El presidente del PNV, Andoni Ortuzar, parece estar teniendo problemas para controlar el incendio desatado después de que el pasado viernes se filtrara la noticia de que la formación jeltzale no contará con el lehendakari, Iñigo Urkullu, para ser el candidato en las elecciones autonómicas vascas que se celebrarán el próximo año.
Conocida la salida de Urkullu y la inminente entrada de Imanol Pradales como "sucesor" del actual lehendakari, Ortuzar ha tenido que aguantar todo un aluvión de comentarios y teorías en torno a esta decisión. Sin embargo, la actitud que ha tomado el presidente del EBB quizás no haya sido la mejor. Optando por echar balones fuera y por refugiarse detrás de tecnicismos como que este cambio de liderazgo no es una "sustitución" sino una "sucesión" de un candidato por otro que mantenga un mismo perfil.
Ortuzar, además, debería medir mejor sus palabras. Ya lleva casi 12 años en el cargo, los mismos que Urkullu como lehendakari, y sabe que entrar en un juego de acusaciones y choques políticos no es la mejor opción cuando tu partido está perdiendo votos a cada elección que pasa. Por eso, pueda tener razón o no, insinuar que la decisión de que Arnaldo Otegi no va a ser el candidato de EH-Bildu se tomó a raíz de la salida de Urkullu es un comentario que no sirve más que para mantener activo un fuego difícil de apagar.