La película antibelicista que hace honor al humor de Gila

Gila no era un humorista para todos los públicos. Su humor serio y directo, su casco, su trenca de camuflaje, sus llamadas de teléfono, su parecer actuar para sí mismo, su seriedad… Él, en definitiva, que estuvo en lo más alto, tuvo muchos detractores, gente que sencillamente no le soportaba. Sin embargo, Miguel Gila fue maestro de los humoristas españoles. Y eso es innegable.

Era solo cuestión de tiempo que se hiciese un biopic sobre él. Quizá han tardado demasiado. Como tardaron mucho en hacer uno sobre Eugenio sobre cuya vida vimos al espléndida Saben aquell en 2023. Pero a diferencia de aquélla, que se centra en cuando Eugenio empezó a ser Eugenio el humorista y conoció a su primera mujer, ésta se centra en los años previos a Gila el humorista y nos habla más de Miguel, el joven socialista de 17 años que en julio del 36 se fue voluntario a la Guerra Civil. Una guerra de la que tal vez saldría ileso físicamente, pero no emocionalmente. Una guerra que como a tantos otros cambió la vida, marcando su presente y determinando su futuro. Porque la guerra iría ya siempre de la mano de Gila.

Dirigida por Alexis Moral, avezado realizador de documentales sobre David Bisbal, Jorge Sanz o Enrique Bunbury, su segunda película de ficción no puede ser más acertada, un biopic sobre una de las caras más conocidas de la cultura popular española de fin de siglo. De la cultura del humor. Para ello, el filme cuenta con un grandísimo acierto y es el joven y talentoso actor Oscar Lasarte que debuta en el cine metiéndose en la piel del futuro humorista que trató de sobrevivir a la guerra gracias a su coraje, sin duda, pero también a algo de suerte, ingenio y sentido del humor. Un fino sentido del humor que no es fácil de recrear cuando se habla de algo tan sensible como la guerra.

Basada en El libro de Gila. Antología cómica de obra y vida escrita por el propio madrileño, el filme no es un biopic al uso que muestra todas las etapas de la vida de un humorista único, sino que va más allá y toma partido con una película que sin mostrar demasiado los horrores de la guerra es profundamente antibelicista. Ése es quizá, el principal valor de un filme que, en ocasiones, parece homenajear La vaquilla de Berlanga.

Mediante un cuidado diseño de producción y de vestuario y un cúmulo de personajes y subtramas secundarias bien escritas y cuidades, ¿Es el enemigo? La película de Gila ―título desacertado, habría bastado sólo con la famosa pregunta―, irá contando la experiencia del joven en la guerra, una experiencia que fue la base de su humor, primero como humorista gráfico en revistas universitarias y La Codorniz y, luego, para debutar como monologuista en 1951.

El resultado es un filme que nos hace reír en muchas ocasiones y llorar en algunas otras cuando no, sencillamente, sentirnos abrumados por la forma en que el protagonista se mete en la piel de un personaje nada fácil hasta hacerlo suyo. Así es como, mediante la mirada inocente del futuro maestro de todos los humoristas españoles, entenderemos que el enemigo del campo de batalla al que él se enfrentó era tan joven e inocente como él, que estaba igualmente abrumado ante una guerra que en realidad no era la suya y que cometía las mismas locuras y estupideces. Incluso que se reía de las mismas cosas.