![La gran pieza de Arturo Berned, a la entrada de Otazu, es una de las 15 distribuidas en el exterior del señorío y de las 150 expuestas dentro y fuera de muro / A. VIRI](https://a1.elespanol.com/cronicavasca/2025/02/03/cultura/921417894_14060259_1024x576.jpg)
La gran pieza de Arturo Berned, a la entrada de Otazu, es una de las 15 distribuidas en el exterior del señorío y de las 150 expuestas dentro y fuera de muro / A. VIRI
El arte se saborea, se comparte, se admira, se celebra y hasta se embotella
Otazu, arte y vino de reyes
Más información: De escritores, prisioneros, piratas, corsarios, hambrunas y desterrados
Carretera. Y manta. Porque, aunque en esta ocasión sólo nos referimos a la popular expresión, lo cierto es que en la vecina Navarra la acogida de los visitantes acostumbra a ser tan cálida como frías pueden ser las tardes, a la espera de la llegada del verano.
Esta vez no nos vamos lejos de casa. Con el motor en marcha del vehículo y la ayuda del GPS, ponemos rumbo a Etxauri al tiempo que proponemos a los pasajeros un resumido juego de "Quién es quién".
Comenzamos con una sencilla pregunta pero de compleja respuesta: ¿Cuántas galerías de arte hay en Navarra? La respuesta es inevitablemente imprecisa: muchas. ¿Y cuántas bodegas? La anterior respuesta es igualmente válida para esta última consulta pero, por dar una cifra global bastante ajustada a la realidad, diríamos que, aproximadamente, un centenar. Son, efectivamente, muchas. ¿Cuántas de ellas son visitables? Una adecuada contestación consigue diezmar las posibilidades ¿Cuántas de ellas están a escasos km de la capital? Caliente, caliente. ¿Y cuántas combinan esta labor con la de museo ? Si lo sabes, te quemas, fijo. Sólo una: Otazu. Nuestro destino, con microclima tan particular como sus vinos y como el propio señorío rodeado de viñedos, donde se produce la magia.
En toda bodega uno sabe que va a encontrar barricas. En Otazu la disposición de las cubas es otra genialidad, una prolongación del arte que se disfruta en el exterior. Ninguna cámara puede captar el juego al que las luces de la sala en las que reposan someten a las pupilas del visitante , consecuencia del diseño de cromo-saturación creado por Carlos-Cruz Diez. El visitante se mantiene siempre subyugado por el aroma que desprenden las maderas y el vino y por la belleza con las que los toneles se alinean entre las distintas obras de arte en esa subterránea sala de barricas en las que los caldos maduran adormecidos por el incesante y suave canto gregoriano.
![En un alto, la gran Menina, de Manolo Valdés, preside la bodega en la que, si el visitante lo desea, puede elaborar su propio vino auspiciado por el enólogo quien guiará sus pasos hasta conseguir el sabor deseado / A. VIRI](https://a1.elespanol.com/cronicavasca/2025/02/03/cultura/921417860_14059226_1024x576.jpg)
En un alto, la gran Menina, de Manolo Valdés, preside la bodega en la que, si el visitante lo desea, puede elaborar su propio vino auspiciado por el enólogo quien guiará sus pasos hasta conseguir el sabor deseado / A. VIRI
Entre la Sierra del Perdón y la del Sarbil, Otazu goza de un clima Atlántico que aporta colores y aromas particulares a unos vinos que, bajo el nombre de Pago de Otazu, han obtenido una denominación de Origen Propio que se añade a la D.O Navarra, que también tienen.
Desde hace una década su propietario, Guillermo Penso, integró en el proyecto otra de las pasiones familiares: el arte. De esta manera el señorío, incluido palacio del siglo XIV en el que vive el propietario, compuesto por varios edificios que van del siglo XII al XX, se adorna con obras de gran tamaño en el exterior y de volúmenes más reducidos en los recintos de las distintas construcciones y salas de exposiciones.
![Los guardianes de la bodega, obras de Xabier Mascaró, forman parte del paisaje de Otazu que han llegado a ser conocidos en China. Otazu fue el perfecto escenario de la final de Masterchef de aquel país. China, junto con Canadá, son los dos países que más vino compran a Otazu, que exporta el 80% de la producción / A. VIRI](https://a1.elespanol.com/cronicavasca/2025/02/03/cultura/921417861_14059290_1706x787.jpg)
Los guardianes de la bodega, obras de Xabier Mascaró, forman parte del paisaje de Otazu que han llegado a ser conocidos en China. Otazu fue el perfecto escenario de la final de Masterchef de aquel país. China, junto con Canadá, son los dos países que más vino compran a Otazu, que exporta el 80% de la producción / A. VIRI
Casi se puede decir que si la reaparición filoxera arrasó esos viñedos a principios del siglo XX, fue para permitir que 80 años más tarde la familia Penso abriese paso a un proyecto inimitable. La visita al Señorío, uno de los pocos existentes que replica el modelo tradicional y que cuenta con casi un centenar de hectáreas de viñedo de variedades francesas en su mayoría —aunque también dedica espacio a la recuperación de la variedad autóctona de Berués—, comienza frente al palacio en el que antes de vivir los Penso a su regreso de "Las Américas", lo hicieron los Yániz o los Marqueses de Góngora.
