
Una caminata de apenas 15 minutos desde El Burgo de Osma nos lleva hasta el castillo y Puente / A. VIRI
El Burgo de Osma, uno de los pueblos bonitos que no sepulta su historia
Guarda infinitas sorpresas esta pequeña localidad en una de las provincias situadas a la cabeza de lo que se ha dado en llamar España vaciada
Más información: Cildir Lake & Sarikamis, ocio en blanco
Agua y, junto a ella, paisajes verdes que mudan de color con cada cambio de estación. Si la nieve la cubre en invierno, en primavera florece el paisaje que explota en verano antes de atenuar su color con la llegada del otoño.
Soria, que ha levantado su voz para pregonar que sus tierras perdían habitantes pero no valor, puede gritar a los cuatro vientos que quienes no la visiten desaprovecharán la ocasión de conocer sus tesoros.
Pueblos de piedra, noble vecindario y oportunidades únicas de explorar cientos de rincones culturales y naturales.

El Burgo de Osma rezuma calma, aunque en temporadas la población oficial que apenas supera los 3.000 habitantes llegue a cuadruplicarse / A. VIRI
En El Burgo de Osma tan sorprendente como la pretensión de introducir todo el agua del mar en un agujero de la playa que un niño revelaba a San Agustín es el porte que en la plaza mayor presenta el edificio del antiguo hospital, ahora centro cultural y sede de la oficina de turismo que, precisamente, lleva el nombre de aquel santo filósofo.
De estilo barroco, el centro construido en el siglo XVII, es protagonista de la plaza Mayor por donde suele iniciarse el recorrido de la villa. En la misma plaza, frente a frente, está el ayuntamiento, edificado después siguiendo el patrón del hospital.
Apenas unos metros de recorrido entre casas porticadas y una sucesión de bares y tiendas, la calle Mayor, donde se encuentra el Palacio Episcopal y archivo diocesano, nos lleva a la Catedral en cuya torre barroca hoy se alzan andamios de restauración.
La portada gótica abre paso al descubrimiento de restos escultóricos del románico y sinfín de tesoros artísticos que guardadael interior.A Nuestra Señora de la Asunción se le venera en la catedral, que tardó seis siglos en construirse.

La historia de la villa episcopal ha quedado supeditada a la catedral que encierra tesoros bibliográficos, escultóricos y pictóricos / A. VIRI
Guarda infinitas sorpresas esta pequeña localidad en una de las provincias situadas a la cabeza de lo que se ha dado en llamar España vaciada. Con apenas 3.000 habitantes, o quizá gracias a ello, es una de las cinco poblaciones sorianas incluidas entre los pueblos más bonitos de España.
Ningún visitante marchará de aquí sin acercarse al castillo de Osma, donde han concluido recientemente las obras de consolidación para conceder a los muros inmunidad sobre el paso del tiempo pese a que llevan en pie once siglos, lo que le convierten en una de las fortalezas más antiguas.

Castillo de Osma / A. VIRI
A los pies de la fortaleza transcurre el río Ucero cruzado por el puente romano al que se intuye compañero de correrías en tiempos de la presencia musulmana en la villa.
Esquivando los ataques que se anticipaban en lontananza desde el castillo y enfrentándose a aquellos de imposible rechazo, el caudal del río se tiñó de rojo en más de una ocasión, color que, por esta o cualquier otra razón, predomina en su escudo y rodea al castillo.

Una caminata de apenas 15 minutos desde el Burgo de Osma nos lleva hasta el castillo y Puente / A. VIRI
De las murallas que en el siglo XV mandó construir el obispo Pedro de Montoya para proteger el recinto medieval , se conservan restos importantes y sólo una de las puertas de acceso: la de San Miguel.
El Convento del Carmen también merece una visita aunque no faltan iglesias en El Burgo de Osma, como la de Santa Cristina donde parecen estar sus reliquias traídas desde Roma.
Y torreznos, nadie se va de la provincia sin probarlos porque también hay que rendirse a los placeres gastronómicos. Si los burgenses rindieran pleitesía a algún animal sería el cerdo, al que han dedicado un museo y unas jornadas sobre del rito de la matanza.
El privilegio de ser Villa Episcopal sirvió para que durante tres siglos El Burgo de Osma tuviera universidad. Esa universidad,la Universidad Santa Catalina, fue promovida por el obispo portugués Pedro Álvarez de Acosta y estuvo en activo entre 1541 y 1851; después tuvo otros usos hasta transformarse en lo que hoy es: un hotel balneario, Castilla Termal Burgo de Osma, que ha convertido el claustro y patio central, donde el escudo familiar de Acosta se replica incesantemente, en un acogedor espacio climatizado abierto al público y cubierto con una claraboya que la luz atraviesa de manera mágica. Quienes deseen conocer la historia de esta joya artística pueden participar en el recorrido guiado que se realiza a mediodía.

Bajo la enorme claraboya, una más pequeña en el centro del patio asoma a la piscina termal. El resto del espacio se destina a la cafetería, restaurante y espacios de descanso / A. VIRI
Las aguas mineromedicinales encontradas bajo el patio renacentista son el compendio de esa Soria que no te imaginas. El súmmum es la experiencia San Baudelio para eliminar toxinas con broche de oro en la zona de contrastes donde se reinterpreta la ermita mozárabe de Casillas de Berlanga.
Este año se cumplen 100 años que los propietarios de la ermita decidieron vender las pinturas originales que, salvo un pequeño reducto que se encuentra en el Museo del Prado, han ido a parar a EEUU.

La ermita mozárabe que se replica el balneario, original joya de la arquitectura prerrománica hispana, es conocida como la Capilla Sixtina del arte mozárabe. La experiencia San Baudelio remata con copa de champán antes de pasar a la zona de descanso / A. VIRI
Las abuelas decían que el agua abre el apetito. Si ese es el caso, el restaurante Argaela, al amparo de la claraboya que mencionábamos, presenta una completa carta con la que saciar hasta el hambre de Carpanta, quien no dejaría rastro de migas, trufas, manitas o torreznos que acompañaría con tragos de buen vino de la Ribera del Duero.
Excursiones desde El Burgo de Osma
A apenas media hora se encuentra Casillas de Berlanga y su ermita de San Baudelio. A la misma distancia Calatañazor, donde cuenta la leyenda que Almanzor perdió su tambor y desde aquí a la Fuentona de Muriel para ver el nacedero del río Abión.
Desde el Cañón del Río Lobos se pueden realizar largas caminatas (www.cañondelriolobos.com) aunque también desde Osma se pueden realizar distintas rutas como la de La Güera, la del Lomero, la de la Hoz del río Abión o la de La Pedriza, todas de dificultad media y cuyo recorrido no supera las dos horas.
Curiosidades
La catedral de la Asunción fue sede de la diócesis y es una de las más antiguas de España.
Parte de las columnas del castillo de El Burgo de Osma, proceden de Uxama.
El bar Círculo Católico, en la calle Mayor, fue el que puso de moda los torreznos.
El seminario, hoy centro de enseñanza privado, fue campo de concentración en la última etapa de la guerra civil española.
Dónde alojarse
El primer hotel termal de Soria, permite combinar descanso, salud, deporte, historia y cultura. Castilla Termal Hoteles, www.castillatermal.com, ofrece en El Burgo de Osma un hotel de cuatro estrellas que en su proceso de restauración ha sido sumamente cuidadoso en la conservación y mantenimiento del edificio que ocupaba la antigua universidad que ahora, en lugar de aulas tiene 70 habitaciones que, como el resto del edificio conjuga elementos modernos con aquellos que ha salvaguardado como parte de la historia.