Bendita Inteligencia Artificial
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Vivimos tan atemorizados ante la posibilidad de que la inteligencia artificial gobierne nuestras vidas, nos desplace en el mercado laboral, nos haga pensar y opinar sobre cosas acerca de las que teníamos otra percepción o nos manipule tanto el cuerpo como el alma, que hablamos más de los cambios que puede acarrear y no nos gustan que de las enormes ventajas que nos ofrece.
Todo esto sin darnos cuenta de que la IA ya nos utiliza, y la utilizamos, desde los años 60. Concretamente desde 1956, el siglo pasado, cuando John McCarthy acuñó el término “inteligencia artificial” e impulsó el desarrollo del primer lenguaje de programación IA llamado LISP.
Cuando se parecen demasiado a nosotros empiezan a parecernos espeluznantes pero si siguen el avance y casi no podemos distinguir entre un humano y un robot, vuelven a caernos bien
El asunto es que según avanzan los años, el concepto de Valle Inquietante que nos trasladó el robotista Masahiro Mori va tomando fuerza. Mori proponía que los robots se vuelven más simpáticos a nuestros ojos a medida que adquieren cualidades humanas. Decía además que cuando se parecen demasiado a nosotros empiezan a parecernos espeluznantes pero si siguen el avance y casi no podemos distinguir entre un humano y un robot, vuelven a caernos bien. Creo que estamos ahora en la segunda fase, pero llegará la tercera.
Hablo hoy de todo esto después de haber conocido a Ainhoa, una asistente virtual creada por el Grupo de Atención al Maltrato de la policía de Valencia, que responde a cualquier duda que una persona pueda tener sobre la violencia de género. No tienen que ser necesariamente las víctimas; también los y las profesionales que estén en contacto con ellas pueden lanzarles sus dudas.
Esa sección del cuerpo policial valenciano quería acabar con el miedo o la vergüenza de las mujeres en estos casos. El miedo a cómo reaccione el agresor si tiene conocimiento de una consulta o posible denuncia y la vergüenza a acudir a una comisaría de policía a contar su situación sin saber si la persona que la atienda será capaz de empatizar con ella o no.
Ahora, gracias a la inteligencia artificial, Violeta en México, Sofía en Perú, Sara en República Dominicana, María en Honduras o Ainhoa en España pueden responder las dudas que cualquier víctima pueda tener. La asistente española se ha desarrollado junto a entidades de Alemania, Austria, Francia, Finlandia, Hungría y Portugal.
Ainhoa informa, en español, inglés, alemán, francés y finés, de los derechos que tienen las mujeres agredidas, aclara dudas legales o sociales y les muestran los recursos más cercanos a los que dirigirse para resguardarse del agresor o interponer una denuncia.
Ainhoa no solicitará ningún tipo de identidad, teléfono o domicilio de las personas usuarias ni tendrán que descargarse ninguna aplicación
No hablamos de una IA generativa, es decir, Ainhoa no crea contenidos que no existían como hace por ejemplo ChatGPT, sino que está entrenada por especialistas y gracias a la interacción con las víctimas o personas usuarias tendrá un constante aprendizaje automático. Dada su función de asistencia, Ainhoa no solicitará ningún tipo de identidad, teléfono o domicilio de las personas usuarias ni tendrán que descargarse ninguna aplicación. Solo con navegar en internet podrán chatear y resolver sus dudas.
Por cierto, en mi artículo anterior recordaba que las Comunidades Autónomas tenían hasta el 31 de diciembre de 2024 para poner en marcha 52 centros de crisis de atención integral a las víctimas de violencia sexual. El dinero estaba en las arcas de las comunidades porque había llegado desde Europa a través de los famosos fondos Next Generation.
Pues bien, hasta el pasado jueves solo había abiertos 23 y el gobierno se ha visto obligado a otorgar una prórroga, otra más, para que se pongan en marcha. Hablamos de centros a los que las mujeres agredidas puedan acudir a cualquier hora del día o de la noche durante los 365 días del año y en los que encuentren acompañamiento presencial y emocional.
Pues nada, que tampoco en 2024 se ha logrado el objetivo y ahora las comunidades tienen hasta junio de 2025 para cumplirlo. ¿Serán capaces? En Euskadi sí que lo han sido y los centros de Bilbao y Vitoria funcionan.
Invertir fondos en prevenir, acompañar, ayudar y cuidar a las mujeres víctimas de la violencia de género será lo que nos convierta en un futuro que espero no esté muy lejano en un país solidario, empático, más acogedor y menos difícil para las mujeres.