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Es común que madres y padres elijan una palabra o un nombre especial para referirse a sus hijos de manera cariñosa y única. A menudo, estos apelativos surgen de la personalidad del niño, sus rasgos más distintivos o simplemente de un vínculo afectivo que refuerza la conexión entre padres e hijos.

Estas palabras pueden ser diminutivos, modificaciones de su propio nombre o incluso términos en otros idiomas que encapsulan lo que los progenitores sienten por sus pequeños.

La palabra favorita vasca de Marta Pombo

En muchas familias, esta elección tiene un componente cultural o lingüístico, lo que da aún más significado al término escogido. Es el caso de la influencer Marta Pombo, quien, junto a su esposo Luis Zamalloa, originario del País Vasco, ha decidido utilizar una palabra en euskera para referirse a una de sus mellizas, María. La palabra elegida es "Sorgina", un término cargado de historia y simbolismo en la cultura vasca.

En euskera, "Sorgina" significa literalmente "bruja", aunque su interpretación va mucho más allá de la imagen popular de la brujería. En la tradición vasca, las sorginak han sido figuras tanto misteriosas como poderosas, asociadas a la naturaleza, el conocimiento ancestral y la conexión con lo espiritual.

En el folclore, eran consideradas mujeres sabias, curanderas y guardianas de antiguos secretos, a menudo perseguidas en tiempos de la Inquisición debido a su vínculo con las creencias paganas.

Una palabra con mucha fuerza

La elección de este término por parte de Marta Pombo podría estar relacionada con la fuerza y el carácter que percibe en su hija María. En la cultura contemporánea, la palabra "Sorgina" también puede interpretarse como un símbolo de independencia, valentía y conocimiento.

Muchas mujeres han reivindicado el término como un sinónimo de empoderamiento femenino, lo que lo convierte en un apelativo con una connotación especial y positiva.

El uso de palabras en euskera dentro de familias no vascoparlantes es una muestra de cómo las lenguas pueden entrelazarse y enriquecer la identidad personal y cultural de una familia. En este caso, no solo es un guiño a las raíces de Luis Zamalloa, sino también una manera de transmitir un legado lingüístico y emocional a su hija.

Aunque el término pueda sorprender a quienes no están familiarizados con el euskera, su significado y la historia detrás de él lo convierten en una elección hermosa y poderosa.

Más allá de su traducción literal, la palabra evoca una esencia mágica y una identidad fuerte, cualidades que, sin duda, cualquier madre y padre desearían para su pequeña.