La propietaria de un establecimiento hostelero de Bilbao cierra la persiana ante la mirada de unos clientes. /EFE

La propietaria de un establecimiento hostelero de Bilbao cierra la persiana ante la mirada de unos clientes. /EFE

Economía

"Otro cierre municipal será una ruina anunciada"

Desconcierto y perplejidad entre los hosteleros y comerciantes ante la posibilidad de que se endurezcan las restricciones frente a la Covid a las puertas de Semana Santa

26 marzo, 2021 05:00

Los hosteleros vascos contienen la respiración. Si se cumplen los peores augurios y el LABI que se celebrará esta tarde aprueba finalmente ampliar las restricciones de movilidad municipal y de aforo de los locales, auguran pérdidas millonarias. "Será la puntilla", advierten, para  un sector al que la crisis sanitaria de la Covid-19 no le permite levantar cabeza.

A las puertas de la Semana Santa, con muchas reservas cerradas en los restaurantes y, sobre todo, en hoteles y casas rurales -estos establecimientos estarían ocupados en un  83%  durante los días festivos- el sector ha acogido con perplejidad y  con mucha preocupación el aviso del lehendakari Iñigo Urkullu, especialmente porque llega envuelto de una cierta confusión, con diferentes miembros del Gobierno vasco descartando primero y anunciando después restricciones en cuestión de apenas unas horas.

A la espera de que Urkullu ponga su rúbica sobre la decisión, todo parece indicar que los ciudadanos que quieran mantener viva la 'Operación Semana Santa' no podrán perder de vista la lista semanal de los municipios que superen una incidencia en 14 días de 400 casos por cada 100.000 habitantes. Esta barrera, más restrictiva aún que la anterior -que fijaba el umbral de casos en 500 casos- supondrá el cierre perimetral del municipio. "Si esto se produce así será una ruina anunciada", dice Bonifacio García, presidente de la Asociación de Hosteleros de Bizkaia.

Hay que tener en cuenta que los municipios que tengan la obligación de cerrarse por el incremento de casos se conocerán los martes. Es decir, en el caso de la semana que viene sería ya a las puertas de las jornadas festivas que arrancan el jueves, siempre que se pongan en marcha las medidas esta tarde. En estas localidades 'cerradas'  los locales hosteleros podrían  tener que reducir su horario de atención al público en el interior a dos franjas horarias: desde las 06.30 hasta las 9.30 horas y desde las 13.00 hasta las 16:30 horas. Con estas 'franjas', el Gobierno suple el cierre total de los bares para no tener que enfrentarse a un nuevo varapalo judicial, tras la decisión del TSJPV de anular el cierre anterior. "En este momento cuando, las bodegas de los bares, restaurantes y hoteles están llenas, y los clientes con las reservas realizadas, las pérdidas para nosotros puede ser millonarias. El daño para la hostelería y el comercio sería terrible", insiste García que quiere pensar que se trata de un "aviso a navegantes"  del lehendakari para que "todos seamos responsables" y que se dejará la aporbación de mayores restricciones para después de las vacaciones. "Cerrar ahora sería muy contraproducente para el sector", señala. "Sobre todo si tenemos en cuenta sería una decisión tomada sólo por el lehendakari", señala en relación con el hecho de que no se hayan consensuado estas posibles medidas con el sector. "Parece que nosotros, los hosteleros somos el enemigo a batir".

También se ven con escepticismo unas medidas como los cierres por franjas,  que "en otras comunidades no han tenido  el resultado que se esperaba, como es el caso de Cataluña", recuerda Kino Martínez, de la Asociación de Hosteleros de Gipuzkoa. "Los cierres por franjas suponen un problema añadido a los que ya tenemos, porque es muy complicado gestionar los problemas de personal". "Si hasta ahora ya trabajamos mal, imagínate con esos horarios". "La decisión no se entendería en el sector", insiste. "Lo único que será efectivo es que se vacune a la población cuanto antes y que no haya más retrasos", señala a modo de crítica, teniendo en cuenta que Euskadi sigue a la cola de las comunidades autónomas en ritmo de vacunación.

 La preocupación por la posibilidad de que se produzca un cierre de municipios es máxima en sectores como el de las casas rurales, que se muestran como la elección favorita de los vascos para pasar las próximas vacaciones. Ya se notó un impulso en el puente de San José, y de cara a las vacaciones de Semana Santa tienen reservas casi al mismo nivel que en 2019. Este año un 83% frente al 87% del último ejercicio con vacaciones en esta época -el año pasado estabamos en pleno confinamiento-. "Este dato tan bueno para nosotros se puede ir al traste si el Gobierno impide la movilidad", lamenta Idoia Ezkurdia, responsable de la Asociación de Casas Rurales Vascas, Nekatur, que agrupa 248 establecimientos de agroturismo, casas rurales y apartamentos rurales. Además temen el "caos" que puede suponer que "casi sobre la marcha" la gente tenga que anular las reservas porque no puede salir de su  municipio o porque no puede entrar en el lugar en el que esté el alojamiento rural.

En la misma línea, Álvaro Díaz-Munío, presidente de la Asociación Hotelera Destino Bilbao destaca el handicap que supone para el sector que se cierre la movilidad municipal, sobre todo en un momento en el que "muchos hoteles acaban de abrir ahora sus puertas". Sin embargo, recuerda que a diferencia de los alojamientos rurales, para los hoteles "no empezará a remontar la situación hasta que se permita la movilidad, al menos entre comunidades autónomas". "El turismo local no es suficiente para nosotros", y recuerda que en el Puente  de San José el alojamiento en hoteles no superó el 30%.

La posibilidad de que se incrementen las medidas restrictivas no sólo supone un fuerte varapalo para los hosteleros y los establecimientos hoteleros. el comercio se ha visto afectado de forma muy dura a lo largo de estos meses de pandemia. "Otro cierre sería un fuerte mazazo, especialmente para el comercio de proximidad", señala Pedro Campo, el presidente del Cecobi, la asociación de comerciantes de Bizkaia.

Campo recuerda que "el consumo está a niveles muy bajos, entre un 50% y un 55% por debajo de lo normal" debido a las restricciones, la falta de movilidad y "sobre todo el miedo" a lo que pueda venir en un futuro desde el punto de vista económico. "Hay mucha incertidumbre y eso pesa". "Habrá una crisis de cosumo muy fuerte en los próximos meses", advierte.

Con todo, Pedro Campo recuerda que "lo primero que debe cuidarse es la salud", porque nada avanzará si no se pone coto al virus