El Gobierno reiteró ayer su confianza en que la economía vasca esté recuperada en 2022. El consejero de Economía y Hacienda, Pedro Azpiazu, dio por sentado que en el segundo trimestre del año que viene se haya "recuperado toda la caída de 2020".
De hecho, el Ejecutivo ha revisado al alza su estimación de crecimiento para el próximo ejercicio. Así, mientras para 2021 se mantiene la previsión de incremento del PIB en el 6,7%, para 2022 se estima un aumento del 6,4%, siete décimas más de lo inicialmente fijado en las previsiones iniciales.
La economía vasca es eminentemente industrial y, por ello, es la industria la que tirará en buena media de esa recuperación.
Azpiazu señalaba en una entrevista a Radio Euskadi que este año este sector crecerá en torno al 9,7%, tras la caída de más de un 11% en 2020. Sin embargo, pesan sobre la industria fuertes condicionantes, hoy por hoy imposibles de controlar, como la falta de chips, el coste de las materias primas o el de la energía que arrojan muchas incertidumbres sobre esa recuperación.
De hecho, el propio Azpiazu reconocía que "son variables que no favorecen al crecimiento" y los empresarios alertan continuamente sobre estos "nubarrones" que pueden dificultar mucho la recuperación y el crecimiento tras la la crisis del Covid.
"Amenaza a la leve mejoría"
Ayer mismo, por un lado, el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, que participó en un encuentro organizado por la asociación de alumnos de la escuela de negocios de la Universidad de Deusto, y por el BBVA en San Sebastián, consideraba que no se llegaría al escenario precovid antes de 2023. Por otro, SEA-Empresas alavesas alertaba en su último informe sobre el efecto del Covid sobre las empresas de las consecuencias que tendrá sobre la recuperación la falta de chips que está obligando parar la producción de empresas como Mercedes, o ayer mismo Michelin, que ya ha anunciado también que parará su producción durante siete días salpicado por la falta de semiconductores para la automoción, con las repercusiones que tendrá el parón de estas grandes empresas para el conjunto de la economía vasca.
Además, el informe de los empresarios alaveses pone el foco de nuevo en el precio de las materias primas . De hecho, más de la mitad de las empresas alavesas, el 53%, se está viendo afectada por la falta de materias primas, circunstancia que unida al "desorbitado" precio de la energía, "amenaza la leve mejoría", con aumento de los pedidos y de su actividad tras más de un año y medio de pandemia, según recoge el informe.
Los empresarios también enfrían las previsiones de crecimiento para el próximo año, ya que el 65% de las empresas cree que el mercado no recuperará su actividad hasta finales de 2022.
Pese a ello, el informe sí constata una disminución de las empresas que se sienten "altamente afectadas por el coronavirus, hasta el 25%· se mantiene la mejora en la cartera de pedidos de las empresas y la facturación.