Mikel Ayestaran

Mikel Ayestaran MA

Cultura

Mikel Ayestaran, periodista: "Ser equidistante en la guerra de Israel sería una injusticia total"

El informador vasco presenta su nuevo libro 'Historias de Gaza', que entremezcla el relato periodístico, histórico y personal 

Más información: Iván y Dafna, la pareja vasco-israelí que cayó en manos de Hamás

Más información: Israel: regreso a 1940

Publicada

Noticias relacionadas

Mikel Ayestaran (Beasain, 1975) vuelve a las librerías con su nueva obra 'Historias de Gaza'. Un recorrido periodístico, histórico y personal de este reportero que ha visitado la Franja de Gaza en decenas de ocasiones, que ha cubierto las grandes ofensivas de Israel desde 2008 y que, desde el ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023, informa día tras día de la situación en esta zona.

Con más de 20 años de carrera periodística y numerosos premios a sus espaldas, Ayestaran charla con Crónica Vasca con motivo de la publicación de su nuevo libro. 

En primer lugar, enhorabuena por el reciente premio Ortega y Gasset. ¿Cómo recibió este galardón? 

Lo recibí con mucha emoción, sinceramente, porque el proyecto premiado es un muy personal. Está en marcha desde el 5 de febrero de 2024, a diario. Ha sido una sorpresa, sobre todo porque no lo presenté yo. Alguien consideró que había que presentarlo y significa que el mensaje ha llegado, que es transmitir el uso del hambre como arma de guerra en Gaza.

Han considerado este proyecto, 'Menú de Gaza', mejor cobertura multimedia. El uso del hambre como arma está muy presente en esta guerra… 

El uso del hambre no suele estar presente en todas las guerras porque no tienen la particularidad que tiene esta, que es el bloqueo. Aquí estamos hablando de un lugar como Gaza que está bloqueado por tierra, mar y aire e Israel controla todos los accesos y, por lo tanto, es mucho más sencillo recurrir a este arma tan efectiva y tan cruel.

Gaza ahora mismo sufre un bloqueo, yo diría que medieval, con todos los pasos cerrados. En otros conflictos no suele ser tan claro porque es más difícil establecer un bloqueo, siempre hay vías de salida, de escape, cosas que puedan entrar. Gaza está herméticamente sellada, aquí no puede entrar nada.

Hoy en día, muchos son críticos con las redes sociales, pero usted ha demostrado con este proyecto que se puede hacer periodismo de guerra a través de redes sociales, ¿no?

Se puede, ¿por qué no? La verdad es que todos los días escuchamos hablar mal de las redes sociales, pero creo que al final depende del contenido, del fondo que le de cada uno y del tipo de crecimiento que quiera.

Yo siempre he apostado en redes por un crecimiento horizontal, poco a poco, e intentar crear una gran comunidad de gente que esté interesada en Oriente Medio y en el conflicto o posconflicto y creo que lo he conseguido.

En el caso de Instagram, con la serie de 'Menú de Gaza', estoy súper orgulloso del trabajo y de los cientos y cientos de comentarios que llegan cada día. Esto ha permitido hacer de Instagram una plataforma para hacer periodismo de guerra en directo y de forma transversal con gente que no está, muchas veces, interesada o que no le presta demasiado interés a un conflicto como el de los israelíes y los palestinos y, de pronto, gracias a Instagram y gracias a la serie de 'Menú de Gaza', está siguiendo la guerra día a día.

El uso del hambre no suele estar presente en todas las guerras porque no tienen la particularidad que tiene esta, que es el bloqueo

Con el nuevo libro que presenta, ¿qué cree que van a sacar en claro los lectores?

El libro se titula 'Historias de Gaza' y tiene un subtítulo que creo que es muy importante, 'La vida entre guerras'. Lo que tienen entre manos los lectores es una mezcla de crónica periodística con un repaso histórico y también de experiencia personal.

Van a encontrar un relato honesto de un periodista que los últimos 20 años ha viajado decenas de veces a la Franja de Gaza. He tenido la suerte de poder estar ahí decenas de veces trabajando, en momentos de máxima violencia y en momentos de entreguerras.

