EFE
Publicada

Un jefe de patrullas de la Ertzaintza se enfrenta a una petición de seis años de cárcel por parte de la Fiscalía de Gipuzkoa, que le acusa de presionar a un detenido por tráfico de drogas para que le diera cocaína a cambio de supuestos favores en el procedimiento judicial incoado en su contra.

El Ministerio Público imputa al policía un delito de cohecho y otro de infidelidad en la custodia de documentos, ya que supuestamente también habría sustraído un escrito del atestado policial.

Además de la citada pena de prisión, la Fiscalía solicita que el agente abone distintas multas por un total de 10.800 euros y que sea inhabilitado para empleo o cargo público durante catorce años.

La vista por estos hechos arrancará el próximo 14 de febrero en la Sección Primera de la Audiencia de Gipuzkoa con la selección de los miembros del jurado y se prolongará hasta el lunes 24, cuando está previsto que el magistrado presidente del tribunal les haga entrega del objeto del veredicto antes del inicio de las deliberaciones.

Minusvalía psíquica

Se da la circunstancia de que el presunto traficante, que sufría una minusvalía psíquica derivada de una enfermedad relacionada con el autismo, no podrá declarar en la vista dado que falleció en julio de 2020.

Según recoge el escrito de acusación provisional de la Fiscalía, al que ha tenido acceso EFE, los hechos se remontan al 20 de abril de 2020 (fecha en la que estaban vigentes las restricciones impuestas por la pandemia de la covid-19), cuando el supuesto traficante fue detenido en un control preventivo donde le fueron incautadas "diversas sustancias estupefacientes".

El texto explica que, "excediéndose de sus competencias", el acusado mantuvo varias conversaciones en los calabozos con el arrestado en las que, entre otras cosas, le habría prometido que iba a recuperar 1.700 euros y dos teléfonos móviles que le habían sido requisados, gestión por la que presuntamente le pidió 500 euros.

Además, le habría escrito su número de teléfono en el brazo, al tiempo que le amenazaba con "crujirlo si no colaboraba" con él y no le llamaba cuando fuera puesto en libertad.

A consecuencia de estas presiones, una vez liberado, el policía se desplazó al domicilio del supuesto traficante, donde los dos presuntamente consumieron cocaína y, antes de marcharse, el ertzaina recibió otro medio gramo de cocaína a modo de "regalito", al parecer como contraprestación para recuperar los 1.700 euros.

En los días posteriores, el presunto traficante habría hecho entrega de nuevas dosis de droga al agente. Además, éste le habría pedido que colaborara con él y le diera "una lista con nombres" porque de lo contrario "saldría perjudicado en el juicio pendiente" por su detención.

En otra de estas oportunidades, el policía habría hecho entrega al varón de distintos artículos y varios medicamentos "procedentes de la Ertzaintza", "como pago de la sustancia estupefaciente suministrada".

La Fiscalía detalla en su escrito que todos los contactos entre el policía y el presunto traficante, entre los que se incluyen decenas de llamadas telefónicas e interacciones en redes sociales, tuvieron como objetivo la consecución de un abastecimiento de cocaína gratuito a cambio de "indebidas e ilícitas promesas de favorecimiento" en el juicio que el supuesto traficante tenía pendiente.

Una carta dictada por el ertzaina

En este contexto, el Ministerio Público sitúa también un episodio ocurrido con la novia del supuesto traficante, cuando la mujer acudió a la comisaría para presentar una carta, dictada por el propio ertzaina, en la que ella afirmaba que los 1.700 euros incautados a su compañero sentimental eran suyos.

Un documento que el inculpado presuntamente sustrajo luego "del atestado policial en donde debía de constar, a pesar de su origen", según la Fiscalía.

Esta situación concluyó el 25 de abril, cuando el supuesto traficante volvió a ser interceptado en otro control policial en San Sebastián y "en la confusión del momento" puso al acusado al teléfono con uno de los agentes actuantes.

El presunto traficante relató finalmente todos estos acontecimientos a su hermano, quien acudió al Servicio de Asuntos Internos de la Ertzaintza para relatar lo sucedido y hacer entrega de tres grabaciones en las que el agente procesado aseguraba a su pariente que "el juicio iba a salir bien y que a cambio éste tenía que portarse bien con él cuando le pidiera algo".