Andrés Arizkorreta y la semana agridulce de CAF

Ha sido una semana muy intensa para CAF. La empresa ferroviaria guipuzcoana, con sede en Beasain, ha vivido una montaña rusa de emociones que se centran, principalmente, en Bélgica, Israel y su plantilla.

El dilema de si finalmente se adjudica el contrato del siglo belga o no continúa siendo un misterio, aunque todo hace indicar que saldrá vencedor de este proceso después de que el consejo de estado belga tumbara el recurso de Alstom y de Siemens Energy. Hay en juego, mínimo, 1.700 millones de euros.

Un contrato que espera llevarse, aunque antes, tiene algunos puntos pendientes. Tal y como informó este medio días atrás, CAF deberá pagar el plus de la antigüedad a más de 1.500 trabajadores del colectivo de titulados. Y es que la sala de lo social del tribunal supremo zanjó la cuestión dando la razón al comité de empresa tras reclamar la aplicación de este concepto hace más de dos años.

Su plantilla, además, se ha pronunciado respecto a todo lo acontecido con Israel y el contrato que la compañía tiene en Jerusalén. La empresa, por su parte, ha hablado por primera vez del tranvía de Jerusalén tras las críticas de sus trabajadores y asegura en un comunicado que está "firmemente comprometida con la ética empresarial y el respeto a los derechos humanos en todas sus operaciones".