Fin de la historia. Gamesa cotiza este martes por última vez en el Ibex antes de abandonar el selectivo español por la OPA de exclusión de Siemens Energy. Acaba así una andadura de 22 años para la eólica de Zamudio tras haberse hundido en una espiral de miles de millones de pérdidas que forzó a la matriz y principal accionista de la empresa a tomar cartas en el asunto para frenar el declive de una de las joyas de la corona empresarial vasca.
En aquel entonces presidía la empresa un Iñaki López Gandásegui que ya demostró entonces una madera empresarial única. El empresario de Bermeo consiguió que la empresa pasase en siete años de cotizar a 4,20 euros a 36 y metió a la empresa en el Ibex apenas un año después de salir a Bolsa. Una historia de éxito que hizo que luego Patxi López quisiese contar con él como consejero de Industria en el Gobierno vasco, pero no pudo ser.
Gamesa se expandió entonces como la pólvora: llegó a Estados Unidos en 2002 -más tarde Obama llegaría a poner a la eólica vasca como un ejemplo a seguir-, empezó a adquirir firmas por el camino, se expandió por los cuatro costados del mundo y consiguió hacer de la firma un líder en renovables. Diez años después de la salida de Gandásegui -para hacer su propio camino con la división aeronaútica de Gamesa en una potentísima Aernnova- el buen desempeño de la eólica de Zamudio captó la atención de Siemens, que llegó a la empresa con ganas de reimpulsar un valor que a su llegada cotizaba a 18,60 euros después de que el boom de las renovables hubiese pinchado algo.
La senda, sin embargo, no pudo ser mejor hasta antes de la pandemia: en 2019 llegó a duplicar las ganancias de 2018 y se embolsó 140 millones de beneficio neto en su año fiscal. Sin embargo, desde entonces la empresa no ha levantado cabeza: a sus espaldas 2.300 millones de pérdidas en los tres últimos años que ni siquiera las primeras medidas del plan Mistral consiguió frenar con operaciones como la venta de la promotora de renovables a SSE o la política de repercusión de costes en los precios.
Ese desastre financiero también ha tenido su reflejo precisamente en su cotización bursátil. De los 37,21 a los que llegó cotizar el título de Gamesa a comienzos de 2021, la empresa saldrá del Ibex valorada en 18,05 euros por acción por la propia matriz. Dicho de otra forma: el valor de la empresa ha caído un 52% en menos de dos años en el free float y valen medio euro menos que cuando llegó Siemens.
Ahora al programa de ajuste en la firma se le ha dado otra marcha extra con la OPA, un nuevo plan de despidos y la venta de las plantas vascas. Cuando se anunció la OPA, en declaraciones a 'Crónica Vasca', el exviceconsejero de Industria Xabier Garmendia era rotundo: "De ser una filial, la antigua Gamesa se ha convertido en un centro de costes, en un coste de producción. Y cuando esto ocurre, las decisiones empiezan a tomarse con más frialdad, usando exclusivamente la cabeza".
Ahora ese desacoplamiento se lleva más de 2.000 millones en pérdidas, una inversión de 4.000 millones de euros para Siemens Energy -en parte obtenida de préstamos participativos y en parte de financiación bancaria- y una capitalización reducida a la mitad. Una catástrofe a la que se suma la judicialización de la OPA acometida por un fondo americano minoritario en la empresa que ultima un recurso contra la operación ante la Audiencia Nacional asegurando que el valor de la empresa es superior a lo ofertado por Siemens. A su favor juega una estimación de Crédit Suisse tras el anuncio de la OPA que valoró en 22 euros las acciones de la empresa.
Avanza la venta de las plantas vascas
Mientras todo esto sucede, el proceso de venta de las plantas de multiplicadoras y generadores, que incluye los dos centros productivos vascos de la eólica de Zamudio, va cogiendo velocidad. Son ya varias las ofertas que tiene Gamesa encima de la mesa, pero destaca la de la alemana ZF, cuyo interés ha estado ahí desde el primer minuto en el que se empezó la operación de venta. Una empresa con plantas dedicadas a esa misma actividad desparramadas por toda España, cuya filial nacional -y no es una cuestión baladí- está domiciliada en Bizkaia y que figura entre las mejores posicionadas para colocar los activos que quiere externalizar la firma.
Una oportunidad más para pactar los despidos
En cuanto a la negociación de los despidos de la eólica en España, este lunes tenía lugar la última reunión de la mesa de empleo. Sin embargo, parte social y dirección acordaron ayer extender la negociación hasta una última reunión el 21 de diciembre. Horas antes, ELA había asegurado en Navarra que la voluntad de la empresa no era negociadora, pero finalmente sí ha habido pacto para prolongar la negociación de las salidas.