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Tradicionalmente los partidos de izquierda han estado divididos. En particular, el PSE-EE ha vivido momentos de enorme tensión a lo largo de su historia. Sin embargo, las tornas han cambiado para los socialistas vascos con el liderazgo de Eneko Andueza, que repetirá como secretario general después de que esta semana nadie quisiera plantarle cara en la formación. 

La unidad del socialismo vasco, que contrasta con las cuitas que no terminan en el espacio de Podemos y Sumar, va acompañada de buenos resultados en las urnas. Bajo la batuta del guipuzcoano, el PSE se reforzó como socio del PNV en el Gobierno vasco en las elecciones autonómicas del año que ahora termina. 

Lo mismo sucedió en los procesos electorales del año anterior. El PSE sigue gobernando las tres diputaciones junto a los jeltzales y además ahora cuenta con la alcaldía de Vitoria. A ello hay que añadir la victoria en Euskadi en las pasadas elecciones europeas. 

No es nada fácil gobernar como socio minoritario y seguir creciendo. Al igual que, como ya se ha dicho, no es fácil mantener unida a la formación. Logros que suponen un balance positivo para Andueza, que también acertó al no entrar en el Ejecutivo y que desde fuera puede mantener una voz más crítica contra sus propios aliados. 

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