Los avisos de grandes factorías sobre una bajada del mercado se traducen en unos números muy pobres para la industria en la parte final de 2023. El servicio estadístico vasco, Eustat, dibuja una curva prácticamente plana hasta noviembre y el INE calcula una caída de la producción del 2,3% en esos once meses. La debilidad industrial lastra el crecimiento de la economía vasca e impacta directamente en el empleo en el sector, que se resiente a partir del verano.
En el cierre del año Euskadi contaba con casi 183.000 afiliados a la Seguridad Social dedicados a actividades industriales, los mismos que en julio. El sector se topa así de nuevo con el techo anterior a la llegada del covid, que pilló a la industria vasca en números de empleo muy similares a los actuales.
Se puede decir por tanto que la actividad manufacturera ha recuperado el terreno perdido por el parón de la pandemia en 2020, pero hasta ahí. La mejoría en los últimos años resulta bastante tibia sobre todo si se compara con el acelerón del mercado de trabajo en su conjunto, que supera de sobra el listón previo al covid. 2023 ha sido el año en que Euskadi ha roto la barrera del millón de trabajadores afiliados a la Seguridad Social (1.013.000) aupándose unos 30.000 cotizantes por encima de diciembre de 2019 y con casi 19.000 más que a cierre de 2022.
Y todo ello a pesar del frenazo de la contratación en la industria en la segunda mitad de 2023, un pinchazo en toda regla consecuencia de esas dudas a nivel de pedidos que han mostrado los sectores siderúrgicos o la automoción. Con las grandes empresas asentadas en mercados exteriores, el tercer indicador que tampoco carbura son las exportaciones, que han arrastrado un 2023 muy irregular a pesar de que el último dato de octubre daba esperanzas de cara a poder cerrar el ejercicio en positivo.
Menos consumo eléctrico
Aunque tanto los datos de producción industrial como de exportaciones están muy condicionados por la energía y en concreto por la menor actividad de refino de Petronor, los grandes tractores vascos como Mercedes, Michelin, Tubos Reunidos o Nervacero notan cada uno a su nivel un cierto descenso de la demanda que anticipa un inicio de 2024 a menos revoluciones. Hay otro ingrediente que da cuenta de un 2023 tirando a frío como es la utilización de energía eléctrica por las plantas industriales vascas, que también baja hasta noviembre, según datos del Ente Vasco de la Energía (EVE).
El último termómetro del Gobierno vasco, que situaba ya en marzo a la economía vasca en zona de crecimiento suave (por debajo de 100 puntos) recoge también este enfriamiento, aunque como destaca el propio análisis del departamento de Economía y Hacienda los servicios mantienen un avance sólido y salvan el balance general del ejercicio. La previsión es que el PIB crezca por debajo del 2% en 2023.
Trasladado al mercado laboral, esa fortaleza de las actividades terciarias es la clave que empuja la contratación. De hecho, más allá de la coyuntura de los últimos meses, industria y servicios manejan dos velocidades bien distintas en los últimos años: si el mercado laboral vasco engorda a un ritmo aproximado del 2%, el número de trabajadores industriales lo hace la mitad, en torno al 1%.
Uno de cada diez puestos
Con todo, y a pesar del bajón del otoño, la industria ganó en todo 2023 algo más de 2.000 afiliados a la Seguridad Social gracias al empuje de los primeros meses del año. Es un 12% de todo el nuevo empleo generado por la economía vasca, prácticamente uno de cada diez nuevos puestos, una tasa inferior al peso de estas actividades en todo el PIB y, sobre todo, de los objetivos oficiales del Gobierno vasco (llegar a un 25% de PIB industrial).
En 2021, 2022 y 2023, los años de recuperación tras el covid, la industria ha recuperado en torno a 6.000 empleos, los mismos que perdió a causa del parón económico por el virus. Frente a ese estancamiento, el mercado laboral ha ido ganando tamaño con lo que la aportación de la actividad fabril se ha diluido casi un punto bajando al 18% del total. Los grandes servicios sociales, sobre todo la educación, la hostelería y las actividades vinculadas a la investigación y las comunicaciones son las ramas que ganan trabajadores a mayor velocidad.
En cuanto a la construcción, con lazos importantes con la industria, el clúster del sector Build:Inn apuntaba esta semana a una coyuntura actual de "crecimiento plano" muy condicionada por la subida de precios y, en lo laboral, por la falta de profesionales cualificados y dispuestos a trabajar en las obras.