El consejero de Educación del Gobierno vasco, Jokin Bildarratz, no gana para disgustos. Además, parecen cada vez más graves. La pasada semana estallaba un escándalo por la adjudicación de las rutas de transporte en Gipuzkoa que colocaba en una situación delicada al miembro del Ejecutivo. Y esta misma semana los sindicatos convocaban varias huelgas en Educación.
Especialmente complicado es lo que está pasado con los paros en los colegios. Primero trascendía la convocatoria de un día de huelga en la educación pública. A esto el propio Bildarratz decía que dicha protesta "no tiene ni pies de cabeza". Y después llegaba otro paro, hasta de ocho días, convocado en la escuela concertada.
Todo ello ocurre, además, cuando está por decidirse qué pasa finalmente con la Ley de Educación. Momentos difíciles, acaso los más complicados, para un consejero que parece acumular demasiados enemigos.