Si hay algo que Sortu -y por consecuencia EH-Bildu-, sigue empeñado en asumir, es el tremendo daño que ETA y quienes formaban parte de ella, han hecho a la sociedad española y a la vasca. Incluso después de que la banda terrorista entregara las armas y se disolviera en 2017, y pese a las constantes peticiones de las asociaciones de víctimas, la formación soberanista, comandada por Arkaitz Rodríguez, continua realizando actos en honor de quienes acabaron con casi un millar de vidas humanas en nombre del nacionalismo vasco.
De hecho, en lo que llevamos del mes de agosto, Sortu ha realizado dos homenajes a antiguos etarras que murieron por la explosión repentina de las bombas que iban a utilizar para atentar contra otras personas. El primero, organizado por Sortu Hernani con motivo del aniversario del fallecimiento de Ekain Ruiz, natural de esta localidad guipuzcoana y que murió junto a Patxi Rementeria, Zigor Aranbarri y Urko Gerrikagoiti tras estallar los explosivos que transportaba en su coche; y el segundo, realizado en Bilbao, en honor de María Teresa Sever, muerta en 1987, tras explotar la bomba que ella misma manipulaba.
Así, incluso pese a las denuncias y la censura de asociaciones como Covite o la Fundación Fernando Buesa, el secretario general de Sortu -parlamentario por Bildu en la Cámara autonómica-, evita hacer autocrítica de las acciones de su partido y continúa recurrentemente atentando, sin ningún tipo de pudor, contra el honor de las víctimas de ETA.