Grandes retos para el 2025
- "Hay como no puede ser de otro modo objetivos a corto, medio y largo pero todos exigen planificación y estrategia para llevarlos a buen puerto"
- Carta abierta a los buenos proyectos
Llegamos tarde ya para escribir la carta a los Reyes Magos, y más aún para dirigirnos a Olentzero y a Papa Noel, pero en todo caso, y recién estrenado el 2025, llegamos a tiempo para plantear algunos retos que se presentan en lo económico, para los próximos 12 meses.
Por hacer un resumen, muy por encima, respecto a lo que nos dejan las grandes cifras, sabemos que el 24 ha sido un buen año para España, con crecimientos por encima de la media de la UE, lo que nos ha convertido prácticamente en el motor de Europa, en un momento en el que las hasta ahora grandes potencias, Alemania y Francia, están sufriendo, no sólo en lo que a economía se refiere, sino también en materia política. Si nos venimos hasta Euskadi no hemos crecido tanto, pero todo apunta a que creceremos más que la media estatal en el 25 y superaremos el 2% en el que se quedará, según los datos del Banco de España, la media nacional.
A priori, no pinta mal, sobre todo si nos comparamos con los vecinos europeos, que como decíamos están padeciendo una cruda desaceleración.
Pero no todo son buenos augurios. Hay en el horizonte algunos nubarrones que debemos vigilar con interés y sobre todo con precaución. Entre ellos está la tasa de paro que se alza hasta el 11,2% para el caso de España, mientras que en Euskadi alcanza el 7,1%, sensiblemente más baja, pero sin embargo superior a la media europea que no llega al 6%. No podemos olvidar tampoco, que los más afectados siguen siendo los parados de larga duración y preocupantemente los jóvenes que no consiguen, en muchos casos, ver opciones para realizar aquí, su vida personal y profesional.
Antes el debate se circunscribía a las trabas para adquirir una vivienda en propiedad, ahora eso ya es un sueño inalcanzable para muchos
Poco o más bien nada ayuda a esto la carestía de la vivienda, asunto que se ha convertido en el problema por excelencia, para un porcentaje elevadísimo de la población que ve la imposibilidad de acceder a una vivienda. Antes el debate se circunscribía a las trabas para adquirir una vivienda en propiedad, ahora eso ya es un sueño inalcanzable para muchos. No están mejor las cosas para alquilar casa, con precios desorbitados y permanentemente al alza en prácticamente todos los núcleos urbanos, y en aquellas localidades donde el turismo va ganando enteros.
El reto de la vivienda es a muy largo plazo, así que no será el 2025 el año en el que veamos la luz, puesto que es absolutamente imposible generar el número de viviendas necesarias para la actual demanda, y además hacerlo a unos precios que garanticen el acceso a la misma a todos aquellos que la necesitan.
No queda otra que ser pacientes y conscientes de que el problema de la vivienda es tan grave, que necesita de la complicidad de todos para que pueda ir solventándose en un plazo medio, o tal vez largo
Podremos ir acometiendo políticas que poco a poco, vayan intentando minimizar el problema como la declaración de zonas tensionadas, la habilitación de suelo para la construcción de viviendas o la incentivación para que salgan al mercado las viviendas vacías…pero seguirá sin ser suficiente para darle la vuelta a un modelo caducado, que exige reinventarse para responder a las necesidades actuales. Por lo tanto en esta no queda otra que ser pacientes y conscientes de que el problema es tan grave, que necesita de la complicidad de todos para que pueda ir solventándose en un plazo medio, o tal vez largo.
Hay otra cuestión prioritaria de la que no se habla demasiado y que exige una reconducción temprana. Me refiero al incremento permanente de deuda pública del que las administraciones vienen haciendo uso con relativa alegría desde el 2020, momento que justificaba la endeudarse ante la excepcionalidad que supuso la pandemia de la COVID, pero que ya no tiene esa excusa para seguir creciendo.
Y si volvemos a Euskadi, y a lo que somos prioritariamente en lo económico: industriales, aquí tenemos un reto fundamental, que es trabajar para no perder competitividad, y seguir siendo punteros en eso que sabemos hacer y que se nos reconoce dentro y fuera.
Hay como no puede ser de otro modo objetivos a corto, medio y largo pero todos exigen planificación y estrategia para llevarlos a buen puerto.