Por qué Disney estrena una nueva ‘Guerra de los Rose’ en clave siglo XXI

Por qué Disney estrena una nueva ‘Guerra de los Rose’ en clave siglo XXI FX

Cultura HABLEMOS DE CINE

Por qué Disney estrena una nueva ‘Guerra de los Rose’ en clave siglo XXI

Publicada

'Los Rose' es la nueva versión del clásico de 1989, 'La Guerra de los Rose', protagonizada por Michael Douglas y Kathleen Turner y basado en la novela de Warren Adler. Dirigida ahora por Jay Roach y con guion de Tony McNamara, está protagonizada por unos inconmensurables Olivia Colman y Benedict Cumberbatch que, aunque parezca mentira, hacen algunas de las interpretaciones más redondas de sus respectivas y deslumbrantes carreras.

Porque hay una cosa muy difícil en la interpretación, mucho más que interpretar a un dragón o a un asesino o una reina excéntrica, y es interpretar a tipos corrientes, de nuestro tiempo, con sus problemas, complejos y miserias, con sus ataques de felicidad o de risa o de nervios y que nada de lo que ahí sucede nos resulte ajeno. Que todo lo comprendamos. 

Quizá la tesis principal que plantea la cinta es que el matrimonio no es un lecho de rosas, un tema tan recurrente en la historia del cine que diferentes maestros, desde Ozu a Bergman, han tocado con miradas y sensibilidades siempre distintas

¿Y qué comprendemos de la guerra de estos Rose del siglo XXI? Quizá la tesis principal que plantea la cinta es que el matrimonio no es un lecho de rosas, un tema tan recurrente en la historia del cine que diferentes maestros, desde Ozu a Bergman, han tocado con miradas y sensibilidades siempre distintas.

Y la mirada de hoy es la de los problemas que acucian a la sociedad occidental moderna, tales como la conciliación, los roles de género, el éxito profesional, el cuidado de los hijos y, por supuesto, el dinero. Porque de todo eso trata 'Los Rose', de cómo este matrimonio aborda el fracaso profesional de él y el éxito de ella sucedidos al mismo tiempo sin que ninguno acepte del todo bien que esa no era la hija ruta que habían prefijado en sus vidas, de manera consciente o inconsciente.

Estos Rose no nos son ajenos, son profundamente verdaderos, con sus éxitos, sus fracasos, sus reproches, sus miradas de odio, sus intentos desesperados por reconstruirse unas veces, y destruirse, otras

Y aproximarse a ello desde la comedia es también muy del curso de nuestro tiempo. Porque esta mirada no es como la de Ozu, desde el respeto profundo a la sagrada institución del matrimonio y la familia, ni es como la de Bergman, desde la más desesperanzada destrucción del amor, sino que es más ácida, más cínica, donde el amor aparece más como un contrato entre iguales que cuando les convierte en desiguales les transforma en seres extraños que no se reconocen, que se olvidan de lo que fueron, de cómo se quisieron o de cómo se deberían querer. 

Esta guerra de los Rose, estéticamente poderosa, con unos secundarios magníficamente dibujados y algunas escenas absolutamente geniales de comedia negra, no es tan mordaz y violenta como la de 1989 que, en realidad, es lo que la hacía un poquito más inverosímil.

Estos Rose no nos son ajenos, son profundamente verdaderos, con sus éxitos, sus fracasos, sus reproches, sus miradas de odio, sus intentos desesperados por reconstruirse unas veces, y destruirse, otras. Por todo esto, quizás, te ríes más y por esto mismo, también, te duele un poco más.