Lo que se van a encontrar es una mezcla de tres grandes factores. El primero, mi experiencia personal. El segundo, datos históricos sobre un lugar que lleva habitado 3.000 años porque la Franja de Gaza es mucho más que el conflicto entre Israel y Hamás. Y, en tercer lugar, el relato de los hechos desde el 7 de octubre de 2023, cómo ha sido este año y medio a la hora de cubrir una guerra desde fuera porque no nos dejan entrar.

Mikel Ayestaran en Jerusalén

Mikel Ayestaran en Jerusalén MA

Desde el punto de vista periodístico, ¿cómo recibe aquellas críticas que le acusan de no ser neutral, de ser propalestino?

La verdad es que recibo críticas de los dos lados. Por un parte, hay personas que me acusan de ser propalestino y después hay otro sector que dice que soy prosionista. Sobre el debate de la objetividad, soy muy claro y sobre todo muy honesto. Intentar mantener una posición equidistante y equilibrada, especialmente cuando uno es periodista, conduciría a una injusticia total, puesto que la situación sobre el terreno es profundamente desequilibrada. 

Ser neutral te llevaría a ser un cínico y yo no lo soy. Yo soy Mikel Ayestaran y el que me lee tiene que saber que lo que tiene delante, le guste o no, es un relato honesto y sincero, construido después de 20 años de experiencia. Estamos acostumbrados ahora mismo a leer solamente lo que nos gusta.

En su libro habla de la censura… ¿Ha vivido una censura de este tipo en todos estos años de carrera? 

En este conflicto, después del 7 de octubre, se está aplicando el modelo máximo de censura, que es no dejarnos entrar. Y no solamente no nos dejan entrar, sino que están asesinando a nuestros colegas dentro. Con lo cual, se juntan estos dos factores y es algo que para mí no tiene precedentes.

A la hora de trabajar, tengo que decir que he estado ocho años como periodista en Israel y he podido trabajar sin ningún problema. No he tenido ningún problema con las autoridades israelíes y, de hecho, diría que si uno está desplazado en la región, es más fácil trabajar en un lugar como Israel que en otros países, donde es mucho más complicado ser periodista.

En este conflicto se está aplicando el modelo máximo de censura, que es no dejarnos entrar

Precisamente, respecto a esto que comenta, ¿cómo se vive el querer contar la realidad sin poder estar allí? ¿Se pierde de alguna forma la figura del corresponsal?

Por supuesto, pero por eso no nos dejan entrar, porque no quieren testigos. Si a Israel, que es la parte fuerte en este conflicto le vendría bien, estaríamos dentro. Si no nos dejan, es por algo.

De esta forma, se pierde todo. Estás informando de datos, de números, de estadísticas, pero pierdes el componente humano. No hueles, no sientes, no sufres la guerra igual desde fuera que desde dentro. Para poder informar de algo, tienes que sentirlo mínimamente. Aquí vemos las cosas desde la distancia y esto es algo que está buscado y premeditado para que sea así. 

Ha cubierto todas las grandes ofensivas de Israel desde 2008. ¿Ha identificado cambios desde el ataque del 7 de octubre y todo lo que ha venido después con respecto a otros conflictos? 

Si nos ceñimos al marco del conflicto entre Israel y Hamás, sí. En las tres grandes ofensivas anteriores —2008, 2012 y 2014—, fueron los israelíes quienes tiraron la primera piedra y rompieron, digamos, los frágiles acuerdos que había siempre entre las dos partes. En esta ocasión, el punto es diferente porque fue Hamás el que tiró la primera piedra y lo hizo de una manera que nos sorprendió a todos, empezando por Israel. Eso es lo que ha cambiado las reglas del enfrentamiento.

Desde entonces, digamos que se ha borrado cualquier tipo de línea roja que había hasta entonces y, sobre todo, estamos ante una operación que yo no la definiría como guerra, esto es una venganza en toda regla. Hay un nombre muy importante, el de Benjamin Netanyahu, que tenía todo preparado para pasar a la historia como el primer ministro con más tiempo en el cargo de Israel y, de repente, se ha encontrado en su currículum con el sábado negro, con la matanza de judíos más importante que se recuerda dentro del Estado de Israel. 

