Ibermática paraliza la negociación del convenio hasta que se retire la amenaza de huelga
El clima laboral en la tecnológica vasca sigue empeorando y la empresa supedita una oferta mejor a que se suspenda la jornada de paro prevista en octubre
30 septiembre, 2022 05:00Crece la tensión laboral en Ibermática, con el convenio paralizado en estos momentos tras las asambleas de trabajadores celebradas el pasado viernes y que desembocaron en la aprobación de una jornada de huelga en octubre. Dicha jornada de paro aun no tiene fecha pero la primera reacción de la dirección de la tecnológica guipuzcoana ha sido condicionar nuevos avances en la mesa negociadora a que se retire la huelga.
La situación del convenio es de estancamiento. El comité ya organizó una primera concentración de protesta antes del verano, una dinámica de movilizaciones a la que ahora se añade un peldaño más con la organización de una jornada de paro prevista para octubre. Dicha movilización fue aprobada en las asambleas organizadas la pasada semana en los distintos centros de la compañía, que rechazaron mayoritariamente la última propuesta de la empresa.
Este miércoles el comité intercentros y la dirección de la tecnológica con sede en Donostia volvieron a verse las caras ya con la tramitación de la huelga en marcha, en la que no hubo avances. De hecho la situación se ha enquistado ya que la empresa plantea que puede ofrecer una mejor propuesta en una próxima reunión el 7 de octubre, pero solo con la condición de que se paralice la tramitación de la huelga. "Su amenaza de que si no desconvocamos la huelga no negocian es incongruente con su deseo de firmar el convenio cuanto antes", señala el comité intercentros en una nota publicada en redes sociales.
A contrarreloj por Ayesa
Como avanzó 'Crónica Vasca', la inquietud entre la plantilla crece no solo por la situación del convenio, también por la incertidumbre en torno al nuevo propietario, la sevillana Ayesa. La ingeniería andaluza no se ha implicado en las negociaciones del convenio por ahora, pero sí es un ingrediente que obliga a las partes a cerrar las nuevas condiciones laborales cuanto antes para tener encarrilado el capítulo laboral antes de que Ayesa coja oficialmente el timón de la compañía.
En ese sentido el horizonte temporal que se barajaba para el nuevo convenio era de cuatro años, y de hecho era uno de los puntos que dirección y comité ya tenían medio apalabrado. Sin embargo tras la entrada en escena de Ayesa la dirección ha bajado ese periodo de vigencia a dos años, hasta diciembre de 2023, lo que ha encendido las alarmas entre la plantilla en relación a las intenciones de la nueva propiedad.
De momento por tanto no hay programada realmente una siguiente cita negociadora, ya que la del 7 de octubre está supeditada a que se retire la huelga y desde el comité se asegura que la convocatoria sigue en pie y que no se suspenderá mientras no haya una oferta convincente por parte de la dirección. Las espadas siguen en alto en una de las empresas clave del tejido económico vasco, con más de 4.000 trabajadores y planes de expansión a corto plazo, de manera que solo un cambio de rumbo drástico en la negociación evitaría una escalada en la movilización laboral.