Como vienen señalando las empresas, la problemática de los suministros y el coste de las materias primas se está empezando a notar de manera muy grave en la actividad económica hasta convertirse en una situación crítica Si bien los problemas comenzaron a apuntarse en el principio de año, las consecuencias de esta deriva se han acuciado a partir del verano, pero ya en el segundo trimestre del año se ha registrado un incremento de los precios de las importaciones del 19,3% respecto al año pasado. En el caso de los productos energéticos el incremento ha sido del 73,2% sobre el 2020 y del 10,7% respecto al primer trimestre del año. las subidas representan un ascenso muy superior al registrado en las exportaciones, cuyos precios, en cambio solo han crecido un 6,9% respecto al año pasado con lo que se acumula un efecto negativo en la balanza comercial.
La crisis de los suministros se ha evidenciado con fuerza en el sector de la automoción por la falta de chips semiconductores que ha afectando en Euskadi a Mercedes y al conjunto de un sector que ocupa a 40.000 personas, pero que también ha comenzado a derivarse a otras empresas como Michelin, que se ha visto obligada a ajustar su producción. A este escenario se ha sumado también un incremento de los costes energéticos con la descontrolada carrera del precio de la luz, junto a problemáticas de transporte.
El problema empieza a afectar de un modo severo también a la energía eólica que registra retrasos y acuse un descuadre financiero que ha llevado a dos gigantes de la fabricación como Siemens Gamesa o Vestas a rebajar sus previsiones económicas este año. Elementos básicos en la estructura de un aerogenerador, como el acero, el níquel, el cobre o el aluminio, han aumentado su precio desde el verano del año pasado un 110%, más que multiplicarse por dos.
El sector de la fundición, con una gran importancia en la industria vasca, ha dado la voz de alama sobre la situación que está generando el aumento del coste energético, junto a la falta de suministros y su encarecimiento, así como el ascenso de los costes del transporte. Unas circunstancias que están convirtiendo la situación de crisis "estructural" y que lleva a muchas empresas del sector a una situación "crítica" que "pone en entredicho" su futuro. Así lo ha confirmado la Federación Española de Asociaciones de Fundidores (FEAF), que tiene su sede en Bilbao, y que agrupa a 150 compañías que dan empleo a 18.290 trabajadores y facturan 3.650 millones de euros.