La pérdida de músculo industrial no deja de ser un fenómeno conocido y común a la mayor parte de territorios de Europa, pero poner números ayuda a valorar en qué situación real está Euskadi en relación al resto. Y estos días Fedea y BBVA han hecho público un informe con una detallada serie histórica que, aunque confirma que la industria vasca sigue por delante del resto de comunidades autónomas, deja claro también lo rápido que ha mutado la vieja sociedad industrial hacia una economía de servicios.
Lo más significativo es cómo ha cambiado la penetración social de cada ramo de actividad. En 1974, año cumbre para la industria vasca, Euskadi contaba con 326.000 personas trabajando en fábricas (eran los años dorados de los Altos Hornos de Vizcaya, por sí misma rondando los 15.000 empleados, o de los astilleros Euskalduna o La Naval), no muy lejos de la mitad de la población ocupada que había entonces.
La situación actual en cambio es la inversa, con muchas menos personas trabajando en la industria (el informe da la cifra de 179.000 ocupados en 2021, algo más baja que la de Eustat) a pesar de que el volumen total de trabajadores es bastante mayor. Euskadi conservaría respecto a ese pico de 1974 el 55% de sus metalúrgicos a pesar de que en estos cincuenta años la población total ha crecido en 200.000 personas, más o menos, con un incremento del mercado de trabajo también en esa misma cantidad.
En definitiva, si en los años 70 la industria daba trabajo a cerca de la mitad de la población en edad y disposición de trabajar ahora el porcentaje a duras penas alcanzaría el 20%. Los servicios duplican desde entonces su aportación a la contratación hasta más de medio millón de trabajadores mientras la construcción, agotado el boom de la década de 2000, retorna a niveles muy similares a los de hace cinco décadas.
Euskadi aguanta mejor
Pero el deterioro del sector industrial vasco es, con todo, menos profundo que en el resto de España. El informe de Fedea y BBVA sitúa el peso actual de la economía industrial sobre el total del PIB en el 21-22%, diez puntos más que la media de España y cinco puntos más que un competidor natural como es Cataluña.
¿Cuánto se ha bajado desde la edad de oro? La evolución varía mucho lógicamente en función de si se hace la comparativa con el PIB nominal o con el real, es decir, tomando como referencia los mismos precios. La riqueza que generaban las fábricas vascas en 1974 superaba el 40%, por lo que en el caso del primer parámetro la bajada habría sido a la mitad. Pero si se mide la riqueza a precios constantes (PIB real) la pérdida es menos acusada, pasando de un 33% de PIB industrial al actual 21%.
Y en ese trayecto ha habido reconversiones, huelgas, deslocalizaciones y un sinfín de episodios con un saldo final de claro perjuicio hacia los grandes tractores empresariales. Empujan por otro costado las actividades modernas como el turismo y, pegado a este, el comercio y la hostelería, que siguen por su parte una hoja de ruta también particular en Euskadi. Aunque van a más, lo cierto es que la apuesta política por este tipo de actividades terciarias presenta particularidades respecto a otras comunidades más expuestas al turismo de sol y playa y que han mirado menos por preservar su industria como motor del empleo.
El propio sector industrial lleva años inmerso en su propia transformación con la entrada en escena de nuevos actores en sectores inéditos en los setenta como el aeronáutico, las telecomunicaciones, la biotecnología o las renovables.