en su bandera.
¿Qué es la ikurriña?
La ikurriña es la bandera oficial del País Vasco. Diseñada en 1894 por los hermanos Sabino y Luis Arana, fundadores del nacionalismo vasco. Su diseño se basa en fondo rojo bermellón, un aspa verde vivo y superpuesta una cruz blanca.
Según el portal hiru.eus, "Sabino Arana creó la Ikurriña, quiso darle el significado de Bizkaia, independencia y Dios, por tanto, el color rojo representa a Bizkaia, o en este caso, Euskadi. Por su parte, el color verde de San Andrés, simboliza la independencia de Euskal Herria, y también el Árbol de Gernika, símbolo de la libertad vasca. En la Edad Media, en un lugar llamado Padura, se dice que hubo un enfrentamiento entre vascos y españoles. Las piedras se mojaron de sangre y desde ese día, ha cogido el nombre de Arrigorria. Aunque no se sepa con absoluta certeza si es un hecho histórico o una leyenda, la cruz de San Andrés siempre se ha utilizado en las banderas vascas. Finalmente, la cruz blanca representa a Dios".
Aunque nació como un símbolo político y local, la ikurriña fue adoptada como bandera oficial de toda la comunidad autónoma del País Vasco en 1979. Desde entonces, ha pasado de ser un emblema político a un símbolo de identidad cultural que trasciende fronteras.
La presencia de la ikurriña en San Pedro y Miquelón es un recordatorio del legado de los vascos en tierras lejanas. Este pequeño archipiélago, a pesar de su lejanía y peculiaridad, conserva no solo tradiciones pesqueras centenarias, sino también vínculos históricos que conectan Europa con América del Norte. Una vez más, la ikurriña ondea como testigo del viaje de un pueblo que supo cruzar océanos y dejar su marca en el mundo.