Muchas exigencias y pocas cesiones. Así podría resumirse la postura negociadora de EH Bildu en lo que concierne a los Presupuestos vascos de 2025. Porque Pello Otxandiano, portavoz de la coalición soberanista, insistía este jueves en exigir sus condiciones al Gobierno de PNV y PSE.
Una cosa es que Bildu quiera pactar. Y otra bien distinta es que exija todo lo habido y por haber a un Ejecutivo que goza de una cómoda mayoría absoluta en el Parlamento autonómico. Cuando se negocia, hay que ser conscientes de cuál es la fuerza que uno tiene.
A tenor de lo que está pasando en las últimas semanas, parece que Otxandiano juega al pactismo mientras dificulta el acuerdo. Al igual que da la sensación de que el propio Ejecutivo también juega a alargar el diálogo. Como si ambas partes quisieran culpar al otro de la hipotética ruptura.
La gente no está para juegos. Está para que los políticos ofrezcan soluciones. Con sinceridad, moderación y justicia, pero sabiendo dónde está cada uno. Como, por cierto, ocurre con la cuestión identitaria, donde Bildu desarrolla una estrategia cada vez más difícil de entender.