El Banco Central Europeo (BCE) no afloja la presión sobre las entidades bancarias y Kutxabank no escapa al deseo del regulador para seguir reduciendo la exposición de los bancos al riesgo de las participaciones en las empresas. Hace tres años Kutxabank presentó un plan de desinversiones en sus participadas que ha ido cumpliendo detalladamente, pero no es suficiente. La normativa europea endurecerá aún más la penalización sobre el índice de solvencia de los bancos en función de sus participaciones. Una vuelta de tuerca que será más exigente a partir del año que viene sobretodo con las compañías cotizadas. El caso es que Kutxabank no puede dar por resuelto este capítulo y debe seguir analizando nuevas salidas de empresas en las que tiene participación. 

Hasta ahora y en apenas cinco años, Kutxabank ha retirado sus participaciones empresariales hasta reducir el peso de éstas de un 80% de sus recursos propios computables a un 37,24% en 2020. Es decir, de 4.500 millones de euros en empresas a alrededor de 1.000 millones. En el camino han quedado las presencias en Enagás, NH Hoteles o la más reciente de Euskaltel, además de las reducciones de posición en Ingeteam, CAF o Iberdrola. Pero los deberes no se pueden dar por finalizados, el BCE a través de las denominadas normas de Basilea inició un recorrido para 'desbancarizar' la economía. Mantener presencia en empresas que cotizan en Bolsa ponderará en casi un 300% el índice de solvencia de la entidad a partir del año que viene. Kutxabank logró en el último 'test de estrés' realizado la mejor de las puntuaciones de los bancos medianos y mantener esa bandera es una necesidad para continuar escapando a las fusiones bancarias que reclama Europa, así como para evitar también la salida a Bolsa. El banco vasco es el único que ha esquivado la cotización en los parqués. La política de la entidad es clara: cautela y prudencia en las operaciones bancarias para lograr una solvencia que sea garantía de independencia y control. 

El caso es que ahora la decisión pesa sobre el 14% del capital de CAF que tiene Kutxabank, y el 1,5% de Iberdrola. Estas son dos compañías que cotizan en Bolsa, la cartera más peligrosa de cara a las peticiones de Bruselas, si bien es cierto que también es la cartera de la que se ha sacado el 20% de Euskaltel, vendido en la OPA de MásMóvil. Las participaciones en las empresas no cotizadas son el 12% de Ingeteam, el 14% de Petronor y el 15% de Ibermática. Otros movimientos ya iniciados por el banco son la venta del 31% que posee en la Torre de Iberdrola. Kutxabank ha encargado la venta de su parte de la torre a los consultores Savills Aguirre Newman. El banco vasco tiene también un 20% de Arasur, la plataforma logística de Álava, una entidad que tras pasar serios apuros vive ahora un momento dulce, con una ocupación de casi el 100% y una gran demanda de suelo logística que está atrayendo a fondos de inversión. 

Renuncia a 65 millones de euros en dividendos

La operación tiene la paradoja de que estas participaciones empresariales lejos de ser gravosas, son muy rentables para la entidad. Así, en el último ejercicio, la cartera de participaciones ha reportado unos sustanciosos 65 millones de euros en dividendos, a los que habría que renunciar. Fuentes de la entidad señalan que siempre se señala la venta de participaciones de Kutxabank cuando aportan liquidez, como ocurrió en el caso de Euskaltel, pero se olvida el esfuerzo en momentos complicados que permiten el desarrollo y crecimiento de las empresas. El caso es que para el regulador, el buen instinto inversor queda en un segundo plano, el objetivo es reducir la exposición de los bancos al riesgo empresarial.