Montañas suizas

Montañas suizas A. Viri

Cultura

Berna, "península" suiza, rodeada de montañas y que debe su nombre a la caza de un oso

El río Aare moldea con sus aguas glaciares esta ciudad teñida de azul turquesa, más intenso el color cuanto más avanza el deshielo

Más información: Parece Suiza pero está en Euskadi, el precioso rincón vasco de ensueño que conquistó a Alfonso XIII: "Grandes montañas"

A. Viri
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Son las cinco de la tarde y como la hora anterior y en las próximas, cientos de cabezas elevan la mirada hacia una torre no excesivamente alta, que sin duda es la protagonista diaria. Aun sin saber los secretos que esconde la maquinaria, muchas de esas cabezas se preguntan de dónde viene el dicho "el más tonto relojero".

Desde luego, la fatal sentencia no puede ser atribuida a Kaspar Brunner, un armero que dedicó siete años de su vida a dar cuerda al reloj y tres en reconstruir cada una de las piezas del Reloj de la Torre de Berna.

Tres años, uno tras otro, en lo alto de la torre, con escasas herramientas y mucho ingenio; tanto que aún hoy ingenieros y relojeros de todo el mundo se sorprenden de la precisión de una creación que puede desmontarse pieza a pieza para ser reparada. La hazaña de Brunner fue reconocida por la realeza, que le compensó con grandes riquezas, de modo que el relojero terminó sus días muy bien posicionado.

Sincronizado como una pieza de ballet. Los movimientos de las figuras arrancan y concluyen con el aleteo y canto del gallo. A la coreografía se suman el oso, el bufón y Cronos que gira el reloj de arena

Sincronizado como una pieza de ballet. Los movimientos de las figuras arrancan y concluyen con el aleteo y canto del gallo. A la coreografía se suman el oso, el bufón y Cronos que gira el reloj de arena A. Viri

Subir a la torre, que llegó a ser cárcel de mujeres, y ver las gigantescas tripas del reloj cuyos movimientos se inician cinco minutos antes de cada hora en punto, es posible reservando un tour para un máximo de diecinueve personas por un precio de unos doscientos veinticinco euros.

El Aare, ese río suizo de cuatro letras por el que insistentemente preguntan los crucigramas, moldea con sus aguas glaciares esta ciudad teñida de azul turquesa, más intenso el color cuanto más avanza el deshielo.

La resolución del crucigrama no permite saber si el río es navegable o de ocio. La respuesta es afirmativa: lo es, tanto como frío y peligroso. Cada año muere algún turista que sin conocer los puntos de corriente o lugares de salida se lanza a las aguas siguiendo los pasos de los berneses acostumbrados a lidiar con las tramposas aguas que tanto se convierten en frescos senderos en los que las familias buscan sombra estival como en tumbas para los ingenuos turistas.

Sin agua no hay vida, y esta no falta en Berna. Más de cien fuentes, todas de agua potable y entre ellas 16 históricas, se levantan dando color a sus calles, cuyas fachadas delatan que gremio se concentraba en ese "club de amigos". 

Cada una de las fuentes históricas cuenta una historia

Cada una de las fuentes históricas cuenta una historia A. Viri

Como si hubiera seguido al pie de la letra la canción de Mercedes Sosa, "Cambia, todo cambia" El Mette, a donde se relegaron los oficios más ruidosos o malolientes, es ahora uno de los barrios más caros de la ciudad que, pequeña en tamaño, adora el río del que antaño se alimentaban los molinos.

Hasta allí, debido a su pendiente, no llega el tranvía que en el peatonal casco viejo circula lidiando con turismos, bicicletas, autobuses  y vecinos sin que se escuche ni una sola bocina, pitido ni alteración alguna. 

Cuenta la leyenda que Berchtold IV, fundador de Berna, decidió llamar a la ciudad con el nombre del primer animal que cazar, y la suerte quiso que fuera un oso.

Atravesar las puertas del Parlamento en Berna y asomarse al mirador lleva a uno de los panoramas más impactantes en el que las altas y blancas cumbres se exhiben orgullosas a sabiendas de que pocos se resistirán a encaminarse hacia ellas, como atraídos por un imán.

Las altas cumbres parecen saber que pocos resistirán la tentación de acercarse a ellos

Las altas cumbres parecen saber que pocos resistirán la tentación de acercarse a ellos A. Viri

En un minúsculo zoo al aire libre y a orillas del río se acomodan tres viejos osos hastiados de cabezas humanas que buscan localizar las suyas mientras bostezan aburridos de ver la misma escena que a diario les resta aquella sensación de libertad que algún día tuvieron.

Aunque es de las más visitadas no es, a mi juicio una de las zonas más bonitas de la ciudad a la que hay que dedicar un tiempo para visitar el Jardín de Las Rosas también con magníficas vistas y, por supuesto, a descubrir las cicatrices ocultas del vertiginoso crecimiento de la ciudad en solo 150 años.

No son en absoluto despreciables las vistas que se obtienen de la iglesia de San Valentín a la que algunos llaman catedral pese a que nunca llegó a serlo, aunque lo pretendió o las que se disfrutan desde el borde del río, partiendo desde el zoo para encaminarse  hacia el Museo  Paul Klee, donde se  guarda el cuarenta por ciento de sus trabajos y que nadie interesado en arte moderno deja de visitar.

