Primera huelga convocada por unanimidad en Kutxabank, primera también para la totalidad de la plantilla conformada por más de 3.500 trabajadores y primera, por último, para Antón Arriola, el nuevo presidente de la entidad bancaria vasca. Este viernes los trabajadores del gigante bancario vasco secundan una huelga que, pese a numerosos intentos por parte de la compañía de que no saliese adelante, finalmente lo ha hecho.
Y lo ha hecho a pocos meses de que Kutxabank se someta al test de estrés de la Agencia Bancaria Europea. Un mecanismo de control de las autoridades comunitarias que evalua la capacidad de resistencia al escenario adverso de las entidades seleccionadas cada año. En este caso, además de la vasca Kutxabank, Abanca, Caixabank y Unicaja, serán también sometidas a esta prueba. Estos test de estrés tratan de evaluar, en particular, si las reservas de capital que tienen los bancos son suficientes para resistir a choques económicos particularmente severos. Tal y como avanzó la institución europea, esta vez el escenario preparado es el más duro de los que hasta ahora se han planteado, según la misma no porque sea un escenario probable, sino para tener un conocimiento más profundo de los posibles riesgos.
Así, este 'escenario adverso', girará en torno a una alta inflación y a un mayor incremento de los tipos de interés, por lo que se contemplaría una caída del PIB del 5,4% en España. En ese mismo escenario adverso, la inflación subiría un 13,7% - siendo del 9,6% en 2023, del 2,4% en 2024 y del 1,3% en 2025-. La tasa de paro en España subiría del 12,8% en 2022 al 18,5% en 2025, un incremento de 5,6 puntos porcentuales; y el precio de la vivienda caería un 19,4% en España. Todo un marco 'ficticio' para saber cómo actuaría la compañía vasca en ese caso.
Problemas y soluciones
Inmersa en una evaluación europea afronta Kutxabank la huelga de este viernes; paro con el que la pantilla -formada por más de 3.500 trabajadores- pretende negociar con la banca vasca la solución de una serie de problemas que tal y como han asegurado han provocado una situación "insostenible y límite"; pero que la banca vasca ha intentado abordar en los últimos días de cara a este viernes.
Entre los problemas que han enumerado los sindicatos, destaca la presión comercial desmedida. Entre 2014 y 2022, según fuentes sindicales, se han cerrado 293 oficinas y la plantilla de la entidad bancaria vasca ha disminuido en 1448 personas. Hasta ese 2014 las tres cajas contaban con alrededor de 5.000 empleados y solo en BBK eran en torno a 4.000 en 2011. En la actualidad, la plantilla, han añadido, ronda los 4.000 trabajadores, de los que en torno a 300 son temporales. Y, han recordado, que en 2022 hubo 180 jubilaciones pero solo se incorporaron 78 nuevos empleados.
Ante estos datos la compañía anunciaba este miércoles que este año contratará a 75 personas con la intención de reforzar la red de oficinas y los servicios personalizados. Este movimiento se enmarca en el tradicional proceso anual de selección de profesionales para nuevas incorporaciones a la plantilla del banco. Así, tal y como ha asegurado la plantilla, desde 2020 ha “fichado” a 285 personas. Negando así los datos de los sindicatos y cifrando el número de los empleados en 5.300.
Otro de los problemas, que la plantilla enumeraba era la subida salarial anunciada por la empresa del 5,25%. Subida que, si bien supone la más alta dentro del sector bancario, se ha tomado por la parte sindical como "un movimiento unilateral impuesto por la empresa; no negociado, ni acordado, porque de hecho, no quieren negociar”. Subida que se tomaba tras cinco reuniones previas con las centrales sin acuerdo, "hay una deriva muy autoritaria de la empresa que está funcionando como caldo de cultivo para el descontento generalizado en la empresa". De esta manera, el convenio firmado, que está en vigor para el periodo 2021-2024, fijaba para este año una subida del 1,5%,que ya se ha aplicado en enero, y ahora la empresa lo incrementará en un 3,75% lo que supondrá un aumento total del 5,25%.
Los sindicatos también señalan como problemas la fuga de talento que se está dando en la entidad y el aumento de las agresiones verbales, e incluso físicas, en oficinas van en aumento, muchas veces por “la falta de recursos para poder atender adecuadamente a la clientela”. Agresiones que llegan incluso a ser más peligrosas en los casos en los que solo hay una persona en la oficina, trabajador que no cuenta con conocimientos para actuar en caso de riesgo.