Entonces, estamos en esta carrera de Netanyahu por limpiar este manchón de su currículum y no va a parar. Él va a seguir adelante haciendo todo lo que sea necesario para intentar paliar lo que fue el terrible error de seguridad del 7 de octubre. 

El periodista vasco ha vivido ocho años en la Ciudad Santa

El periodista vasco ha vivido ocho años en la Ciudad Santa MA

Lo comentaba antes, muchos periodistas están siendo asesinados… ¿Cómo se hace frente a esto? 

Con impotencia. Una vez más, está claro que la causa de los gazatíes tiene el apoyo de las calles, a nivel internacional con movilizaciones y manifestaciones, vemos cómo los colegas en las asociaciones de prensa nos juntamos, escriben comunicados, pero luego, a nivel político, no hay acciones concretas que presionen a Israel para nada, con lo cual los israelíes siguen actuando con total impunidad.

Matan de forma aleatoria, matan de forma selectiva a los periodistas y no pasa absolutamente nada y saben que no va a pasar nada, saben que esto les va les va a salir gratis. 

Con lo cual, si no hay medidas concretas que les lleven a pensárselo dos veces antes de apretar el gatillo, van a seguir haciéndolo porque, como he dicho antes, para ellos es importante también que haya cuantos menos testigos mejor.

Netanyahu va a seguir adelante haciendo todo lo que sea necesario para intentar paliar el terrible error de seguridad del 7 de octubre

¿Cómo se convive con todo lo que se ve y con toda la información que le llega? ¿Cómo se trabaja esa información al no poder estar sobre el terreno? 

Hay tres grandes fuentes de información ahora mismo. Tenemos una fuente de información que son las partes en el conflicto, que sería el ejército de Israel y el Gobierno y, por otro lado, los comunicados de Hamás y las autoridades de Gaza.

Otra son los organismos internacionales, que siguen operando de mala manera sobre el terreno. Su figura es muy valiosa porque son organizaciones que llevan mucho tiempo trabajando ahí y saben muy bien de lo que hablan. Y, la tercera parte, son los gazatíes de a pie con los que tenemos contacto, en mi caso con muchos de ellos porque he estado ahí decenas de veces.

Lo que hago es trabajar con estas tres grandes fuentes de información. Esto ya se ha alargado desde hace un año y medio y es muy difícil mantener el pulso informativo. Vas alternando, buscas el factor más noticioso, pero siempre teniendo en cuenta, o por lo menos para mí la prioridad siempre es destacar el sufrimiento de la parte más débil, que son los civiles.

Su intención es dejar de publicar las imágenes de 'Menú de Gaza' cuando haya un alto el fuego. Desde su experiencia, ¿cree que veremos un alto el fuego real próximamente? 

Siempre que empieza cualquier conflicto de forma paralela, hay canales abiertos para detenerlo. Ó sea, llegará. Y llegó. El 19 de enero entró en vigor un alto el fuego y, en ese momento, detuvimos la serie e incluso hay un vídeo de despedida. Estábamos contentos, pero todos sabíamos que era una situación muy frágil.

El 18 de marzo, Israel rompe de forma unilateral ese acuerdo, vuelven a caer las bombas y es la propia familia gazatí la que me pide recuperar de nuevo el menú y por eso lo estamos publicando.

La intención es que esto se acabe porque significará que han acallado las bombas y que hay un alto el fuego. En algún momento llegará. Lo que no va a llegar mientras tengamos una situación de ocupación va a ser la paz. 

Ha vivido muchos años en Jerusalén y hace tres se mudó a Estambul. ¿Volverá a Jerusalén?

Claro y ojalá muy pronto pueda volver y establecerme de nuevo allí. A mí Jerusalén me parece la ciudad más interesante del mundo y, desde luego, me encantaría volver.

Todo tiene sus momentos y sus etapas y, como corresponsal, estar prácticamente ocho años en una misma ciudad te desgasta y, sobre todo, como dicen muchos amigos israelíes, un año de vida en Jerusalén es como 100 años de vida en cualquier otra ciudad.

Por lo tanto, creo que fue una decisión acertada alejarme por un tiempo de la Ciudad Santa, pero desde luego que volveré.