El sabio refranero recoge un dicho popular muy ligado a aquello de "prometer y meter". Algo parecido le ha pasado a unos sindicatos que ayer se toparon de sopetón con una ronda de despidos histórica para terminar de sepultar a Siemens Gamesa. La eólica de Zamudio, que había perdido poder de decisión, rentabilidad y, sobre todo, dinero -más de 2.000 millones de euros en los últimos dos años y medio-, comunicó este jueves a los empleados que despedía a más de 2.900 trabajadores de todo el mundo, de los cuales 475 serán empleos en España.
La amenaza que Gobierno vasco y empresa negaron por activa y por pasiva se materializa ahora y lo hace como una parte del plan Mistral, la hoja de ruta trazada por la firma vasca meses atrás para recuperar la rentabilidad. La noticia la recibió el comité europeo de Siemens Gamesa a las 13:45 horas para que la plantilla, apenas cinco minutos después, se encontrase con un correo electrónico de Jochen Eickholt con una medida dura, pero que lo será más en otros países como Dinamarca.
El anuncio a sindicatos, trabajadores y medios de comunicación no detalló cómo se iban a repartir esos despidos en una comunidad autónoma, Euskadi, que acapara a uno de cada seis empleados de la antigua Gamesa en España. La firma plantea ahora una negociación comité a comité que se prevé larga, aunque el proceso de reestructuración de plantilla es algo que la compañía no espera tener resuelto hasta finales del ejercicio 2024.
Ese proceso de negociación de despidos puede ser una de las claves para los despidos vascos. La fama de combativo le precede al comité de la firma en Asteasu, capitaneado por Josu Zubillaga (LAB) y donde se prevé una negociación más caliente, que se suma a los conflictos que ya se están produciendo en otras empresas como Ibermática o sectores como el metal de Bizkaia. La sorpresa se ha expandido en una factoría con un importante papel industrial, pero también en el conjunto de un comité que en ningún momento esperaba una reducción de paro tan drástica y con tan poco margen de reacción.
Los sindicatos estudian ahora qué plan de acciones acometer, pero la prudencia será la clave antes de sentarse a negociar más allá de la 'excepción vasca' de LAB. Aquí tanto ELA, como UGT y CCOO tienen pendiente de aclarar qué estrategia van a seguir. El objetivo sigue siendo evitar los despidos y tratar de que, de producirse, no sean "dramáticos", pero ahora las propias centrales han querido hacer una pausa para conocer el detalle de la noticia y, a partir de ahí, decidir qué acciones emprender.
Las movilizaciones, como no podía ser de otra forma, están encima de todas las mesas sindicales. Sin embargo, el primer movimiento ha sido pedir la reunión de la mesa de empleo de Gamea con el objetivo de ponerse a trabajar en hacer un análisis conjunto que fortalezca la unidad de los sindicatos y permita llevar una propuesta común a la compañía, sobre la que pesa el hartazgo entre los trabajadores por un negocio que solo ha dado pérdidas en los últimos años, con más de 2.000 millones de euros en negativo en las arcas de Gamesa.
Tras esa reunión nueva con la dirección debería dar comienzo un proceso negociador con la empresa de dos años que también da cierta tranquilidad a las centrales por cerrar un acuerdo mejor. En contra de ese 'holgado' calendario está la OPA de Siemens Energy, que puede suponer subir un escalón más en una negociación que ya no se haría con Jochen Eickholt, sino con Andreas Nauen, el CEO de Siemens Enegy. Sea como sea, la consigna sindical pasa por esperar un rato sin desesperar.