Sabino Arrieta, el millonario vasco que iba para cura y obró el milagro de Sidenor

Iba para cura, pero a día de hoy amasa una fortuna de 195 millones de euros, lo que lo convierte en uno de los nombres de oro de la lista Forbes. Sabino Arrieta obró el milagro de reflotar Sidenor. Además impulsó la creación de la Ertzaintza, protagonizó una de las mayores operaciones inmobiliarias de Miami y fue acusado de pagar el impuesto revolucionario que imponía ETA a las empresas vascas.

El sexto de nueve hermanos, Sabino Arrieta nació en 1952 en Bilbao. Después de estudiar para cura en el seminario de los Jesuitas de Derio, se licenció en Económicas en la Universidad de Deusto. Siguiendo los pasos de su padre, director de una sucursal del Banco de Bilbao, Sabino comenzó a trabajar en una pequeña empresa antes de dar el salto a la banca. Primero en una sucursal bancaria en el Banco Industrial de Bilbao y después como responsable de la oficina del Banco de Gredos en la capital vizcaína. 

Fábrica de Sidenor en Basauri. / EFE

De la banca, saltó a la política de la mano del PNV. En 1984 entró en el Gobierno vasco, liderado en aquel momento por el lehendakari Ardanza, y se convirtió en la mano derecha del consejero de Interior, Luis María Retolaza, como nuevo viceconsejero de Administración y Planificación. Desde esta posición impulsó la fundación de la Ertzaintza.

Posteriormente, Arrieta comenzó su carrera como empresario. Una carrera que posteriormente ha sido cuestionada por presuntas irregularidades, y en la que los fracasos dieron paso a grandes éxitos. Una de sus operaciones más destacadas fue la compra, en 1995, de la acería Acenor, un conglomerado de fábricas que vivían sus horas bajas en los tiempos de la reconversión industrial. El ex viceconsejero pagó por ella 13 millones de euros y diez años después, en 2005, vendió la compañía, rebautizada como Sidenor, por 443,8 millones de euros a la empresa brasileña Gerdau.

El rascacielos Brickell House, en Miami.

Operaciones inmobiliarias

Otra de sus principales fuentes de ingresos es la procedente de sus activos inmobiliarios. A través de su grupo Invivas, compró edificios en Hamburgo y Frankfurt e incluso montó una fábrica de chorizo y salchichón españoles en Gloversville, en el estado de Nueva York. También al otro lado del charco, en 2017, en Brickell, el distrito financiero de Miami, adquirió, por 4,39 millones de euros (5,2 millones de dólares), la planta baja de Brickell House, un rascacielos de 46 pisos y 155 metros de altura.