Ya lo anunció Díez de Ulzurrun en mitad de su polémica conferencia en la Cámara de Comercio de Bilbao, pero las palabras sobre el gasoducto de Argelia y el gas de Subijana se impusieron en unas declaraciones de las que Enagás se desmarcó. Enagás ya está preparándose para el invierno recurriendo a su mayor depósito de gas de toda España, el antiguo yacimiento submarino de Gaviota. El pozo frente a Matxitxako sigue acumulando gas en un espacio que será fundamental para que el país garantice su abastecimiento con un objetivo: llenar al 100% el depósito submarino.
Un objetivo que viene marcado por la guerra, pero al que la firma se está acercando a un muy buen ritmo: en el mes de junio la firma ha inyectado en el depósito submarino 810 millones de KWh, el equivalente al consumo anual de 810.000 hogares. Una cifra tremendamente elevada en un mes en el que el balance neto de inyección de gas ha sido positivo en 28 de 30 días.
La guerra ha obligado a un cambio de paradigma que se percibe perfectamente si se comparan los datos de este mes de junio con el mismo mes del año pasado: en aquel mes el depósito recibió apenas 153 millones de KWh. O lo que es lo mismo: la introducción de gas en el yacimiento se ha quintuplicado con respecto a 2021 en un movimiento que permite garantizar el suministro y almacenar gas a un precio que probablemente sea mucho más barato que el que se pague en un otoño que se prevé complicado en el capítulo inflacionario.
De hecho, este año se lleva reservando gas desde marzo buscando ese objetivo de colmatar Gaviota hasta su máxima capacidad. Por lo pronto, la capacidad, a estas alturas de año, ya es superior a la existente en diciembre de 2021 cuando quedan por delante dos meses sin gran demanda de gas.
El suministro, la clave del otoño
Esta cuestión en la que está trabajando Enagás, el almacenamiento energético, es la clave que puede definir la evolución económica a partir de otoño. Así al menos lo cree Joseba Barandiaran. El vicepresidente del Colegio de Economistas aseguraba este domingo precisamente que la clave que va a dictar el nivel de inflación y la desaceleración económica va a ser precisamente esto: el suministro energético, una llave que depende de Rusia en el conjunto de Europa y en el que España puede jugar un papel.
Precisamente la disponibilidad y el precio del gas es uno de los problemas que están enfrentando empresas como la siderurgia, con una importante dependencia del gas en su producción y que ha recibido como "una tirita" para su "hemorragia" económica las ayudas que ha ofrecido el Gobierno central a las industrias gasintensivas.