La decisión de fusionar las marcas de Ibermática y Ayesa ha hecho que pierda su entidad la compañía vasca que, después de 50 años en funcionamiento haciendo las cosas bien, se ve opacada por el brillo de la compañía andaluza, que va extendiendo su alcance internacional y su cartera de clientes no sólo con su propio crecimiento orgánico, sino también con la adquisición de nuevas firmas estratégicas con las que pueda diversificar y fortalecer sus líneas de negocio.
Cuando José Luis Manzanares Abásolo adquirió Ibermática en 2022, emprendió un proceso de integración del personal de la tecnológica vasca en la estructura de la matriz y, ahora, da ya por concluida esta fase con la absorción de su nombre con el objetivo de operar como marca única. Eso sí, aseguran que seguirá arraigada en suelo vasco y que mantendrán su filosofía de cercanía con los clientes.
Eso sí, Ibermática no desaparece del todo, ya que acaba de constituirse una fundación, la Fundación Ibermática, que estará presidida por Joseba Inchaurraga Echebarria y tendrá su sede en el Parque Tecnológico de Bizkaia, en Zamudio. Su objetivo. el de impulsar acciones de formación y empleo relacionadas con las posibilidades que ofrecen las TIC.