Economía

La guerra de Ucrania ahonda en la crisis estructural del sector primario vasco

El sector lácteo lidia con la subida del precio de los piensos mientras la agricultura arranca la siembra con el gasóleo B 37 céntimos más caros que hace un mes

12 marzo, 2022 05:00

En medio de una crisis con cientos de derivadas empresariales, el campo vasco no es ajeno a la situación bélica de Ucrania y sus derivadas económicas. Si el precio del combustible trae de cabeza a cientos de consumidores y empresas logística hasta el punto de verse en la tesitura de parar por el alto coste de la gasolina o del diésel, en el campo los precios del gasóleo B también hacen temblar a un campo que mira ahora a la primavera y el verano, dos periodos de intensa actividad en el campo tanto en la cosecha de productos para la alimentación humana como para el ganado. Según los datos del Ministerio para la Transición Ecológica, el precio medio de este combustible, clave para la maquinaria agrícola, ha pasado de 1,10 euros por litro repostado a 1,47 en apenas 28 días. 37 céntimos más de precio que están lastrando a ganadería y agricultura como pocas veces se recuerdan.

En el ámbito ganadero, el sector lácteo resulta clave para la economía vasca. Según los sindicatos ENBA y EHNE, la producción anual de leche en Euskadi ronda las 170.000 toneladas. Desde el pasado verano, los ganaderos se han movilizado para pedir una subida del litro de leche hasta los 0,70 euros. Ahora mismo, los precios medios en origen rondan en España los 0,38 euros, pese a que las compañías que comercializan la leche en Euskadi la venden a precios que oscilan entre 0,66 y 0,69 euros. La crisis de Ucrania no ha hecho más que ahondar en la crisis de un sector al que se le juntan los costes del gasóleo a los de la luz, clave para la automatización en procesos "como el ordeñado de las vacas", según señala Xabier Iraola, secretario general de ENBA.

 

En conversación con 'Crónica Vasca', Iraola aclara que la guerra en Ucrania, uno de los principales graneros de Europa, no supone un problema directo, pero sí indirecto "porque se ha movilizado mucha demanda al sur de Francia", que es la región de la que más se abastecen los ganaderos vascos. No hay un problema de suministros, pero sí de costes y, por tanto, de competitividad. "Ante el aumento de demanda, los precios han subido; estamos pagando un 30% más por el cereal y un 17% más por el trigo", señala Iraola, que matiza que "los precios eran altos ya de antes, pero ahora están desmadrados".

Entre los piensos del ganado vasco, destaca especialmente el caso del maíz, del que Euskadi importa anualmente 19.000 toneladas según ENBA. La compra, en este caso, no es del grano de maíz dulce que consumimos los humanos, sino de los restos de la extracción de ese grano: unas hojas y unos tallos que se usan para hacer un pienso cuyo precio se ha multiplicado por tres. "Algunos proveedores, ante el coste de la energía, directamente han dejado de darnos ese sobrante, porque las plantas francesas de biomasa les pagan más por el coste de la energía", apunta Iraola.

Así que la crisis no es de suministros en el campo vasco, sino de precios que lastran terriblemente la competitividad de los ganaderos de Euskadi y que, además, son muy difíciles de repercutir por la estructura comercial del lácteo vasco, plagado de cooperativas que son las encargadas de dar salida a las pequeñas producciones, extensivas o intensivas, que operan en el País Vasco. Cada céntimo de subida que añaden gigantes como Hacendado a empresas como Iparlat tiene que repartirse entre cooperativas y ganaderos, por lo que resulta más complicado aún hacer rentable al vacuno vasco en esta variante, que tiene muy difícil repercutir el salvaje aumento de costes que está experimentando por la 'emergencia energética' que ha traído la invasión rusa de Ucrania.

Sí está siendo relativamente posible en otros productos más sofisticados, como la carne de vacuno con la etiqueta Eusko Label, donde cadenas como BM o Eroski han permitido repercutir en 30 céntimos el coste de la carne según los sindicatos agrícolas. Pese a ello, en leche "está perdiendo toda la cadena del sector lácteo: ganaderos, cooperativas y, probablemente, la propia distribución". La situación es "gravísima" según Iraola y tiene otra amenaza en el medio-largo plazo: la falta de relevo generacional en un sector donde está boyando la producción y al que la crisis le podría dejar en la misma tesitura que la construcción tras la burbuja inmobiliaria de 2008: con una mano de obra más envejecida, con una generación perdida para el sector y con una crisis reputacional que haga que los jóvenes tampoco se interesen por el sector. "¿Quién va a entrar a la ganadería?" se pregunta el secretario general de ENBA.

El campo alavés, pendiente del combustible

Eso en el ámbito ganadero, pero es que la agricultura tampoco tiene mucha mejor pinta. Con esas subidas récord de la gasolina puede ser "insostenible" mover el tractor y es difícil pensar en un momento más complicado que este, a nueve días de la primavera, de la llegada del buen tiempo que dará el pistoletazo al periodo más activo del campo vasco y que arrancará con la siembra de muchas legumbres y del girasol, más codiciado que nunca precisamente por la guerra de Ucrania.

Además, "se empezarán a recoger las bolas de alimento para el ganado". El foco, según Iraola, señala de forma directa al campo alavés, quizá el que más se presta al empleo de maquinaria agrícola en un territorio más llano. "Allí la crisis puede ser una barbaridad", concluye el secretario general de ENBA.