![Está documentado que en el palacio reconstruido casi piedra a piedra y hoy custodiado por la Dama de Otazu, de Manolo Valdés, ya se elaboraba el vino que bebían los reyes de Navarra hace casi 800 años / A. VIRI](["https:\/\/a1.elespanol.com\/cronicavasca\/2025\/02\/03\/cultura\/921417866_14059465_1706x1011.jpg"])
Está documentado que en el palacio reconstruido casi piedra a piedra y hoy custodiado por la Dama de Otazu, de Manolo Valdés, ya se elaboraba el vino que bebían los reyes de Navarra hace casi 800 años / A. VIRI
A sus costados, las casas en las que viven ocho de las familias que trabajan para la propiedad y al frente, una serie de apartamentos a los que sólo se accede por invitación. Ahí, en busca de inspiración para sus obras monumentales, se alojan los cuatro artistas convocados a la Bienal de Escultura que organiza Otazu. La pieza ganadora queda instalada en la hacienda.
![El gran reloj de tres metros de diámetro que, como caído del cielo, aparece semienterrado marca la hora en la que nació la pequeña Pía, hija de Guillermo Penso y futura heredera de este quijotesco legado. Tiempo es el título de la obra con la que Hans-Peter Feldmann se refería a la trascendencia de este elemento en la vida cotidiana / A. VIRI](["https:\/\/a1.elespanol.com\/cronicavasca\/2025\/02\/03\/politica\/921417868_14059495_1706x789.jpg"])
El gran reloj de tres metros de diámetro que, como caído del cielo, aparece semienterrado marca la hora en la que nació la pequeña Pía, hija de Guillermo Penso y futura heredera de este quijotesco legado. Tiempo es el título de la obra con la que Hans-Peter Feldmann se refería a la trascendencia de este elemento en la vida cotidiana / A. VIRI
El Flautista, de Mascaró, sopla sin descanso su instrumento ante la Torre del Palomar (S. XIV) a pocos metros de la bellísima iglesia de San Esteban ( S.XII) ,ante cuyo retablo del S.XV se realizan celebraciones religiosas que pueden prolongarse con un catering auspiciado por Koldo Rodero, estrella Michelin, en las mismas instalaciones.
![El Color de nuestras vidas, unos inmensos cubos que en principio Alfredo Jaar, su autor, pensó llenarlos con líquidos semejantes a los diferentes tonos del vino, se sitúa ante la iglesia románica / A. VIRI](["https:\/\/a1.elespanol.com\/cronicavasca\/2025\/02\/03\/cultura\/921417873_14059641_1706x787.jpg"])
El Color de nuestras vidas, unos inmensos cubos que en principio Alfredo Jaar, su autor, pensó llenarlos con líquidos semejantes a los diferentes tonos del vino, se sitúa ante la iglesia románica / A. VIRI
Sin olvidar que estamos en una bodega, nos deleitamos con una copa de vino en la mano y admiramos la genialidad con la que han trasladado el arte a la misma botella. Cruz-Diez tuvo ocasión de ver poco antes de su fallecimiento la puesta de largo del primero de sus diseños de botella-objeto para el vino Vitral. Una botella que es arte en sí mismo y de las que el precavido venezolano diseñó variantes para las cosechas de 30 años.
Si alguien como Michel Roland aseguró que si no escatimaban en esfuerzos —y no lo han hecho— Otazu podría producir uno de los mejores vinos del mundo, poco más hay que añadir salvo tiempo. En el camino, y no nos referimos al de Santiago que en un tiempo también cruzó estas tierras, están. Comprobarlo apenas cuesta 60 euros para una visita de tres horas que puede ser completada con experiencias distintas, como El sonido del vino.
De regreso, montamos de nuevo en el coche sin poder dejar de hablar de la inusual visita enológica, gastronómica y cultural con la certeza de que en Otazu no hay nada corriente. No lo son tampoco las etiquetas de las botellas, carta de presentación de un vino que es arte. Puro arte.