La construcción vasca no vislumbra un 2022 de gran mejoría. Con los tipos de interés a punto de subir, un "cuello de botella" entre oferta y demanda y la crisis de suministros en su punto álgido, el sector encara un año en el que, según un informe de la Cámara de Gipuzkoa, no esperan aumentar su inversión con respecto a 2021. Y es que los altos costes han llegado al extremo de que algunos contratos de obra civil no dejan márgenes de rentabilidad suficientes para las empresas del sector. De hecho, según reconoció a este periódico Txema Muñoz, presidente de la Asociación de Constructores de Gipuzkoa (Ascongi), en algunos casos no se descarta que esa ofertas sean directamente contratos que solo reportan pérdidas a quienes acuden a ellos.
De ahí que entre el segundo semestre de 2021 y lo que llevamos de 2022 las instituciones públicas hayan visto cómo quedaban desiertos 43 contratos de obra civil. Entre todas esas ofertas, que recorren el ámbito institucional desde los ayuntamientos hasta el Gobierno vasco pasando por entidades como el parlamento autonómico, URA o las diputaciones, el sector público ha visto cómo quedaban desiertas las convocatorias para un total de más de 15 millones de inversión, con un importe entre todos esos contratos de 15.496.364,04 euros.
Proyectos clave, en el aire
Algunos proyectos no revisten de gran importancia —hay entre los contratos desiertos obras como la construcción de unos ascensores o la reparación de las gradas de un campo de fútbol—, pero otros de los proyectos desiertos forman parte de programas clave entre las instituciones. Es el caso, por ejemplo, de Badalab, el laboratorio de innovación social y lingüística con el que la Diputación de Gipuzkoa busca revitalizar el euskera. Parte de las obras para la habilitación de algunas plantas de la antigua biblioteca de Errenteria para acoger a este laboratorio, al cuya construcción le había dado el equipo de Markel Olano un carácter urgente.
Bizkaia también se ha encontrado dificultades en otro proyecto esencial para un 2022 en el que se espera una reactivación del turismo. La Fase II de la rehabilitación de los accesos a San Juan de Gaztelugatxe, afectados por un desprendimiento a comienzos de 2021 y reabiertos parcialmente principios de verano, también ha quedado desierta. El contrato, provisto de un presupuesto de 461.661,60 euros, casi medio millón, tampoco encontró a ninguna constructora dispuesta a ejecutarlo.
El Gobierno vasco también se ha topado con dos reparaciones en sus centros públicos desiertas y tampoco ha encontrado constructoras interesadas en arreglar el firme del vial que accede al puerto de Pasaia, otra infraestructura vasca clave. El Ararteko también ha tenido problemas para reparar sus accesos en una obra que corría a cargo del Parlamento Vasco y URA tampoco ha conseguido convencer a ninguna constructora para naturalizar el paso de un arroyo por Artea.