El grupo belga VGP ha informado en una nota este jueves de que mantiene su objetivo de dedicar un uso industrial superior al 51% al que le obliga la ley en las instalaciones de La Naval. La declaración de Bien Cultural de Protección Especial por parte del Gobierno vasco no ha alterado los planes iniciales del nuevo propietario, según han informado fuentes de VGP, de forma que ninguno de los proyectos que sobrevuelan el astillero de Sestao se va a ver penalizado por esta cuestión. Los trabajos de limpieza y reforma de las instalaciones llevan tiempo en marcha y se espera que concluyan dentro de la primera mitad de 2023, momento en que ya podrán comanzar las obras para la construcción de los nuevos parques empresariales.
En estos momentos los terrenos donde se ubicaba el histórico astillero vizcaino, casi 300.000 metros cuadrados, son un ir y venir de camiones trasladando escombros y materiales que no se van a aprovechar en la nueva vida que proyecta VGP. La firma belga ha comunicado que tiene interés en que el porcentaje de suelo que se destine a uso industrial pueda ser "significativamente más alto" de ese 51% al que está obligado por la declaración de Bien Cultural, e insiste en que pretende preservar la esencia de lo que fue La Naval manteniendo al menos un parte de estas actividades industriales dentro de la órbita de la actividad naval.
VGP ha confirmado que hay un número importante de empresas interesadas en instalarse en la zona, aunque opta por mantener la discreción y no dar pistas sobre futuros proyectos concretos. "Nuestro objetivo es desarrollar el parque de La Naval con proyectos sólidos generadores de empleo", ha dicho el ahora responsable del proyecto de VGP en Sestao, Javier Angulo, ex director de La Naval.
Angulo ha señalado también que la tramitación y concesión de licencias a las empresas que se ubiquen en el parque se está realizando de la mano de las instituciones vascas, descartando también en ese sentido que la declaración de Bien Cultural haya forzado un cambio de cintura. Dicha declaración protege, en concreto, dos diques secos y cuatro grúas emblemáticas de lo que fue el pasado de la compañía de Sestao y, además, dos grupos de naves y un edificio de oficinas y comedores, además de la pasarela que conecta las instalaciones con las primeras viviendas del municipio sobre las vías del tren.