Junto a ella el único parque de Berna situado en el antiguo cementerio de la iglesia que tiene cien metros de altura, el edificio religioso más alto del país, que se ve desde la orilla del río

Junto a ella el único parque de Berna situado en el antiguo cementerio de la iglesia que tiene cien metros de altura, el edificio religioso más alto del país, que se ve desde la orilla del río A. Viri

El museo, diseñado por Renzo Piano, se encuentra muy cerca del cementerio en el que está enterrado el artista suizo

El museo, diseñado por Renzo Piano, se encuentra muy cerca del cementerio en el que está enterrado el artista suizo A. Viri

Aquí, como a otras ciudades de este país, emigraron cientos de españoles hace cincuenta años buscando el cambio "Un franco, catorce pesetas", que nunca pidieron gastar en los seis km de galerías porticadas repletas de pequeños comercios bajo los arcos de las principales calles entre las que, discreto, se encuentra el Museo de Einstein, en el mismo lugar en el que el sabio vivió unos años con su mujer. 

A Berna siguen llegando personas de todos los lugares del mundo en busca de mejores oportunidades, comenzando de cero porque se prioriza al personal cualificado y formado en centros de FP, como camareros o floristas, que tienen un sueldo mínimo garantizado de 4.400 y 7.000 francos respectivamente.

Cantidades suficientes para disfrutar de la omnipresente fondue y para adentrarse en el mundo  del queso en Emmentaler Schaukäserei donde aprender a hacer queso de mano de un maestro quesero y llevártelo a casa tras escuchar la historia y proceso de elaboración.

En la quesería se puede adquirir queso Emmentaler de distintos grados de curación

En la quesería se puede adquirir queso Emmentaler de distintos grados de curación A. Viri

No está lejos, solo distante

A Mürren se llega en transporte público tras varias conexiones desde Berna, pero una vez en este pequeño pueblo sin coches y considerado uno de los más bonitos de Suiza, ya nada importa. Lo que desde Berna se adivinaba, deja de ser promesa y se convierte en realidad.

Una realidad que ya ha sido descubierta por muchos, ojalá aún no por demasiados, que llegan a pasar el día aventurándose por  una de las innumerables rutas de senderismo entre las que la gente se dispersa en busca de cascadas, como las de Mürrenbatchfall, la más alta del país, de la vía ferrata que hasta bien entrado el verano pueden estar cubiertas de nieve, o con la idea de pasar una jornada en familia en Allmendhubel.

La montaña de Mürren es Allmendhubel, punto habitual de salida para las rutas panorámicas de las que se regresa exhausto y henchido de satisfacción por las increíbles vistas

La montaña de Mürren es Allmendhubel, punto habitual de salida para las rutas panorámicas de las que se regresa exhausto y henchido de satisfacción por las increíbles vistas A. Viri

Ingeniería suiza aplicada al cable car

Ingeniería suiza aplicada al cable car A. Viri

Otros, tras haber disfrutado ya del funicular con más desnivel del mundo, capaz de ascender 800 metros en cuatro minutos e inaugurado a finales del pasado año, se deciden a emprender camino a Schiltorn en el teleférico más largo de Europa, abierto hace solo un par de meses.

A casi 3.000 metros de altura, el Schiltorn, donde a finales de los sesenta James Bond se puso al "servicio secreto de su majestad" descubriendo al mundo unas vistas prodigiosas, unas pistas de ski inacabables y el primer restaurante giratorio del mundo  que, seis décadas después ahora ya con el añadido de Piz Gloria sigue rotando mientras sirven un buffet bajo el  logo del agente secreto más famoso del cine, se ha convertido en el mejor mirador panorámico.

Muchos saben que es aconsejable hacer una parada previa o posteriormente en Birg, como “preparativo” de lo que se avecina, aunque no todos son capaces de superar el vértigo de la pasarela que, ¡oh sorpresa!, es gratuita.

Caminar sobre el abismo  transitando por un grueso cable, una plataforma de cristal o un camino de rejilla es parte del Thrill walk

Caminar sobre el abismo  transitando por un grueso cable, una plataforma de cristal o un camino de rejilla es parte del Thrill walk A. Viri

Schiltorn con buen tiempo es el perfecto balcón para divisar el Montblanc. Solo cuando Murphy y su ley  se empeñan, impiden que desde allí se vean el Junfrau, el Mönch y el Eiger todos ellos patrimonio mundial de la UNESCO y otros doscientos picos de montaña que se pueden identificar en los cuarenta y cinco minutos que Piz Gloria tarda en girar sobre su eje.

Lugar privilegiado para disfrutar de las vistas de los Alpes suizos e incluso los Vosgos franceses y la selva negra

Lugar privilegiado para disfrutar de las vistas de los Alpes suizos e incluso los Vosgos franceses y la selva negra A. Viri

La caminata desde Mürren a Schiltorn es, sin duda, exigente: cinco sufridas horas de ascenso continuo que se evitan con el teleférico, de cuyo horario hay que estar pendiente. En invierno, las pistas se transforman en pistas de ski, de trineo o de senderismo invernal.