Una joven en casa de sus padres. Cadena SER
Iratxe, presidenta de EGK, sobre vivienda: "Muchos jóvenes pueden pagar 700 € de hipoteca, pero no tienen dinero para acceder"
Uno de los problemas de la sociedad vasca, para Iratxe, aparte de los elevados precios de vivienda, reside en la dificultad para ahorrar.
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La compra de vivienda en Euskadi no es fácil, ya que el metro cuadrado tiene un precio de 3.356 euros en octubre de 2025, según el portal de venta de pisos, Idealista, en su informe Evolución del precio de la vivienda en venta en Euskadi. El coste de la vida y los altos precios de las casas, junto con los bajos salarios (que ahora se sitúan en los 1.500 euros netos en el territorio vasco) y la temporalidad de los trabajos, entre otros factores, dificultan la compra de propiedades.
No es imposible. Tal y como explica la portavoz del Consejo de la Juventud de Euskadi (EGK), Iratxe Uriarte, a CRÓNICA VASCA, los jóvenes pueden permitirse, con el sueldo que tienen, una casa: "Muchos jóvenes en Euskadi sí que tienen ese dinero para pagar una hipoteca que ronde los 700 u 800 euros". Sin embargo, conseguir una entrada es difícil: "El problema con el que nos encontramos a la hora de la compra es que no tenemos ese dinero para acceder a la vivienda".
Dificultad para ahorrar
Uno de los problemas de la sociedad vasca, para Iratxe, aparte de los elevados precios de vivienda, reside en la dificultad para ahorrar, ya que los sueldos no permiten mantener una gran capacidad de ahorro. Debido a los altos precios de acceso a la vivienda y a que los sueldos no son muy altos, los jóvenes no pueden conseguir una entrada tan fácilmente y ese impulso suele quedar relegado a la familia: "Suelen ser los padres quienes lo aportan".
En el caso del alquiler, en cambio, el precio es tan elevado que dificulta la emancipación individual: "Hablamos de que un piso de condiciones medias puede llegar a costar 1.300 euros. Los precios son elevados y la opción de compra podría ser asequible, pero no tenemos dinero para esa primera entrada".
Motivo, entre otros, por el que la edad media de emancipación de los jóvenes de entre 18 y 34 años se sitúa, según el Observatorio de la Juventud en su informe Claves de la Emancipación en Euskadi, en los 29,8 años, 3,5 años más que la media europea, que se sitúa en los 26,2 años.
La edad de emancipación no ha variado mucho desde antes y después de la pandemia: esta se ha mantenido. Iratxe cree que hay que tener en cuenta, sobre todo, que, "mientras no se solucione el problema de la vivienda, esa cifra no va a cambiar".
Remarca que a la mayoría le gustaría emanciparse cuatro años antes que la media pero, si llegados a un punto la cifra no cambia, hay que ser "consecuentes" y "llamar a la acción con políticas de vivienda potentes y valientes que construyan vivienda y amplíen el parque público".
En este sentido, para Iratxe, los países europeos llevan haciendo "un gran trabajo" desde hace años con la ampliación del parque público de vivienda: "Tenemos el caso de Viena, que es el más claro". Sin embargo, quedan más cosas por cambiar para que los jóvenes puedan independizarse antes, como la concepción cultural.
"Tenemos claro que tenemos que debemos tener estudios y emancipamos, luego hay que tener claro que en Europa prima más la emancipación que la estabilidad económica y en los países del sur, y hablando de Euskadi, prima más la estabilidad económica y luego la emancipación".
No basta con la ampliación de los parques públicos. Iratxe opina que se deben "captar viviendas vacías" para que, aquellos con dificultad para acceder al la vivienda, tengan un techo. "Tenemos que tener presente que ahora hay mucha gente inscrita en Etxebide porque el problema de la vivienda está tan enquistado en Euskadi que necesitamos una legislación valiente para poder hacerle frente".
Cree relevante hacer hincapié en el tema de los sueldos, ya que, un salario bajo dificulta la obtención de un hogar y la posibilidad de vivir de forma digna. En ello coincide el Observatorio Vasco de la Juventud.
Si un joven asalariado de entre 18 y 34 años quisiera conseguir una vivienda mediante préstamo hipotecario, este debería destinar el 64,2 % de su salario neto mensual al pago de la primera cuota de la hipoteca. Una cifra que duplica el límite máximo de endeudamiento que las entidades sitúan en un 30% (sobre el sueldo mensual) para valorar la concesión de un crédito.
"Ya por ser personas jóvenes cobramos menos dinero y a esto se le tiene que sumar que somos la generación mejor preparada gracias a nuestros padres", expresa la joven. "Es cierto que en Euskadi tenemos niveles de bienestar muy elevados, pero nuestro día a día no es barato, y luego están las condiciones laborales que no son las mejores porque sufrimos mucha temporalidad".
Ello lleva a la precariedad. "Lo ideal sería tener un sueldo acorde al nivel de vida de Euskadi. A las personas jóvenes se les tiene que reconocer su formación, hay que tener en cuenta la formación y el esfuerzo, y si los sueldos no se reconocen tenemos un problema porque debe haber un compromiso por parte de la patronal, hay que hacerle frente a la precariedad de los trabajos y a la temporalidad".