En un proceso de asentamiento para Basquevolt y con un séptimo accionista dentro de la compañía alavesa, la firma encara ahora la etapa de hacer realidad el sueño de Michael Armand: escalar el modelo de baterías en estado sólido a nivel industrial. Algo para lo que la idea nacida en el CIC Energigune, labrada en años de investigación, ya tiene una 'spin-off' con capital y con socios industriales dispuestos a invertir para hacer realidad una factoría que aspira a acaparar un 10% del mercado de la automoción europea y consumir más electricidad que toda la ciudad de Vitoria.
Una vez resuelto el (primer) PERTE de automoción, ese es el principal desafío: empezar a producir baterías. El objetivo pasa por poner en marcha una línea piloto de producción en 2025 para empezar a comercializar las baterías en 2027 tras una inversión de 700 millones de euros y la creación de 800 puestos de trabajo. En 2029 es cuando se espera alcanzar el pico de producción de la factoría, que tendrá que buscar una ubicación desde la que consumir 500 MW, algo nada sencillo.
A partir de ahí será el momento de buscar clientes para la iniciativa. Es seguro el suministro a Mercedes, pero Francisco Carranza ya aseguró en este periódico que se hablará con otros agentes del sector de la automoción. Además, el CIC Energigune trabaja en la electrificación a todos los niveles, llegando hasta el ámbito de la aviación con baterías también sólidas mediante el proyecto HELENA. Y en ese papel de desarrollo de negocio el Gobierno vasco juega un papel fundamental: el Ejecutivo es accionista no solo a título gubernamental, sino que también ha invertido en la 'spin-off' a través de Gestión de Capital Riesgo de Euskadi, la gestora de fondos de inversión públicos dependiente de la SPRI.
En ese papel del Ejecutivo, Lakua ha decidido incluir en sus presupuestos una inversión de 14 millones de euros para Basquevolt en 2023. Un movimiento que supondrá otro espaldarazo a la iniciativa que lidera Francisco Carranza y de los que siete millones están destinados a una ampliación de capital para que la firma alavesa siga aumentando su músculo financiero para invertir en personal, suministros e instalaciones. Así viene recogido en el borrador presupuestario del Gobierno vasco para 2023, inmerso ahora en una negociación sin grandes visos de acuerdo con la oposición. Fuentes de Desarrollo Económico consultadas por este periódico señalan que los otros siete millones presupuestados estarán destinados a la adquisición de tecnología en una empresa donde tiene precisamente en la tecnología su factor diferencial.