La importancia de la privacidad y los falsos mitos sobre el anonimato de bitcóin
Para el divulgador Andreas Antonopoulos "el anonimato es la única forma en que podemos crear sistemas robustos que permitan a las personas hacer valer sus derechos y su libertad". Según sus palabras, "si no hacemos a bitcóin más privado no sobrevivirá"
26 enero, 2021 06:00Informativos, programas de televisión, prensa generalista, e incluso series... cuando bitcóin irrumpe en cualquiera de estos soportes lo hace habitualmente por una cuestión de precio, bien por una oscilación brusca al alza o a la baja o, cada vez menos, por alguna actividad ilícita o práctica fraudulenta con la que relacionarlo.
No es raro haber escuchado a alguien afirmando que "bitcóin solo sirve para financiar el terrorismo, se usa como pago a narcotraficantes y también para el lavado de dinero". Tampoco sería de extrañar haber oído eso de "una nueva estafa de bitcóin", que hace referencia a cualquier tipo de engaño cuyo objetivo es la criptomoneda en lugar de los euros. Claro, que a veces pareciera que es el propio activo quien cobra vida propia y pergeña todo tipo de fechorías.
Nadie niega que se realicen actividades ilícitas con bitcóin, igual que se ha hecho toda la vida con dólares, euros o pesetas. No es que no se realicen estafas con bitcóin, por supuesto que las hay, y muchas, pero también se hacen utilizando libras o yenes. La mayoría de las estafas que tienen que ver con bitcóin, de hecho, se asemejen bastante, aunque en distinta escala, a lo que en su momento fueron las sonadas estafas piramidales de Fórum Filatélico y Afinsa, la diferencia es que con ellas no fue el euro el que estuvo en entredicho, sino los responsables de perpetrarlas.
Los seguidores de esta industria perciben en estas afirmaciones una clara intencionalidad a la hora de mostrar narrativas relacionadas en infinidad de ocasiones con el delito, pero es más lógico pensar que parten de la ignorancia y el desconocimiento. Desde luego, ese no es el fin de la creación de bitcóin, ni lo más destacable de su tecnología.
De hecho, la propia Europol fija en el 1,1% las transacciones que se realizan con bitcóin y otras criptomonedas relacionadas con actividades delictivas en su informe de 2020. También señalaban que entre 2011 y 2013 la cifra era bastante más elevada: un 20%.
Bitcóin no es anónimo
Es uno de los falsos mitos existentes sobre bitcóin, y es precisamente el que magnifica su presencia como el protagonista de todas las irregularidades que se cometen en la 'dark web'. Pareciera que cualquier rastro de bitcóin es borrado de inmediato, que no deja huella cuando, precisamente, una de sus principales características es que todas sus transacciones pueden ser consultadas, pues son públicas, están en la blockchain y se pueden trazar. Desde luego, no aparecen los nombres y apellidos de los que usan su red, pero no resulta muy complicado seguir una pista y observar los movimientos entre distintas direcciones. Por este motivo se dice que bitcóin es una moneda seudónima o pseudo-anónima, pero no anónima.
Andreas Antonopoulos, uno de los mayores divulgadores sobre bitcóin, afirma que "si no hacemos bitcóin más privado no sobrevivirá. Será atacado". Desde su punto de vista, "el anonimato es la única forma en que podemos crear sistemas robustos que permitan a las personas hacer valer sus derechos y su libertad".
La importancia de la privacidad
A nadie, por norma general, le gusta que cada movimiento en su día a día pueda ser controlado por los demás: lo que compras en el supermercado, en la farmacia, en un restaurante, la nómina, el saldo a fin de mes... ninguna de estas cosas son ilegales, pero todo ello forma parte de nuestra privacidad o de nuestro entorno más cercano, el que nosotros elegimos. Sin embargo, cuando el concepto de privacidad lo relacionamos con bitcóin, con las criptomonedas o con cualquier forma de dinero, pareciera que nos adentramos en el terreno de la opacidad, de lo ilícito. En esencia, es lo mismo: protegerse de las intromisiones ajenas.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos recoge en su artículo 12 que "nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o correspondencia, ni de ataque a su honra o a su reputación. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra tales injerencias o ataques". En los mismos términos se expresa el artículo 17 del Pacto internacional de Derechos Civiles y Políticos, adoptado por la Asamblea General de Naciones Unidas.
En definitiva, la privacidad es un derecho, y protegerlo es algo crítico desde el punto de vista de la propia libertad personal, y ello no quiere decir que mantener algo en el anonimato tenga que estar relacionado con actos que van más allá de las leyes. De hecho, puede ser una buena práctica para evitar que sucedan.
La privacidad, un bien cada vez más escaso
Con la llegada de internet, la posterior irrupción de las redes sociales y los teléfonos inteligentes la privacidad ha tendido a reducirse de forma drástica. No sería difícil trazar un día cualquiera de nuestras vidas entre aplicaciones y buscadores: qué compras, dónde has estado, en qué restaurante has comido... cuáles son tus gustos, tus búsquedas en internet, tu vida entera en Facebook, Instagram, Twitter o Tik Tok... Alexa y Ok Google te escuchan, el móvil también... prácticamente toda nuestra vida está cedida a la comodidad de la tecnología y lo vemos con resignación, como una batalla ya perdida. Existe una máxima en el mundo digital que dijo alguien en algún momento y que se ha acabado convirtiendo en una máxima: "cuando algo es gratis, asume que el producto eres tú".
En cualquier caso, existen métodos o soluciones relativamente recientes que pueden ayudar a los usuarios a hacer más privado (aunque no del todo) a bitcóin, como son los 'coinjoin' que usan las aplicaciones wasabi wallet o samourai wallet. No usar siempre la misma dirección para todos los movimientos también ayuda a reducir la exposición y, sobre todo, es importante no hacer públicas las direcciones de bitcóin junto con los datos personales, pues esto puede facilitar mucha información a cualquiera con un mínimo de interés. También es importante señalar que los BTC de procedencia ilícita son marcados y empresas como Chainalysis han creado herramientas que rastrean distintas cadenas para poder identificar a usuarios que realizan operaciones sospechosas a través de la extracción de metadatos.
Todos los proyectos criptográficos, en mayor o menor medida, intentan resolver algún problema del mundo real mediante técnicas o procesos de cifrado. Cuando hablamos de privacidad, un concepto que sin duda tendrá un gran valor en el futuro, un nombre propio se abre paso entre todos los demás, y no es Bitcóin sino Monero (XMR). Es la criptomoneda de la privacidad por excelencia, de momento imposible de rastrear, y no porque no se haya intentado. La mayoría de sus desarrolladores, de hecho, también son anónimos y su nombre hace referencia a la palabra moneda en esperanto.