Según datos publicados esta semana por el Eustat, la tasa de empleo en Euskadi se encogió un 8,1% en 2020. Y es que, a pesar de los empleos salvados por los ERTE, se han destruido más de 13.000 empleos el pasado año. Un escenario complejo en el que, además, el lehendakari retrasó el viernes un año más la recuperación a niveles pre covid, hasta 2023. Es el complicado terreno de juego en el que la vicelehendakari y consejera de Trabajo y Empleo, Idoia Mendia, debe dar respuestas a uno de los principales problemas de Euskadi, después del sanitario. Para ello avanza una profunda renovación de Lanbide, el servicio vasco de empleo, con el objetivo de que logre su objetivo, preparar y hacer que los vascos encuentren trabajo. La modificación de la RGI y la gestión del diálogo social con ELA y LAB, que siguen sin acudir a la mesa, son otros de los retos para la recuperación.
Las empresas coinciden en señalar la necesidad cada vez más apremiante de medidas que flexibilicen el diálogo social como herramienta para evitar despidos ¿Cómo lo ve usted?
Se trata de cuestiones del ámbito de la negociación colectiva, por lo tanto es en ese ámbito de la negociación colectiva donde llevarse a cabo. Pero sí creo que las normas laborales requieren de una reforma. Yo siempre he defendido, como lo hace el Presidente, la necesidad de un Estatuto de los Trabajadores a la altura del siglo XXI, que dé unas normas que permitan a los empresarios ser competitivos, pero que también defiendan los derechos de los trabajadores y no se pierda el papel de los sindicatos.
¿La reforma laboral?
Hay que recordar que la reforma se hizo sin acuerdo por parte del Gobierno de Mariano Rajoy y lo que hace es recortar derechos a los trabajadores, tratar de borrar el papel de los sindicatos y no ha significado gran mejora para que los empresarios estén en mejores situaciones a la hora de enfrentarse a los problemas cuando hace falta esa flexibilidad.
Ya no es tiempo de parches o de reformas laborales, se trata de hacer una nueva Ley
¿Entonces?
Lo que necesitamos es hacer un nuevo Estatuto. Hay conceptos nuevos como que un móvil puede ser una oficina de trabajo, que el espacio ha perdido importancia, que se puede trabajar en una plataforma... A todas estas cuestiones hay que dar una respuesta y tiene que ser una respuesta que sirva a empresarios y trabajadores.
Y mientras tanto ¿cómo se puede afrontar?
Es verdad que la situación es complicada en el ámbito de la negociación colectiva, pero es el marco en el que tienen que regularse ese tipo de decisiones. Está también la mesa del diálogo social, que comparten con Gobierno de España patronal y sindicatos. Espero que avancemos en ese nuevo Estatuto de los Trabajadores, porque creo que lo reivindican todos. Yo creo que ya no es tiempo tantos parches, de reformas laborales, se trata de hacer una ley.
ELA y LAB tienen que entender que la mesa de diálogo social no es un parlamento, se sientan como agente social, no en función de los representados que tienen. Pero saben que tienen la mano tendida
Precisamente acaban de cerrar el acuerdo para la recualificación de trabajadores de sectores afectados por la crisis en la mesa de diálogo social ¿ven ahí esa capacidad de entendimiento entre patronal y sindicatos?
Aquí en Euskadi se trata de un terreno de juego más centrado en acuerdos que vayan encaminados a hacer políticas públicas que beneficien a empresarios y a trabajadores. Aquí tenemos un buen clima de trabajo. Hay diferencias, pero los representantes de las patronales y de los sindicatos trabajan de manera muy proactiva por conseguir acuerdos, aunque sean costosos, y a la vista están los resultados, tanto en el marco de la brecha salarial, los planes de igualdad, pero también temas de conciliación. Se ha avanzado mucho en los complementos de los ERTEs o en el programa de cualificación y recolocación.
¿Ve posible que los sindicatos nacionalistas ausentes, ELA y LAB, se sienten en ese foro?
Saben que tienen la mano tendida y la puerta abierta permanentemente para sumarse a esa mesa. Les he explicado que el diálogo tripartito no es una traslación del Parlamento. Es verdad que ahí se sientan los sindicatos más representativos, pero una vez que te sientas, no estás en cuanto al número de representados que tienes, sino como agente sindical. Así es como se trabaja, y no lo marca el Gobierno vasco, ni el Gobierno de España, es de la Organización Internacional del Trabajo y para todos los países.
¿Y la relación con el departamento de Trabajo?
Mantenemos una relación buena y estable con ellos, porque la autoridad laboral somos nosotros. Cuando hay conflictos en empresas, los comités de empresa trasladan a la dirección de trabajo con absoluta normalidad y son los sindicatos quienes hablan. La relación es buena, pero falta su presencia en ámbitos tan importantes como el de la mesa de diálogo social.
Tenemos que hacer que Lanbide sea lo que dice la Ley que debe ser: una herramienta que permita activar el empleo a las personas
Una de las prioridades que se ha marcado su departamento es replantear el funcionamiento de Lanbide
Es lo fundamental, primero y más urgente. Lanbide es la gran herramienta que tiene el Gobierno vasco para hacer políticas de empleo y necesitamos mejorar su organización interna para que pueda dar respuesta a lo que dice la Ley que debe hacer: ser una herramienta al servicio del empleo de calidad y que pueda activar el empleo.
Y ¿cómo va lograr que Lanbide sea realmente una herramienta que ayude al ciudadano a encontrar empleo?
Apoyándose en la digitalización. La digitalización nos ayudará a simplificar los procesos administrativos y, por lo tanto, también ayudará a que los trabajadores hagan mejor su tarea dedicando más tiempo a la orientación, a ser tutores de los desempleados, a dar la formación adecuada y también a estar en contacto con el entorno. Es muy importante que las oficinas estén pegadas al territorio. La oficina de Barakaldo no puede ser igual que la de Oyón. Porque el tejido económico es muy diferente. Los trabajadores tienen que recuperar ese papel de estar en contacto con el tejido económico del entorno de las oficinas.
La gestión de la RGI se ha comido casi todos los recursos de Lanbide
Eso supone un cambio en la organización del trabajo Lanbide ¿qué pasos se están dando para acometerlo?
Ya hemos dado los primeros pasos este mes de enero. De acuerdo con los agentes sociales y económicos, hemos comenzado a preparar el decreto que dé forma a una nueva dirección, una nueva unidad de coordinación e información.
La renta de garantía de ingresos (RGI) ha sido un frecuente caballo de batalla por las irregularidades y por el trabajo que genera
En estos diez años de Lanbide, la gestión de la renta de garantía de ingresos se ha comido de alguna manera casi todos los recursos humanos, los esfuerzos de todos los trabajadores de Lanbide. Por eso es fundamental reformar la RGI para que su tramitación se vea aligerada y no inunde la gestión.
Con la nueva Ley de la RGI descenderán el número de indebidos y de errores
¿La nueva Ley arreglará eso y los errores?
Necesitamos una mejor plataforma digital para aligerar la gestión de los expedientes. Eso nos ayudará a descender el número de indebidos, de errores, por falta de documentación o falta de información en tiempo y forma. Esta gestión es ahora un atasco administrativo. Pero la Ley también va orientada a proteger a más gente, porque hemos visto en estos últimos años que había personas necesitadas que no encajaban en los requisitos. Es el caso de personas mayores, pensionistas.
¿Y con la nueva prestación? ¿Con el Ingreso Mínimo Vital?
Claro como ha surgido esa prestación, que también los vascos la van a recibir, pues se trata de que podamos integrar todas las prestaciones en un mismo sistema.