Euskadi sigue siendo líder en materia de protecciones sociales a nivel estatal. Y es que, según el Consejo Económico y Social Vasco (CES), el presupuesto vasco dedicado a la Renta de Garantía de Ingresos (RG)) supuso en 2022 una cuarta parte del presupuesto global destinado a su equivalente, el Ingreso Mínimo Vital (IMV), en el conjunto de España.
Así, el Sistema Vasco para la Garantía de Ingresos y la Inclusión gestionó 418,9 millones de euros en ayudas sociales el año pasado, un 10,4 % menos que en 2021, un dinero que fue repartido entre 49.413 unidades perceptoras, un 6,3 % menos que el año anterior.
De este montante, la mayor parte, el 72 % (302 millones), procedió del capítulo de la Renta de Garantía de Ingresos (RGI). No obstante, esta cantidad supone una disminución del 15,8 % con respecto a 2021, cuando se destinaron 349,7 millones a este fin, y es comparable con los niveles de 2010, cuando se dedicaron 313,3 millones a este apartado. No obstante, continúa siendo el doble de lo que se dedicaba en 2006 (153,7 millones) a este capítulo, según los datos de la Dirección de Empleo e Inclusión del Gobierno vasco.
De esos 418,9 millones de euros repartidos, el 18,5 % (77,7 millones) se dirigieron a las Prestaciones Complementarias de Vivienda (PCV), fijadas en un máximo de 250 euros mensuales. Una cantidad muy similar a la de los últimos años. Y el 9,5 % restante (39,2 millones) fueron a parar a las Ayudas de Emergencia Social (AES), prácticamente lo mismo que en 2022, año en el que se repartieron 40,9 millones.
Aumento de las desigualdades económicas
Tal y como destaca el CES en su Memoria Socioeconómica de 2022, “Euskadi se sitúa en una posición favorable en comparación de los principales países europeos”, pero no es ajeno a la crisis y a la pérdida de poder adquisitivo sufrida por la devaluación de los salarios, lo que ha provocado un aumento de las desigualdades.
“El índice de riesgo de pobreza y/o exclusión, AROPE, ha subido del 13,9% al 16% en Euskadi, un aumento importante pese a que la tasa está muy por debajo del 28% de España y el 21,7% de media de la UE”, ha alertado el Presidente de la Comisión de la Memoria Socioeconómica, Jon Barrutia.
Un aumento de la población en riesgo de pobreza y exclusión y un empeoramiento en términos de renta y de privación que achaca al incremento generalizado de los precios y alerta de que “hay una clara tendencia a la polarización social, con peligro de que unos colectivos se queden atrás, con serias dificultades para avanzar”.
El CES destaca, no obstante, que, a pesar de los problemas, “el sistema vasco de protección social ha mantenido su cobertura en niveles comparables a los de los principales países europeos”.
Como dato positivo, la presidenta del CES vasco, Emilia Málaga, ha destacado que desciende el número de perceptores de RGI gracias a la evolución positiva que atraviesa el mercado laboral, aunque surgen “nuevos colectivos con nuevas necesidades, asociadas a la pandemia y al contexto internacional”, con mayor peso de extranjeros y pensionistas, si bien uno de cada tres beneficiarios es una persona migrante y el perfil medio del perceptor de RGI es el de una mujer de 40 años y sin estudios superiores, ha detallado.