Este es el palacio más bonito y elegante de Euskadi: esencia vanguardista, cinco estrellas y más de 100 años

"No hay en España, leré, puente colgante, leré, más elegante, leré, que el de Bilbao, riau- riau, porque lo han hecho leré, los bilbainitos leré, que son muy finos leré y resalaos, riau-riau", cantábamos de niños mientras saltábamos a la comba hasta caer agotados.

Un puente colgante que, en realidad, no está en Bilbao sino que coloca uno de sus pies de hierro en Portugalete y hace descansar el otro en Las Arenas. Dos mundos que un día compartieron destino como ciudades balneario, pese a que décadas después las distintas realidades de una y otra orilla quedaban de manifiesto.

El Nervión y el mar se unen bajo el férreo coloso rojo del siglo XIX / A. VIRI

Era la época de esplendor de una industria que trajo riqueza a la región y dio pie a la construcción de grandes villas en Getxo, casi todas en Neguri, donde se asentaron grandes fortunas como las de Lipperheide, Delclaux o Ybarra, familias de la élite empresarial que sufrieron los golpes del terrorismo.

Getxo permanece entre las zonas de renta más alta de España, poderío con esencia secular como se observa en un corto recorrido de apenas tres km salpicado de villas y palacetes en cuyo interior se adivinan estancias del tamaño de un piso.

A lo largo del paseo, 29 paneles describen las mansiones declaradas Bien Cultural en la categoría de conjunto monumental. Espectaculares resultan sobre la misma loma el Palacio Lezama Leguizamón y el Palacio de Arriluce, sin que los cercanos Eguzki Alde, Kaialde, Kaiertza , Ampuero, Marqués de Olaso o Cisco, por citar algunos, sean menos atractivos.

Palacetes y casas señoriales, muchos de ellos reconvirtiéndose en pisos y hoteles de lujo pero siempre atesorando su particular historia con miradas bien al río Nervión, bien al Cantábrico.

Nada impide que, desde una distancia prudente, las edificaciones de Manuel e Ignacio María Smith, Severino Achúcarro, Ricardo Bastida, o Rafael de Garamendi entre otros prestigiosos arquitectos, puedan ser admiradas en un tranquilo paseo partiendo del Puente Colgante, o mejor desde el cercano Muelle Churruca, antes de poner los pies en la arena de la frecuentada playa semi-urbana de Ereaga para terminar paseo en el Puerto Viejo.

No sólo es fácil y cómodo, porque se trata de un recorrido llano, sino que se puede hacer al ritmo deseado y sin necesidad de guía. También es autoguiada la visita a Las Galerías de Punta Begoña, obra de Ricardo Bastida, construidas en la finca de Horacio Etxebarrieta para evitar que la ladera sobre la que se elevaba su villa, se viera afectada por un desprendimiento. Para darles utilización social se ha venido trabajando en los últimos años y con la subvención de unos 800.000 euros, este 2025 puede ser el año definitivo.

A un paso de las Galerías se encuentra uno de los palacios más majestuosos de Getxo, Palacio Arriluce, un edificio al que su longevidad —115 años— no ha impedido renacer como hotel de lujo que ha convertido lo que fuera biblioteca del marqués de Arriluce, su propietario, en un cóctel bar de estilo inglés, referencia que en la residencia se cruza una y otra vez con la francesa, como ocurre en la antigua capilla, ahora santuario donde se escolta distintas variedades de champán.

A este santuario repleto de burbujas iluminadas por la vidriera de la antigua capilla hay que sumar una bodega en la que, si se desea, pueden realizarse catas / A. VIRI

Pero antes de la apertura al público, hace un año, ha sido necesaria una inversión extraordinaria cuyo resultado es visible más allá de las suites principales, Arriluce y Gran Suite, con terrazas propias y diseñadas como pequeñas galerías de arte, algo que queda reflejado en el conjunto del hotel donde mobiliario original y diseño contemporáneo comparten espacio armónicamente.

La exclusividad se extiende al resto de cuartos que cuentan con inodoros calefactados, apertura de cama y, con la llegada del buen tiempo, Pool Bar junto a la piscina.

El huésped disfruta de un interior maravilloso, de unos cuidados jardines con las mejores vistas al Abra, de piscina con hidromasaje, campo de croquet, spa inspirado en el antiguo balneario de Getxo, gimnasio, y, si lo quiere, de una de las mejores opciones gastronómicas a cargo de Beñat Ormaetxea en el restaurante Delaunay. Como es de imaginar, a la carta o en menú, siempre producto de primera, km 0, adecuado a cada temporada y bodega a su nivel.

El restaurante, presidido por una gran chimenea de mármol regalo de Delaunay, es también el espacio del desayuno para los clientes del privilegiado Palacio de Arriluce seleccionado por Leading Hotels of the World / A. VIRI

Palacio de Arriluce es la visagra entre este recorrido entre majestuosas villas y el que nos acerca al Puerto Viejo de Algorta, dejando al paso el Puerto Nuevo donde están previstas obras de renovación integral por un valor de 21 millones de euros, que se prolongarán durante dos años.

Las escaleras y calles empinadas del Puerto Viejo ocupadas cada fin de semana por cientos de personas que acuden a las tabernas a modo de ritual son una de las imágenes más reconocidas de Getxo.

Las esculturas de un arrantzal y una sardinera recuerdan los orígenes del Puerto  / A. VIRI

Y de regreso sobre nuestros pasos, desandando camino, parada aconsejable entre incunables distribuidos en las palaciegas paredes del bar Kupta, donde tomar un cóctel, antes de hacer noche en Palacio. Palacio de Arriluce, hotel boutique 5 estrellas Gran Lujo, tras casi cuatro años de trabajo, parece encaminado a conseguir todo lo que se ha propuesto para, con políticas de sostenibilidad, hacer las delicias del cliente que puede personalizar su estancia hasta convertirla en única.

Se pueden encontrar ejemplos de buena parte de los estilos arquitectónicos que van desde mediados del Siglo XIX a mediados del XX: arquitectura ecléctica, sobre todo en las residencias veraniegas; tradición inglesa, como el Palacio de Arriluce que muestra cantidad de miradores, o regionalista con clara inspiración en el caserío / A. VIRI