Euskadi cerró 2023 con una deuda de 10.200 millones de euros, equiparable al 12,8% del PIB vasco. Se trata de la cifra más baja de todas las comunidades autónomas y se encuentra casi 10 puntos por debajo de la media del conjunto de España. Para hacernos a la idea de la magnitud real de la deuda vasca podríamos decir que aunque pueda parecer mucho, en términos macroeconómicos no lo es tanto, ya que es fácilmente asumible, y más teniendo en cuenta que el pasado ejercicio fue año récord para las haciendas vascas.
Y es que, el año pasado, las arcas públicas conjuntas ingresaron un total de 18.212 millones: 9.411 millones procedentes de Bizkaia, un 6,9% más que en 2022; 5.960 millones de Gipuzkoa, un 6,5% más; y 2.841 millones de Álava, un 4,1% más. De esta forma, el Gobierno vasco podría saldar la totalidad del préstamo solo con lo recaudado entre los siete primeros meses de 2023. Eso, claro está, tomando como referencia una media mensual homogénea a partir de la cifra global obtenida.
No obstante, existen herramientas para no tener que sacrificar la hucha pública en aras a saldar la deuda pendiente. Y una de ellas es la emisión de bonos, una oportunidad para abrir las puertas a inversores que incentiven la puesta en marcha de nuevos proyectos.
En este sentido, el Gobierno vasco acaba de finalizar una ronda de reuniones con inversores en Londres, París, Frankfurt y Munich, en la que ha presentado su próxima emisión de Bono Sostenible Euskadi, con la que prevé sacar al mercado 600 millones de euros. En palabras del Consejero de Economía y Hacienda, Pedro Azpiazu, existe “un gran apetito inversor" en este producto, del que el año pasado la emisión de 700 millones de euros que realizó el Ejecutivo vasco registró una demanda siete veces superior.
5.000 millones en deuda sostenible
Azpiazu ha encabezado una delegación del Gobierno vasco que ha viajado a Londres para mantener encuentros con la aseguradora estadounidense MetLife, Inc; la gestora de fondos de origen suizo Vontobel AM; la gestora británica especializada en renta fija BlueBay Asset Management, filial perteneciente al Royal Bank of Canada; y la firma estadounidense de gestión de inversiones ExodusPoint Capital Management. En París, se ha reunido con el grupo asegurador Allianz y la gestora estadounidense Neuberger Berman.
Además, el Viceconsejero de Finanzas y Presupuestos, Hernando Lacalle, y el Director de Economía y Planificación, Alberto Ansuategi, se han reunido con los fondos Meag, Pimco, Bayern y Ampeaga AM, en Munich; y con la banca privada Hauck Aufhaeuser Lampe y el fondo de inversión Deka en Frankfurt.
Con esta nueva emisión, la octava de este tipo, Euskadi alcanzará los 5.000 millones en deuda sostenible desde 2018. De esta cantidad total, un 69% suscitó el interés de inversores internacionales, con Alemania como primer país inversor, seguido de Francia, Holanda, Austria y Gran Bretaña. Un 16% fue adquirida por inversores estatales y el 15% restante por inversores de Euskadi.
La etiqueta de "sostenible" hace necesario contar "con un marco de financiación sostenible, que en nuestro caso está alineado con la Agenda 2030 del Gobierno", tal y como advierte Azpiazu. Es por eso que los programas susceptibles de recibir financiación son seleccionados por el Comité de Bonos de Sostenibilidad, teniendo en cuenta su grado de alineación con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
En esta presentación a inversores, Azpiazu ha planteado como proyectos elegibles a ser financiados con esta emisión de bonos sostenibles por valor de mil millones de euros, el 75% de los cuales se correspondían con proyectos sociales y el 25% restante, ecológicos. De esta forma, el Gobierno Vasco tendrá capacidad para aumentar su inversión en "vivienda asequible y acceso a servicios esenciales como son Educación y Salud", así como proyectos relacionados con "el avance socioeconómico, la generación de empleo, la energía renovable o el transporte limpio", enumera.